A los Hill-Howe,
mi familia americana.
Epílogo
La comunidad judía de Sevilla no es muy numerosa. Al menos la de sus miembros activos que apenas alcanzan el centenar. Pocos, quizás, si se recuerdan las dimensiones que tuvo en esta ciudad una judería que abarcó los barrios de San Bartolomé y Santa Cruz. Bastantes, tal vez, si se consideran las dificultades que hasta hace bien poco entrañaba reconocer en España este tipo de raíces. Sea como fuere, los judíos de Sevilla gozan, como no podría ser de otra manera, de un sentido del humor que consiguen transformar en arte. Ésa es la causa de que el rabino que hoy los guía, un hombre menudo venido de Israel y con ascendencia italiana, reciba de todos el cariñoso apodo de «el Rabanito».
El cementerio de San Fernando es un recinto ajardinado con alineaciones de cipreses, palmeras, cedros, laureles y tuyas que visitan los turistas en busca de tumbas de toreros, cantaores y cantaoras ilustres. Aquí vienen los aficionados a rendir sus pleitesías ante monumentos tan hermosos como el que levantara el valenciano Mariano Benlliure en honor del célebre diestro Joselito «el Gallo». Maestro… Y hasta aquí llegan, pasadas las andaduras pasajeras de la existencia terrenal, a reposar los restos del común de los mortales desde el año 1852. El rápido crecimiento demográfico y las epidemias habían colapsado los pequeños campos santos de las numerosas iglesias que brotan por las callejas sevillanas y se creó este lugar único de acogida bajo el manto de la Iglesia católica, apostólica y romana.
Los judíos que fallecieron desde la señalada fecha no encontraron otra solución para su sepultura, que la de adosar sus tumbas a la tapia de San Fernando por la parte exterior del recinto. El Ayuntamiento se percató del percance y a finales del siglo XIX acotó el espacio con una reja, puso candado a la puerta e hizo entrega de las llaves a la comunidad hebrea. José Bendayan es un hombre amable que ha recorrido medio mundo detrás de las mercancías que contrataba para ser transportadas por mar en grandes buques de carga. Desde hace bastantes años es el encargado de custodiar el lugar. Al atravesar la entrada, en la esquina de la derecha, aislada del resto de los enterramientos, localiza la tumba de Rubin Decker. No tiene lápida; solamente una plancha de cemento a ras del suelo que las inclemencias del tiempo han desmigado y transformado prácticamente en arena. Ocurrió en agosto y la mayoría estábamos de vacaciones, me explica. El rito sefardí indica que a los suicidados hay que colocarles en un lugar apartado. Fue un error del enterrador porque en el momento de la sepultura no se conocieron bien las circunstancias del fallecimiento. El cónsul norteamericano se comprometió a financiarle una lápida, pero contaba con que alguien la encargaría y le pasaría después la minuta. Otro mal entendido que, involuntariamente, hizo que aquella promesa cayera en el olvido. ¿Podrían inhumarse los restos y trasladarlos cerca de los demás? No, eso ya no. Pero este espacio es pequeño y pronto los nuevos enterramientos le darán alcance. El tiempo se encargará de hacerle justicia. ¿Podríamos al menos colocarle una lápida? Desde luego. Habla con tu amigo y dime qué quiere que le pongamos. Le comenté también la preocupación de Marty porque no se hubiese celebrado el rito religioso durante el entierro. Bueno, eso tiene fácil solución. Yo me encargo de hacerle uno en toda regla cuando él nos diga. Escribí un mensaje de correo a Alaska e invité a Marty a pasar unos días en España con nosotros y a viajar juntos a Sevilla. Ésta fue su respuesta:
Compadre, me hace muy feliz saber que los restos siguen en Sevilla. Cuando murió yo era un estudiante sin dinero y lo mejor que pude hacer fue aceptar el ofrecimiento del gobierno de colocarle una placa como veterano de guerra. Hoy que gozo del «sueldazo» de profesor de instituto y guía de pescadores en Alaska creo que podría conseguirle algo que estuviese más de acuerdo con su vida como músico y humanista. Me alivia pensar que, como su único hijo, todavía puedo cumplir con mi responsabilidad de revivir su memoria. Han pasado 27 años y ya no hay prisa. Pero si tu ofrecimiento es sincero, espero poder estar allí el año que viene.
Se lo comuniqué a Bendayan y le pedí, por favor, que empezase a arreglar ya los trámites con el Rabanito. Así lo haré. Muchísimas gracias. Volví a la estación del AVE. Un tren me conducía de nuevo a Madrid. A toda velocidad. Hacia un nuevo tramo de mi vida.
Guillermo Fesser, 2008
Editor digital: Titivillus
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Notas
[1] Destacar en la práctica de un deporte supone en USA un free ride, admisión garantizada en las universidades más prestigiosas, y la financiación de la carrera a través de una beca de estudios. En la universidad, verdadera cuna del deporte profesional, se encuentran las mejores instalaciones y trabajan los mejores preparadores. El sistema facilita el acceso a la educación superior a chavales que de otra forma jamás podrían haberse costeado los cuarenta mil dólares anuales que cuestan algunas de estas instituciones.
[2] «Un suspiro proviene a menudo de un recuerdo».
[3] Un planteamiento optimista basado en que al convertirnos todos en buenos padres se cumpliría una profecía bíblica repetida machaconamente a los seguidores: el Apocalipsis o Revelación de San Juan, El Teólogo, 21, 3 y 21, 4, que reza: «Y oí una gran voz del cielo que decía: “He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo será con ellos y será su Dios. Y limpiará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y la muerte no será más; y no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas son pasadas”».
[4] En 1982 el reverendo y su esposa protagonizaron en el MSG la boda más numerosa de la historia hasta ese momento. No era la primera Ceremonia de Bendición, pero sí la que puso al movimiento en el punto de mira. El New York Times, el New York Post y el Daily News le dedicaron sus portadas. Los periodistas, con una aproximación bastante escéptica, jugaron con el apellido Moon (que en inglés significa luna), para calificar a sus seguidores de moonies (lunáticos) o para referirse a la ceremonia como algo que, por fortuna, solamente ocurría once in a blue moon, de pascuas a ramos.
La primera boda masiva se celebró en 1961 en la capital de Corea del Sur. El reverendo Sun Myung Moon y su mujer casaron entonces en Seúl a 72 personas. La más numerosa, según datos de la propia Iglesia de la Unificación, se produjo en 1992 en un estadio de fútbol coreano con veinte mil parejas en la hierba y otras diez mil conectadas vía satélite desde cuatro países diferentes.
[5] Padre, en coreano.
[6] «El cielo abarca más que el resto del mundo en su conjunto».
[7] Los podólogos y ortopedistas suelen recomendar plantillas para readaptar la postura del cuerpo que los zapatos han transformado, pero, al no eliminar el calzado, Raucci afirma que su experiencia le demuestra que terminan por originar otros problemas.
[8] La letra K, abreviatura de kilo, la utilizan ocasionalmente en Estados Unidos en lugar del número mil o para remplazar los tres últimos ceros de una cifra. Todo el mundo se refería al año 2000 como The Year Two Key.
[9] «Cálzate unas Nike Free y tus pies sentirán esa libertad instantáneamente. Un total de 1700 sesonres se han despertado. Tus pies pueden sentir el suelo y activar los músculos que estabilizan y absorben el impacto. En libertad tus pies pueden fortalecerse y hacerse más flexibles. Y eso significa mejores resultados en competición y menos lesiones. Devuelve el poder a tus pies».