Manuel Vilas - España

Mánager: Bob, te han dado otro premio.

Bob: Vaya.

Mánager: ¿No quieres saber de qué se trata? Bueno, es un premio más. Eso sí, ahora ya te premian en los lugares más insospechados.

Bob: Vaya.

Mánager: Tendrás que ir a recogerlo, lo da un rey, o un príncipe, o algo así, en un país de no sé dónde, pero seguro que son buena gente y te admiran y hasta puede que te amen. Seguro que quieren cenar contigo.

Bob: Vaya.

I. 3896 (TRES MIL OCHOCIENTOS NOVENTA Y SEIS)

Dice que es un hombre del futuro. Es lo primero que me dice. No precisa el año, pero yo le digo que no le creo, a no ser que precise el año.

Decide entonces precisar el año, dice que viene del año 3896.

No existen los países, dice.

España ya no existe, dice.

El mundo forma una sola nación y han desaparecido el hambre y la guerra, el bien es una necesidad generalizada.

Dice que ya no hay campos, que todo es una ciudad global, que el mundo es una sola ciudad, y que la gente vive sobre el mar, en fértiles ciudades acuáticas.

Me habla de que la forma de viajar ha cambiado. Ya no existen los automóviles.

Ríe.

La gente viaja descomponiéndose y recomponiéndose después del viaje. Le pregunto por la duración de un viaje de mil kilómetros.

Sonríe.

Dice que no le he entendido. Habla de la cercanía a la simultaneidad de pensamiento y ejecución.

¿Y la vida y la muerte?, le pregunto.

Dice que la gente vive ciento cincuenta años de media, y que se dedica al crecimiento interior.

Ciento cincuenta años creciendo interiormente, parece angustioso.

Dice que no lo entiendo.

Dice que hablan todas las lenguas que desean, que tienen dispositivos tecnológicos que actúan directamente sobre el cerebro y que estos dispositivos han permitido la ampliación ilimitada del conocimiento. Le pregunto si son felices.

Sonríe.

Dice que son infinitamente más felices que nosotros. Han superado todas las tiranías de la Historia, dice.

Dice que la Historia está dejando de existir, y lo que existe es la vida en su pleno derecho, que hubo un cambio de civilización ocurrido en el 3789, y que ese cambio transformó el concepto de ser humano y de colectividad.

Le pregunto por su estatura.

Mide dos metros catorce y pesa setenta y cinco kilos. Prácticamente es un hilo de carne avanzando hacia el final de la Historia.

Le pregunto por la naturaleza.

Dice que no la han conservado, aunque la naturaleza está contenida en la memoria genética individual y con eso basta; no obstante, dice que en otros planetas ha brotado la naturaleza, y que la gente viaja de vacaciones a esos planetas, y es muy placentero.

Dice que comprenden casi todo el universo y que les quedan muy pocas zonas de la realidad por descubrir, pero que esas zonas siguen siendo relevantes, no quiere engañarme.

Todo el rato «dice».

Le pregunto si está casado.

Sonríe.

Dice que han superado esos sistemas de relaciones personales. Dice que psicológicamente han superado las frustraciones, los errores y las mentiras.

Le pido que me hable del universo.

Dice que viajan por él, que lo contemplan con un amor profundo, grande.

Le pregunto por Dios.

Dice que esa idea es una idea antigua, también superada.

Dice que la vida que viven se ha hecho tan grande y abarcadora que la idea de Dios es innecesaria; dice que fue un proceso largo, en ese proceso descubrieron la ilimitada vastedad de la vida, lo autosuficiente y maravillosa que era la vida.

Dice que investigaron en la vida.

Le pregunto si hay alguien o algo detrás de la realidad. Dice que no, pero que hay gente que sigue investigando.

Me gustaría preguntarle por el sexo, pero tengo miedo.

II. 2212 (DOS MIL DOSCIENTOS DOCE)

El 19 de julio de 2212 es coronado rey de España Juan Carlos II. Es un hombre alto, con barba y melena.

Tiene un elevado sentido de España.

Grandes generales de todo el mundo vienen a su coronación.

Sí, curiosamente, solo vienen generales. Nieva en Madrid, pese a que es verano. Los meteorólogos explican la nevada por el cambio climático.

La noticia de la nevada en Madrid en pleno verano resta protagonismo informativo a la llegada del reinado de Juan Carlos II.

El nuevo rey es un hombre apuesto.

Tiene veintidós años. Habla, además del español, el chino y el nuevo latín.

Tiene sangre negra.

Los cincuenta millones de madrileños celebran la nevada y la coronación del Negro, como se le conoce popularmente.

Juan Carlos II sucede en el trono de España a su gran padre, al muy llorado Felipe VII.

III. 31224 (TREINTA Y UN MIL DOSCIENTOS VEINTICUATRO)

Mido dos metros y diecisiete centímetros, y soy más bien bajo, confieso.

Tengo doscientos seis años.

El mundo no solo no se ha acabado, sino que resplandece con claridad creciente. Mi trabajo consiste en soplar dentro de las arterias del sol. Soplar es un verbo coloquial. Hemos alcanzado la tecnología del árbol.

En vez de máquinas, hacemos árboles.

Descubrimos la tecnología de la materia. Resucitamos a gente que existió, es fácil. Recomponemos tecnológicamente la sangre y la carne, con nuestra máquina. Solo necesitamos muestras de ADN del resucitando.

Si el resucitando no tiene descendencia, es imposible rescatarlo.

Estamos intentando la resurrección de verdad, pero el problema radica en el resucitando, en la antropología del resucitando, que es invariable. No puede mutar.

No existe la muerte, pero eso fue una conquista pasajera que tampoco significó nada.

Porque nada significa nada. En eso estamos trabajando ahora, en si hay significación en las cosas que aparentemente no significan nada.

Pero soy muy dichoso, viajo por el universo, descompuesto en partículas, y me convierto en la esencia del mar, de los planetas, de la existencia, de las naves, del viento.

Estamos completamente enamorados.

Es decir, un orgasmo interminable. Una aceleración de luz. Es la felicidad, por así decirlo. Entrar, abrir, estoy siendo atravesado permanentemente, por decirlo así.

Resucité a un tipo que se llamaba Manuel Vilas (1962-2049), el cual, al verse de nuevo vivo, no entendía nada, no quiso comprender su enorme fortuna. Resucitamos a todo tipo de gente. Estaba el resucitando completamente muerto cuando la máquina lo detectó, esta es una obviedad que hay que contrastar, un paso rutinario. Prácticamente no quedaba de él más que el nombre, pero pudimos regresarlo a través de sus descendientes. Es que a veces quedan restos óseos, aunque eso importa poco. Los descendientes no tenían demasiada curiosidad.

No quería levantarse el ya resucitado.

Decía que le dejara dormir en paz.

Que le dolía la cabeza, que le diera un ibuprofeno si quería algo de él. Un café con cruasán, pidió.

Estaba completamente perdido en un cementerio sepultado bajo otro cementerio. Tenemos la costumbre de indagar en los cementerios del pasado. Descendí con mis luminosas pinzas las edades y las tumbas, hasta llegar al hombre de principios del siglo XXI, una edad remota, una edad vergonzosa. Nada más tomar conciencia de su resurrección, lo primero que preguntó fue por un lugar al que llamaba España. Le engañé. Le dije que no se había conservado tal lugar.

—Todo ha desaparecido —le dije—, debes comprender que es como si en tu época hubieras resucitado a un neandertal y este te preguntase si se han conservado sus alaridos.

IV. 987345 (NOVECIENTOS OCHENTA Y SIETE MIL TRESCIENTOS CUARENTA Y CINCO)

Es una edad posible, prácticamente todo es celestial, divino, trascendental y se sitúa más allá del cadáver. El día en que Dios reveló la estructura cerebral del universo ardimos de terror.