Fruto de la doble experiencia del autor, como docente y como egiptólogo, esta obra constituye una guía clara y accesible para el estudio del Egipto faraónico, donde además del dato objetivo podemos encontrar una solvente interpretación histórica del mismo. Completan la obra la lista de los reyes de Egipto, un imprescindible glosario de los términos más utilizados, una decena de mapas y una bibliografía por temas, que el autor ha puesto al día para la presente edición.
Josep Padró I Parcerisa
Historia del Egipto faraónico
ePub r1.0
Titivillus 11.06.16
Título original: Historia del Egipto faraónico
Josep Padró I Parcerisa, 1996
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
Prólogo
España ha permanecido al margen de la investigación egiptológica durante un siglo y medio, con la única excepción de la actividad desarrollada por el diplomático Sr. E. Toda entre 1884 y 1886. No obstante, Egipto se encuentra en el origen de la civilización, y sin él no podemos verdaderamente decir que conocemos nuestros orígenes. Sólo a partir de la campaña internacional de salvamento de los monumentos de Nubia podemos encontrar arqueólogos españoles que a partir del período que va de 1960 a 1965 han empezado a trabajar en Egipto: entre ellos podemos recordar a los Sres. M. Almagro, J. López, M. Pellicer, F. Presedo y E. Ripoll. Aunque la mayoría de ellos no eran egiptólogos, realizaron entonces una meritoria labor aún hoy día recordada.
Desde 1966, el yacimiento de Ehnasia el Medina (la antigua Heracleópolis Magna) ha servido de manera ininterrumpida a los jóvenes investigadores españoles para introducirse en el trabajo de campo egiptológico. Entre ellos se encuentra el profesor J. Padró, formado como egiptólogo en Francia por J. Leclant, Ch. Desroches-Noblecourt y F. Daumas. Profesor de la Universidad de Barcelona, Padró dirige actualmente las excavaciones arqueológicas de Bahnasa (Oxirrinco) desde el año 1992.
Es pues para mí un verdadero placer tener ocasión de poder leer por primera vez una historia del Egipto faraónico escrita por un egiptólogo español, colega al que personalmente conozco desde hace ya tiempo. Es por ello que estoy seguro de que este libro podrá satisfacer el interés natural del público cultivado español, y de que ayudará a la consolidación de los estudios egiptológicos en España.
ABDEL-HALIM NUR EL-DIN
Director del Departamento
de Egiptología de la Facultad de Arqueología
Universidad de El Cairo
Antiguo Secretario General
del Consejo Supremo
de Antigüedades de Egipto
Prefacio
El libro que el lector tiene en las manos es el resultado final de un largo proceso. En primer lugar es el resultado de veintitrés años de experiencia docente en las aulas universitarias de Bellaterra, Madrid, Tarragona, Barcelona y Lisboa. Ello significa que este libro difiere de la mayoría de manuales de Historia de Egipto que he podido consultar, si no en su estructura esencial, sí en su redacción. Quiero decir con ello que mientras que los manuales en cuestión, incluso los más recientes, ofrecen inventarios más o menos exhaustivos de acontecimientos, fuentes históricas y monumentos, clasificados por períodos o por años, en cambio mi libro, guiado por las notas y los apuntes de mis clases, revisados cien veces y modificados constantemente en función de los intereses pedagógicos de la exposición oral, se ciñe generalmente a los acontecimientos, fuentes y monumentos que por experiencia considero más relevantes. Además, mientras que los egiptólogos son poco dados a explicitar sus opiniones sobre los hechos que enumeran, por mi parte en cambio he preferido explayarme en todo tipo de consideraciones que, si bien podrán en alguna ocasión ser tildadas de demasiado subjetivas, tienen, pienso, la ventaja para el lector, igual que para los alumnos que me escuchan, de hacer la lectura más fluida y de razonar el porqué de lo que se está explicando. De todos modos, he procurado siempre dejar bien claro lo que son hechos objetivos razonablemente bien establecidos, y lo que son simples opiniones mías más o menos bien fundamentadas.
Si, pues, la elaboración del libro ha dependido en última instancia de mi ya larga experiencia docente, su redacción final también ha sido el resultado de un dilatado proceso de diez años, desde que tomé la pluma por primera vez para empezar a escribir el primer capítulo. Desde entonces apuntes, notas, libretas y papeles diversos me han ido siguiendo por los distintos lugares a los que me ha llevado mi trabajo o incluso mi tiempo de vacaciones: Montpellier, Oxirrinco (la actual Bahnasa), Lisboa, El Cairo, Puigcerdà, Llívia y, por supuesto, Barcelona. Puedo decir, por consiguiente, que durante todos estos años el libro se ha convertido en mi compañero inseparable de andanzas y fatigas.
Durante todos estos años también, son muchas las personas t instituciones que me han ayudado, consciente o incluso inconscientemente, en su redacción, aunque debo resaltar especialmente a mis compañeros de las bibliotecas de egiptología de las universidades de Barcelona y de Montpellier, así como a toda mi familia; a todos ellos debo manifestar mi agradecimiento por su paciencia y apoyo constantes, y deseo dedicarles el resultado final de mi trabajo. Pero también deseo dedicarlo al mismo tiempo a mis alumnos de todos estos años, que con su interés y atención han representado un gran estímulo para mí. Y aun al actual pueblo egipcio, verdadero descendiente en su totalidad del pueblo de los faraones, al que he aprendido a querer en mis frecuentes estancias en su país.
Es mi esperanza que el libro pueda contribuir no ya tan sólo a acrecentar aún más el interés del público español por el antiguo Egipto, puesto que este interés está ya sobradamente demostrado a estas alturas, sino también a normalizar la situación académica de la Egiptología en la universidad española, anómalamente desconocida aún como área de conocimiento, lo que la sitúa en una precaria situación sin parangón en este momento en Europa. Hace ciento diez años, exactamente el 16 de mayo de 1886, el diplomático español E. Toda, de regreso de Egipto donde había estado ejerciendo como egiptólogo, pronunció las siguientes palabras como epílogo de una conferencia impartida en Vilanova i la Geltrú con motivo de la cesión de una parte de su colección de antigüedades egipcias al Museo Víctor Balaguer de dicha localidad:
Es sólo mi intento, y con lograrlo quedarán recompensados mis afanes, que esta serie arqueológica que hoy inauguramos pueda servir de estímulo a nuestra estudiosa juventud. Nunca conocerá la historia quien no empiece a aprenderla desde Egipto, como no trazará jamás el curso de un río quien desconozca las fuentes de su origen. Y para remontar las investigaciones científicas o curiosas a pueblo de origen tan remoto, nada, señores, puede servir como la contemplación de los objetos que sirvieron a su vida, del cadáver de uno de sus hijos, los restos de otros, las imágenes de sus dioses, los utensilios de su culto, las más familiares prendas de su uso y hasta la escritura corriente en su ordinario trato.
No permanezcamos tan atrasados en el estudio de la ciencia egiptológica. En siglos pasados nuestro espíritu investigador traspasó las fronteras de la patria y acometimos grandes empresas. Hoy, por desgracia, nuestra visible decadencia casi nos ha reservado el último lugar de las naciones en la vía de los descubrimientos científicos, y trabajamos muy poco. ¡Quiera Dios que pronto veamos más extensos horizontes!