Las Maravillas del
Santo Nombre
Rvdo. Paul O’Sullivan,
O. P.
Copyright © 1996, Rvdo. Paul O’Sullivan, O. P.
Este librito se dedica afectuosamente a la dulce Madre de Jesús. Nadie quiere el Nombre de Jesús tanto como Ella.
CARTAS DE APROBACION
Las Maravillas del Santo Nombre ha recibido las más calurosas aprobaciones de muchos arzobispos y obispos. Entre ellas constan las siguientes:
PALACIO DEL CARDENAL, LISBOA
4 de marzo de 1947
Apruebo y recomiendo de todo corazón el librito titulado “Las Maravillas del Santo Nombre.”
NUNCIATURA APOSTÓLICA EN PORTUGAL
7 de marzo de 1947
Mi Estimado Padre Paul O’Sullivan,
Le agradezco cordialmente por el amable regalo de su precioso libro, Las Maravillas del Santo Nombre, que he leído con mucho interés. Noto que está explicado con gran claridad y precisión la doctrina del Santo Nombre, la cual es muy querida para la Iglesia.
Ciertamente la lectura concienzuda de este libro encenderá en los corazones de sus lectores una ilimitada confianza en la omnipotencia del Santo Nombre.
Me complazco en dar a esta última obra suya una calurosa aprobación, ya que es un valioso vínculo en la larga cadena de sus fervientes y útiles publicaciones.
Bendiciéndole de todo corazón, le recordaré con mucha estima.
Muy sinceramente,
☩ PEDRO CIRIACI, Arzobispo de Tarso
Nuncio Apostólico
CARTA DEL PADRE GENERAL DE LA ORDEN DOMINICANA
SANTA SABINA
29 de agosto de 1945
Al Reverendo Padre Paul H. O’Sullivan
Estimado y Reverendo Padre,
Apreciamos su dedicación a todo tipo de Propaganda Católica durante los últimos cuarenta años, sobre todo a la propaganda de la prensa.
Su actividad ha sido verdaderamente maravillosa. Ahora se ha lanzado una verdadera cruzada en favor del Santo Nombre de Jesús que ha sido coronada con mucho éxito.
Esto nos llena el corazón de alegría y enviamos nuestra bendición paternal con la bendición de nuestro Padre Santo Domingo.
Le rogamos acepte nuestro sincero afecto,
Padre M. S. Gillet, O. P.
Padre General
AL LECTOR
Estimado Amigo,
Lee este librito atentamente, no una vez, sino muchas veces, y podrás dar gracias a Dios por el resto de tu vida.
Este libro te dará mucha felicidad y obtendrá de Dios maravillosas gracias y bendiciones para ti.
Te enseñará las Maravillas del Santo Nombre de Jesús, que pocos Cristianos entienden.
La frecuente repetición de este Nombre te salvará de muchos sufrimientos y grandes peligros.
El mundo ahora está amenazado con las más graves calamidades. Cada uno de nosotros puede hacer mucho para salvarse de los males que van a venir, y ayudar mucho al mundo, a la Iglesia, y a nuestro Santo Padre, el Papa, simplemente repitiendo con frecuencia “Jesús, Jesús, Jesús.”
—El Autor
Capítulo 1
LAS MARAVILLAS DEL SANTO NOMBRE
Desde la infancia hemos oído y repetido el Santo Nombre de Jesús, pero muchos, demasiados, no tienen idea de las maravillas de este Santo Nombre.
¿Qué sabes del nombre de Jesús? Sabes que es un nombre santo y que tienes que inclinar la cabeza cada vez que lo dices. Hacer esto es muy poco. Es como si uno viera un libro cerrado y se fijara solamente en el título de la portada. No sabes nada de los preciosos pensamientos que el libro contiene.
Así es, cuando pronuncias el Nombre de Jesús, sabes muy poco de los tesoros que este oculta.
Este divino nombre, en verdad, es una mina de riquezas; es un manantial de la más alta santidad y el secreto de la felicidad más grande que un hombre pueda gozar en esta tierra. Lee y lo verás.
Es tan poderoso, tan seguro, que nunca deja de producir en nuestras almas resultados maravillosos. Consuela al más triste corazón y da fuerza al más débil pecador. Nos obtiene todo tipo de favores y gracias, tanto espirituales como temporales.
Debemos hacer dos cosas. Primero, entender claramente el significado y el valor del Nombre de Jesús.
Segundo, debemos habituarnos a decirlo devota y frecuentemente cientos y cientos de veces todos los días. Lejos de ser algo aburrido, será algo de inmenso gozo y consolación.
Capítulo 2
¿QUE SIGNIFICA EL NOMBRE DE JESUS?
El Santo Nombre de Jesús es, primero que nada, una oración todopoderosa. Nuestro mismo Señor solemnemente promete que todo aquello que pidamos al Padre en Su Nombre lo recibiremos. Dios nunca falla en Su palabra.
Entonces, cuando digamos “Jesús,” pidamos a Dios todo lo que necesitamos con la absoluta confianza de ser oídos.
Por esta razón, la Iglesia termina sus oraciones con estas palabras: “Por Jesucristo,” que da a la oración una nueva y divina eficacia.
Pero, el Santo Nombre es algo aún más grande.
Cada vez que decimos “Jesús,” damos a Dios gozo y gloria infinita porque le ofrecemos los méritos infinitos de la pasión y muerte de Jesucristo.
San Pablo nos dice que Jesús mereció el nombre “Jesús” por Su Pasión y Muerte.
Cada vez que decimos “Jesús,” claramente ofrezcamos a Dios todas las Misas dichas en el mundo entero por nuestras intenciones. Entonces verdaderamente participamos en todas estas Misas.
Cada vez que decimos “Jesús,” ganamos trescientos días de indulgencia, que podríamos aplicar por las almas del Purgatorio, con lo que muchas de estas almas se verán aliviadas y liberadas de sus horribles penas. Ellas serán verdaderamente nuestras mejores amigas y rezarán por nosotros con increíble fervor.
Cada vez que decimos “Jesús,” es un acto de perfecto amor, porque ofrecemos a Dios el infinito amor de Jesús.
El Santo Nombre de Jesús nos salva de innumerables males y especialmente nos rescata del poder del demonio que está constantemente tratando de hacernos daño.
El Nombre de Jesús gradualmente irá llenando nuestras almas con una paz y un gozo que nunca antes sentimos.
El Nombre de Jesús nos da fuerza de una tal manera, que nuestros sufrimentos parecen ligeros y fáciles de soportar.
¿QUE DEBEMOS HACER?
San Pablo nos dice que debemos hacer todo, tanto en palabra como en obra en el Nombre de Jesús. “Todo cuanto hacéis, sea de palabra o de obra, hacédlo todo en nombre de nuestro Señor Jesucristo...” (Col. 3:17).
De esta manera todas las obras se hacen en un acto de amor y mérito. Y más aún, recibimos la gracia y la ayuda para hacer todas nuestras acciones perfectamente bien.
Sin embargo, todos los días debemos acostumbrarnos a decir “Jesús, Jesús, Jesús,” muy a menudo. Podemos hacerlo cuando nos vestimos, en el trabajo—no importa lo que estemos haciendo—paseando, en momentos de tristeza, en la casa, en la calle, en todas partes.
No hay nada más fácil si lo hacemos con regularidad. Podemos hacerlo muchísimas veces al día.
Piensa que cada vez que decimos “Jesús” devotamente: l) glorificamos a Dios; 2) recibimos grandes gracias; y, 3) ayudamos a las almas del purgatorio.
Ahora siguen algunos ejemplos que demuestran el poder del Santo Nombre.
Capítulo 3
EL MUNDO EN PELIGRO SALVADO POR EL SANTO NOMBRE
Grandes males amenazaron al mundo en el año 1274. La iglesia fue atacada por furiosos enemigos desde dentro y fuera. Fue tan grande el peligro que el Papa Gregorio X, que entonces reinaba, convocó a un Concilio de Obispos en Lyons para determinar la mejor manera de salvar a la sociedad de la ruina en la que estaba cayendo. Entre muchas de las formas propuestas, el Papa y los Obispos eligieron la que ellos consideraron la más fácil y eficaz de todas, es decir, la frecuente repetición del Santo Nombre de Jesús.
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