BREVIARIOS
del
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
W. B. Gallie
Filósofos de la paz
y de la guerra
KANT, CLAUSEWITZ, MARX,
ENGELS Y TOLSTOI
Traducción de
Jorge Ferreiro Santana
Primera edición en inglés, 1978
Primera edición en español, 1980
Segunda edición, 2014
Primera edición electrónica, 2014
Diseño de portada: Laura Esponda
Título original: Philosophers of Peace and War. Kant, Clausewitz, Marx, Engels and Tolstoy
© 1978, Cambridge University Press, Londres
D. R. © 1980, 2014, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F.
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ISBN 978-607-16-2878-7 (mobi)
Hecho en México - Made in Mexico
ÍNDICE
A
mi hija Didi
dedico este libro
con mi agradecimiento
Wo aber Gefahr ist, wächst
Das Rettende auch.
[Pero donde hay peligro
surge también la solución.]
HÖLDERLIN, Patmos
PREFACIO
En forma ligeramente aumentada, este libro contiene las Conferencias Wiles que pronuncié en la Queen’s University de Belfast, en mayo de 1976. Por ese motivo, mi primer y agradable deber es expresar mi agradecimiento a la señora Janet Boyd y a todos los depositarios de la Fundación Wiles por haberme invitado a esas conferencias. Me hicieron así un señalado honor, dándome también un motivo para presentar, en forma asimilable en general, algunos resultados de mis investigaciones y mis reflexiones de los últimos 10 años.
Un rasgo importante de las Conferencias Wiles consiste en que se invita a algunos especialistas, destacados en campos relacionados con el tema escogido, a asistir y a dirigir los debates que siguen a cada conferencia. La suerte me favoreció con aquellos que fueron invitados a oír y a comentar mis conferencias. B. J. Bond corrigió mis notas sobre Clausewitz en algunos pasajes importantes, advirtiéndome también del caudal de libros importantes sobre Clausewitz que iban a aparecer en las seis semanas siguientes. (Me refiero a los del profesor Raymond Aron y del profesor Peter Paret, lo mismo que a la nueva traducción de De la guerra, a cargo del profesor Paret y de Michael Howard.) El profesor J. J. Lee ya me había llamado la atención respecto de la extensa bibliografía en alemán sobre la acogida marxista a Clausewitz, razón por la cual he contraído una gran deuda con él. Mi agradecimiento al profesor A. J. M. Milne y al profesor Ernest Gellner es de una naturaleza más profunda y general.
Ambos me han alentado indefectiblemente en las investigaciones que hay tras este libro. Entre muchas otras lecciones, el profesor Milne primeramente me convenció de la importancia de la filosofía política de Kant, tanto para la historia del pensamiento político como para entender la filosofía kantiana en general; por su parte, mediante sus trabajos y su leal amistad, el profesor Gellner ha mantenido en mí la convicción de que un filósofo no necesariamente se halla excluido de la discusión de cuestiones de importancia vital. A los nombres anteriores debo agregar los de dos intelectuales de mayor edad, de los que he aprendido mucho en los últimos años. En algunos puntos de los capítulos siguientes expreso lo que debo a las exposiciones del profesor F. H. Hinsley sobre la teoría de las relaciones internacionales de Kant, sin las cuales difícilmente habría yo podido abrirme paso en ese campo oscuro, pero (a mi entender) inmensamente importante. El profesor sir Herbert Butterfield me ha brindado, en el transcurso de los años, el mayor aliento posible, comprendiendo siempre lo que yo trataba de hacer y haciéndome comprender que nunca debo confundir entre lo que la guerra ha hecho del hombre y lo que los historiadores han hecho de la guerra.
Entre muchas otras personas que me han ayudado con este libro, en aspectos demasiado diversos para ser mencionados aquí, me gustaría dar las gracias a quienes con 10
tanta paciencia mecanografiaron una y otra vez mi manuscrito, en particular a la señora Lesley Bower, secretaria del Comité de Ciencias Sociales y Políticas de Cambridge, y a la señora Hazel Dunn, secretaria de Peterhouse.
Como, según lo menciono en el capítulo II, este libro es sobre todo un comentario en torno a algunos textos importantes, pero difíciles, incompletos y confusos, he limitado hasta donde es posible mis referencias a esos mismos textos y, muy ocasionalmente, a unas cuantas obras indispensables de comentario y de crítica. El marco histórico en que sitúo a mis filósofos de la paz y de la guerra es cuestión del dominio público, si no es que de interpretación universalmente unánime, por lo que habría resultado pretencioso señalar los múltiples y variados libros de que deriva. Una vez más, debido a que la bibliografía para cada uno de mis autores incluye en gran parte obras que caen fuera de mi campo, habría sido tan engorroso como insatisfactorio extraer de ella una selección de obras o de pasajes que tuvieran cierta importancia para el tema que he escogido. Sin embargo, salvo en el caso de Tolstoi, he indicado dónde puede encontrarse esa información bibliográfica. Mi desconocimiento del ruso me ha limitado al estudio de las traducciones inglesas de sus obras principales y terminadas, limitación que, supongo, será compartida por la mayoría de mis lectores.
W. B. G.
Peterhouse, Cambridge
Día de San Patricio, 1977
I. INTRODUCCIÓN
Los capítulos siguientes tratan de algunos autores cuyas ideas sobre la paz y la guerra, que yo sepa, nunca antes se han reunido con propósitos de comparación, de análisis y de evaluación. Aun siendo de interés, salvo en un caso las influencias de los unos sobre los otros carecen de importancia primordial. Mis autores no constituyen una escuela ni representan una sucesión o una progresión de ideas en torno a la paz y la guerra; antes bien, forman una constelación, un conglomerado de fuentes cercanas de luz intelectual, que converge sobre los problemas políticos más apremiantes de nuestro tiempo y sugiere sus contornos. Tanto por las diferencias de sus enfoques y sus conclusiones como por la similitud y la parcial conciencia de sus enseñanzas, nos ayudan a integrar nuestras ideas, a empezar a unificar nuestras aún habitualmente separadas líneas de pensamiento, respecto de las funciones y las causas de la guerra, lo mismo que de las posibilidades de paz entre los pueblos del mundo: empresa que, con muy pocas excepciones, las inteligencias más despiertas habían desconocido o evitado, y que los investigadores de nuestro siglo, pese a todas sus ventajas científicas o filosóficas, infortunadamente han hecho avanzar muy poco.
Hasta el siglo XVIII, la política internacional —centrada en la utilización de la amenaza de guerra y en la expansión de las relaciones comerciales y culturales— difícilmente admitía un estudio sistemático: los contactos y los conflictos entre los pueblos y los gobiernos eran demasiado esporádicos, variables e inadecuadamente registrados para permitir una descripción generalizada y mucho menos una predicción y un control sistemáticos. Pero, en el siglo XVIII, se empezó a reconocer la futura unidad comercial de nuestro globo, lo mismo que el costo siempre ascendente de las guerras entre las potencias europeas, costo que había de ser medido no sólo por los impuestos crecientes sino también por la perpetua posposición de las muy necesarias reformas constitucionales. Desde distintos ángulos, aquella nueva situación se reflejó en las obras de Montesquieu, Voltaire, Rousseau y Vattel, entre otros; empero, por primera vez quedó expresada con autoridad y precisión filosóficas por Kant, cuando éste escribió en 1784
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