COLECCIÓN
CONCIENCIA GLOBAL
LIBROS PARA UN NUEVO PARADIGMA
SEXO,
ECOLOGÍA,
ESPIRITUALIDAD
EL ALMA DE LA EVOLUCIÓN
SEGUNDA EDICIÓN REVISADA
KEN WILBER
Título original: Sex, Ecology, Spirituality: The Spirit of Evolution
Traducción: Miguel Iribarren
Diseño de cubierta: Rafael Soria
© Ken Wilber, 1995, 2000
Publicado por acuerdo con Shambhala Publications, Inc.
Horticultural Hall, 300 Massachusetts Avenue, Boston, Massachusetts (EE.UU.)
De la presente edición en castellano:
© GAIA Ediciones, 1996
Alquimia, 6 - 28933 Móstoles (Madrid) - España
E-mail: alfaomega@alfaomega.es
www.alfaomega.es
Primera edición E-Book: octubre de 2011
I.S.B.N.: 978-84-8445-390-1
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
ÍNDICE
PREFACIO
A LA SEGUNDA EDICIÓN, REVISADA
La génesis de S EXO, ECOLOGÍA, ESPIRITUALIDAD
Sexo, ecología, espiritualidad fue el primer libro teórico que escribí casi diez años después de los sucesos descritos en Gracia y coraje. Completé el libro anterior, Transformations of consciousness (escrito con Jack Engler y Daniel P. Brown), en 1984; escribí Gracia y coraje en 1991; y seguidamente me dispuse a escribir un libro de psicología que llevaba varios años planeando. Tenía pensado darle el nombre de System, self, and structure, pero, de algún modo, parecía que nunca conseguía escribirlo. Determinado a completarlo, me senté y empecé a transcribir la obra en dos volúmenes, y entonces me di cuenta, conmocionado, que cuatro de las palabras que había usado en el primer párrafo ya no eran admitidas en el discurso académico (desarrollo, jerarquía, trascendental y universal). Esto, evidentemente, constituía un considerable obstáculo en mi intento de escribir el libro, y System, self, and structure volvió, una vez más, al estante. (Recientemente he publicado un versión abreviada de él con el título Psicología integral.)
En esos diez años en los que no escribí había ocurrido un hecho al que no había prestado suficiente atención, y era que el posmodernismo extremo había invadido completamente los círculos académicos en general y los estudios culturales en particular: incluso las universidades e institutos alternativos estaban hablando en idioma posmoderno con cierto acento autoritario. Los políticamente correctos determinaban qué tipo de discurso serio se podía expresar, o no expresar, en los círculos académicos. El relativismo pluralista era la única visión aceptable del mundo. Afirmaba que toda verdad está situada dentro de una cultura (excepto su propia verdad, que es cierta para todas las culturas); también declaraba que no hay verdades universales (excepto sus propios pronunciamientos, que trascienden los contextos específicos); reivindicaba que todas las jerarquías o categorías de valor son opresivas y marginalizantes (excepto sus propias categorías de valor, que son superiores a sus alternativas); y también se afirmaba que no hay verdades universales (excepto su propio pluralismo, que es universalmente cierto para todos los pueblos).
Las desventajas del posmodernismo extremo y del relativismo pluralista son ahora bien conocidas y ampliamente admitidas, pero cuando yo estaba intentando escribir System, self, and structure, se creía que este sistema era el Evangelio, y sus postulados eran adoptados religiosamente igual que éste, haciendo que cualquier tipo de estudio evolutivo o trascendental fuera declarado anatema. Por tanto, dejé a un lado System, self, and structure y empecé a preguntarme cuál sería la mejor manera de proceder, sintiéndome bastante como un salmón, que primero tenía que nadar contracorriente para poder divertirse un poco.
Pero hasta el momento sólo me he referido a las desventajas del posmodernismo y del relativismo pluralista. Sus beneficios y aspectos positivos son igualmente amplios y numerosos, y también merecen ser escuchados. Como he tratado de sugerir en diversos lugares (por ejemplo, en The marriage of sense and soul, Integral psychology y A theory of everything), el relativismo pluralista en realidad es un gran logro evolutivo surgido de los niveles de conciencia postformales que despliega una serie de verdades muy importantes. («Posformal» hace referencia a los estadios cognitivos que están inmediatamente más allá de la racionalidad lineal o del pensamiento formal operacional. Así, el desarrollo cognitivo va pasando del estadio sensoriomotor al preoperacional, al operacional concreto, al operacional formal, a la cognición posformal y posiblemente a otras modalidades superiores [véase seguidamente]. También me he referido a la cognición posformal como visión-lógica o reticular-lógica —Gebser la llama integral-aperspectival—, y es la visión-lógica la que impulsa lo mejor del posmodernismo.)
Como sugerí en aquellas publicaciones, las verdades del posmodernismo incluyen el constructivismo (el mundo no sólo es una percepción sino una interpretación); el contextualismo (todas las verdades dependen del contexto, y los contextos son ilimitados); y el aperspectivismo integral (finalmente no hay ningún contexto privilegiado, de modo que una visión integral debería incluir múltiples perspectivas; pluralismo; multiculturalismo). Todas estas verdades importantes pueden derivarse de los primeros estadios de la visión-lógica posformal, y el posmodernismo es, en el mejor de los casos, una elucidación de su profunda importancia.
En particular, los primeros estadios del operacional concreto (que sustentan una visión del mundo llamada «participación mítica») y del operacional formal (que sustentan una visión del mundo llamada «formalismo universal») tienen limitaciones y debilidades inherentes, y dichas limitaciones, cuando son presionadas hacia la acción social, producen diversos tipos de jerarquías sociales rígidas, de visiones del mundo mecanicistas que ignoran el color local, y de pronunciamientos universales sobre los seres humanos que violan las ricas diferencias existentes entre culturas, pueblos y lugares. Pero cuando la conciencia evoluciona del nivel formal al posformal —y por tanto pasa del formalismo universal al relativismo pluralista— estos múltiples contextos y tejidos pluralistas surgen al primer plano. El postmodernismo ha pasado buen parte de las últimas dos décadas tratando de deconstruir las jerarquías rígidas, los formalismos y los esquemas opresivos que son inherentes a los estadios preformales y formales de la evolución de la conciencia.
Pero el relativismo pluralista no es en sí mismo la ola más elevada del desarrollo, como numerosos estudios han mostrado consistentemente (véase Psicología integral). Cuando la visión lógica madura hacia sus fases medias y tardías, el relativismo pluralista da lugar progresivamente a modos de conciencia más holísticos, que empiezan a entretejer las voces pluralistas en preciosos tejidos de intención integral. El relativismo pluralista da lugar al integralismo universal. Mientras que el pluralismo libera las diversas voces y múltiples contextos, el integralismo universal empieza a unificarlos en un coro armonizado. (El integralismo universal se alza de este modo en el límite de otros desarrollos aún superiores, que despliegan directamente los reinos transpersonales y espirituales, desarrollos en los que el mental posformal da lugar al posmental o supramental.)
Página siguiente