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Jan Kjærstad - El seductor

Aquí puedes leer online Jan Kjærstad - El seductor texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2015, Editor: LIBRANDA OTROS, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

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Jan Kjærstad El seductor
  • Libro:
    El seductor
  • Autor:
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    LIBRANDA OTROS
  • Genre:
  • Año:
    2015
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EL SEDUCTOR

Jan Kjærstad

Traducción de Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo

Esta obra ha sido publicada con una subvención de la Dirección General del - photo 1
Esta obra ha sido publicada con una subvención de la Dirección General del - photo 2

Esta obra ha sido publicada con una subvención de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Cultura para su préstamo público en Bibliotecas Públicas, de acuerdo con lo previsto en el artículo 37.2 de la Ley de Propiedad Intelectual.

Título original: Forføreren

© H. Aschehoug & Co. (W. Nygaard) AS, Oslo

© de la traducción: Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo

Edición en ebook: abril de 2015

© Nórdica Libros, S.L.

C/ Fuerte de Navidad, 11, 1.º B 28044 Madrid (España)

www.nordicalibros.com

ISBN DIGITAL: 978-84-16112-99-9

Diseño de colección: Filo Estudio

Corrección ortotipográfica: Toni Montesinos y Ana Patrón

Maquetación ebook: Caurina Diseño Gráfico

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Jan Kjærstad

(Oslo, 1953)


Novelista noruego. Se graduó en la Escuela noruega de Teología. Desde su debut literario en 1980 se ha distinguido como uno de los autores más populares, cosmopolitas e innovadores de su país, y también como un teórico literario respetado y activo participante en los debates culturales sobre lo que significa ser noruego. Gran viajero, vivió dos años en Harare, Zimbabwe. Kjærstad fue editor de la revista literaria, Vinduet, a finales de 1980. Formó parte de una generación que rompió con las tendencias realistas y sociales que habían sido frecuentes en la literatura noruega en la década de 1970. Para él la literatura no refleja la realidad, es la realidad; la escritura aporta algo nuevo a la existencia. El oficio de escribir ofreció al niño tímido que fue la oportunidad de expresarse, una forma de mantenerse un poco al margen y al mismo tiempo participar.

Sus libros han sido traducidos al inglés, francés, alemán, danés, sueco y húngaro, entre otras lenguas. En 2001 recibió el Premio de Literatura del Consejo Nórdico por su novela Oppdageren, última parte de la trilogía que comienza con El seductor.

PRÓLOGO DEL EDITOR

N o vamos a ocultar el hecho de que la novela que el lector tiene en sus manos en este momento provocara bastantes dolores de cabeza al jurado del gran premio de la editorial a la mejor novela biográfica. El manuscrito no sólo tenía el carácter más contemporáneo, y sobre todo más controvertido de todos los manuscritos recibidos, sino que, además, cuando tras largas deliberaciones el jurado decidió premiar esta novela y abrió el sobre con el nombre, descubrió que el autor era anónimo y que un posible premio en metálico, además de los honorarios de autor, deberían ingresarse en la cuenta bancaria de una pequeña pero conocida organización humanitaria.

Si con independencia de la cuestión relativa a la calidad literaria de esta novela, la editorial se ha visto obligada a considerar la posibilidad de editar o no el manuscrito en forma de libro, en igualdad de condiciones con los otros dos galardonados, se ha debido, claro está, a los extraordinarios y muy comentados eventos en los que se basa esta novela, y aún más, a las funestas consecuencias finales de los mismos (no mencionadas, por cierto, en la novela). El que la novela esté ahora aquí constituye en gran parte una advertencia de que la libertad de expresión está reconocida en la Constitución noruega. No obstante, con el fin de anticipar un debate innecesario, no queremos dejar de señalar que los asesores jurídicos de la editorial han revisado el manuscrito, y como una serie de nombres coinciden con nombres reales, hemos facilitado el mismo a las personas que podrían sentirse molestas u ofendidas por su contenido. La editorial desea recalcar que todas esas personas —bien es verdad que con razonamientos bastante diferentes, sorprendentes en parte— han dado su consentimiento para que el libro se edite.

Aunque lo que sigue se basa en datos biográficos, cuya veracidad cualquiera puede comprobar, se trata sin lugar a dudas de una novela, con todas las libertades y posibilidades propias de este género. La editorial desea subrayar que el contenido al fin y al cabo son ficciones, cuya «verdad» deberá decidir el propio lector.

Una breve nota final: varios miembros del jurado señalaron cierta inconsistencia lingüística en el manuscrito. Sin embargo, la editorial ha optado por no hacer ningún cambio en el texto, excepto corregir simples erratas. Esto no se debe al hecho de que el autor sea desconocido, sino porque en un concurso como éste preferimos editar los manuscritos tal y como son.

EL BIG BANG

P ermítanme contar una historia diferente. No sé si después de todo lo dicho y escrito va a ser posible, pero déjenme al menos intentarlo. Me he resistido durante mucho tiempo, lo admito; lo he aplazado una y otra vez. Pero tengo que hacerlo. Y no sólo por mí. Plenamente consciente de que suena chocante y provocativo, lo digo tal cual: También lo hago por toda Noruega.

Puedo entender que mucha gente crea conocer a fondo a Jonas Wergeland, ya que alcanzó unos niveles de fama que muy pocos noruegos, si es que alguno, llegaron a alcanzar. Apareció tanto en los medios de comunicación que su persona, su alma, por así decirlo, se desplegó casi del mismo impresionante y exhaustivo modo que esas ingeniosas ilustraciones desplegables de anatomía humana que pueden admirarse en las enciclopedias modernas. Pero precisamente porque tantas personas tienen ya formada una firme opinión sobre Jonas Wergeland, o Jonas Hansen Wergeland, como a sus adversarios les encantaba llamarlo, resulta tentador revelar aquí algunas de las características que nunca llegaron a hacerse públicas, y que deberían servir para conocerlo mejor: Jonas Wergeland, discípulo del Kama sutra , defensor de las Comores y, también, y no menos importante, socorrista.

Empecemos pues in medias res, como se suele decir, o en lo que yo llamaría la gran mancha blanca, ya que representaba un trozo de tierra que Jonas Wergeland, a pesar de sus fantásticos viajes, ignoraría por completo, y se esforzaría toda su vida en cartografiar.

Todo empieza con Wergeland pidiendo al taxista, que curioso y casi incrédulo ha ido mirándolo de reojo por el espejo retrovisor durante todo el trayecto a través de la ciudad, que se detenga junto al centro comercial, en el cruce de Trondhjemsveien con Bergensveien, donde Jonas se paraba innumerables veces de niño, pensando en cómo se relacionaban todos los caminos del mundo. Jonas no sabe muy bien por qué, pero quiere recorrer a pie el último trecho hasta su casa. Tal vez porque hay una preciosa luz crepuscular, o porque es primavera, huele a primavera hasta la médula, o porque se alegra de que el viaje en avión haya terminado, sintiéndose tan aliviado como si hubiera engañado una vez más al destino. Estoy tocando otro punto que sólo unos pocos conocen: la fuerte aversión que Jonas Wergeland, el trotamundos, sentía hacia los viajes en avión.

Jonas Wergeland acaba de regresar de la Expo de Sevilla, y se está moviendo ahora por una zona que para él es al menos tan rica en contenidos como una exposición universal, y que representa el trocito de la corteza terrestre al que se siente más unido. Jonas Wergeland anda despacio, arrastrando su ligera maleta, inspira el aire primaveral mientras mira hacia el trepador del parque de su infancia, y sigue hacia abajo, hacia el arroyo Alna, en la hondonada, por el que Nefertiti y él hicieron numerosas excursiones con Coronel Eriksen atado a la correa y el rifle de aire comprimido al hombro, en busca de la desembocadura, que durante mucho tiempo fue un misterio tan grande como en su día el de las fuentes del Nilo. Pasa por delante de la vieja zapatería de Tango-Thorvaldsen, al que tenían que hacer una visita todos los años, un verdadero suplicio, porque su madre nunca era capaz de decidirse y también porque los zapatos siempre eran dolorosamente demasiado grandes, incluso después de viejos. Es primavera, huele a primavera hasta la médula, y Jonas pasa por delante del chalé de Wolfgang Michaelsen, donde casi es capaz de oír el ruido de los trenes Märklin por las vías de lo que sería el ferrocarril en miniatura más grande del norte de Europa. Jonas anda despacio, arrastrando la maleta, huele, escucha, inspira el aire hasta el fondo de los pulmones, avista en la penumbra el diente de león como pequeñas chispas amarillas a lo largo del camino y en la cuesta que sube hacia el bosque Rosenberg, que ellos llamaban Transilvania, porque tenían que cruzar ese tramo después de ver aquellas terroríficas películas de Drácula en el cine de la Casa del Pueblo cuando eran demasiado pequeños para ello. Es primavera, huele a primavera, y Jonas nota que su cuerpo está más animado que de costumbre, liberado por el aire, por haber superado el vuelo, o quizás porque ahora tiene justo delante de él los edificios bajos de casas en los que se crio, o porque al otro lado de la calle ve su propia casa, a la que la gente llama Villa Wergeland, construida debajo de la imponente pared de granito de la colina Ravnkollen, que a veces le hacía sentirse protegido y a veces amenazado por la propia roca viva noruega.

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