Fernando Jiménez (Madrid, 1974) es licenciado en Biología por la Universidad Complutense de Madrid. Al terminar sus estudios se inicia en el mundo de los viajes de aventura y ecoturismo, diseñando itinerarios especiales para algunas de las agencias más exclusivas. Simultáneamente, comienza a colaborar con la revista Enemas, dirigida por el doctor Fernando Jiménez del Oso, donde es responsable de la sección de divulgación científica. En semejante entorno, estando permanentemente envuelto por una atmósfera de trabajo en la que el misterio se hace cotidiano, no es de extrañar que se despierte en él un gran interés por los enigmas históricos de las civilizaciones antiguas, y empiece a publicar sus artículos. Uniendo ambas facetas, fundó el Club Enigmas, organizando para él viajes por todo el mundo con un denominador común: alcanzar aquellos lugares en los que el misterio sigue vivo.
Además de escribir, actualmente dirige una empresa en la que diseña y realiza viajes exclusivos para sus clientes.
Título original: Un viaje mágico por Egipto
Fernando Jimenez López, 2007
Editor digital: Titivillus
ePub base r2.1
Notas
[1] El serdab es un habitáculo que se encuentra en los monumentos funerarios construidos durante el Imperio Antiguo de Egipto. Construido generalmente sin acceso, contiene la estatua donde reside el ka del difunto.
[2] El ureo es una representación de la diosa Uadyet con forma de cobra erguida. La imagen del ureo constituyó el emblema protector preferente de muchos faraones, quienes eran los únicos que podían portarlo como atributo distintivo de la realeza.
[3]ankh (☥): símbolo egipcio que significa «vida», muy utilizado en la iconografía de esta cultura. También se denomina cruz ansada, crux ansata en latín, la llave de la vida o la cruz egipcia.
[4] El vimana es un mítico vehículo volador hinduista, descrito en la antigua literatura de la India. Se pueden encontrar referencias sobre este artefacto —incluso su utilización en la guerra— en textos hinduistas antiguos.
[5]Epagómenos era el nombre griego de los cinco días añadidos al ciclo de 360 jornadas para completar el año solar de 365 días. Heródoto dejó escrito: Los egipcios fueron los primeros hombres del mundo que descubrieron el ciclo del año, dividiendo su duración, para conformarlo, en doce partes.
[6]Nilómetro es el nombre dado a unas construcciones escalonadas o pozos, diferentes en cuanto a su diseño pero con una misma función: medir el nivel de las aguas del río Nilo.
[7]Mammisi es un término arquitectónico ideado por Jean-François Champollion en el siglo XIX para denominar las casas de nacimiento divino, Per-Mes en antiguo egipcio, edificios singulares vinculados a los templos egipcios.
[8] El Siq es la entrada principal a la antigua ciudad de Petra, en el sur de Jordania. El estrecho desfiladero (llegando a un mínimo de 3 metros en algunos puntos) serpentea a lo largo de 1,2 km para desembocar en las ruinas más elaboradas de Petra, Al Khazneh (el Tesoro).
[9] El año egipcio fue dividido en las tres estaciones de carácter agrícola: Ajet, el de la Inundación (finales del verano y otoño); Peret, el de la Siembra (invierno y principio de la primavera); Shemu, el de la Recolección (finales de la primavera y principio de verano).
[10] Decir que en un determinado lugar existe una geopatía (lugares donde se concentran radiaciones elevadas de origen natural) no es suficiente, es necesario medirla para poder cuantificar hasta qué punto puede afectarnos. A ello dedicó su tiempo en el siglo pasado A. Bovis. Investigó el nivel vibracional del cuerpo humano en distintas fases y la radiación que emana de la tierra en lugares alterados, creando así una escala que después fue perfeccionada por el ingeniero A. Simoneton, enfermo de tuberculosis. Éste consiguió superar su dolencia testando todos los alimentos que consumía y tomando solo aquellos que tuviesen una vibración alta.
Para medir el nivel vibracional se creó el biómetro, que es una escala de 0 a 10000, en una nueva medida, que se denominó, unidad bovis. En un principio esta medida se asoció al Amstrong (diezmillonésima parte del milímetro) pero después se comprobó que no eran coincidentes.
[11]Nun es el «océano primordial» en la mitología egipcia, elemento común en todas las cosmogonías del Antiguo Egipto. Nun, considerado divinidad benefactora, es representado algunas veces con forma humana, o con cabeza de rana (Hermópolis) coronado con dos altas plumas o con su nombre jeroglífico sobre la cabeza. Era entendido como un «concepto»; es el principio común en todas las cosmogonías, la primera sustancia abstracta, el elemento caótico que contiene el potencial de la vida, simbolizado como caóticas aguas primordiales que ocupaban todo el universo.
[12] En el Antiguo Egipto este término se aplica a los fragmentos calcáreos, o de cerámica, sobre los que el escriba, o el aprendiz de escriba, esbozaba un dibujo o un texto. El coste del papiro no permitía que se utilizara este soporte para las notas que no fueran oficiales, para los dibujos explicativos o satíricos y, mucho menos, para el aprendizaje de la escritura jeroglífica. En los ostraca los dibujos aparecen enteros, lo que los diferencia de fragmentos de cerámica que tuvieran los dibujos antes de romperse.
Egipto es uno de los países más fascinantes que hay, y evoca en nuestra imaginación grandes desiertos y enigmas arqueológicos detrás de cada esquina. Y es así realmente… si alguien te ayuda a identificar y desvelar esos misterios.
Estructurado como la crónica de un viaje posible, la visión que Fernando Jiménez nos brinda en este libro de los enclaves más fascinantes de Egipto es doble, porque todo en Egipto todo tiene una doble lectura: la arqueología y la magia; la historia y el misterio; lo evidente… y lo oculto. Tras organizar desde hace años los viajes más especiales a Egipto de la mano de grandes conocedores de aquellas tierras y sus enigmas, como el Dr. Fernando Jiménez del Oso o Nacho Ares, Fernando Jiménez recopila para ustedes todas esas experiencias, las conversaciones y reflexiones que se tuvieron a pie de ruina, y las pone a su alcance. Con sólo ojear estas páginas, sentirá cómo la magia y el sabor de Egipto comienzan a envolverle. Si empieza a leerlo… el viaje más especial de su vida habrá dado comienzo.
Fernando Jimenez López
Un viaje mágico por Egipto
ePub r1.1
Titivillus 25.04.2021
Agradecimientos
Además de agradecer a Lorenzo Fernández, director de la colección «Rutas Hechizadas», y a todo el equipo de la editorial Espejo de Tinta, su entusiasmo y empuje para publicar esta guía, sería injusto abrir esta pequeña reseña por otro que no fuera Nacho Ares. Historiador, director de la Revista de Arqueología y uno de los mejores y más prolíficos divulgadores de la egiptología en nuestro país, hace años que me honra con su amistad, desde que compartimos nuestro primer viaje al país del Nilo. Su constante orientación y su clarificador punto de vista ante algunas de las cuestiones más controvertidas del pasado egipcio, han sido clave en la redacción de este libro. Su extenso archivo fotográfico también ilustra buena parte de estas páginas.