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Martha Wells - Condició artificial (Spanish Edition)

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Martha Wells Condició artificial (Spanish Edition)
  • Libro:
    Condició artificial (Spanish Edition)
  • Autor:
  • Editor:
    La esfera de los libros
  • Genre:
  • Año:
    2019
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Condició artificial (Spanish Edition): resumen, descripción y anotación

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Ganadora de los premios Hugo y Locus

Tiene un pasado oscuro donde murieron muchos humanos. Y por ese pasado decidió llamarse Matabot. Pero, de la masacre que le dio nombre solo conserva un recuerdo confuso, y ahora quiere saber más.

Tras unir fuerzas con un Transporte de Investigació llamado TIP (es mejor no saber qué significa esa P), Matabot se dirige a la instalació minera donde todo se descontroló.

Sus descubrimientos harán que su forma de pensar cambie para siempre.

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ÍNDICE
CAPÍTULO UNO

A las SegUnidades les dan igual las noticias. Incluso después de hackear mi módulo de control y tener acceso a todas las redes, nunca les prestaba demasiada atención. En parte porque al descargar entretenimiento era menos probable que saltara alguna alarma colocada en las redes del satélite y de la estación de tránsito; las noticias políticas y económicas aparecían en niveles distintos, más cercanos a los intercambios de datos protegidos. Pero sobre todo se debía a que las noticias eran aburridas y me daba igual lo que los humanos se hicieran entre ellos siempre y cuando yo no tuviera que a) detenerlos o b) limpiar el desastre.

Pero mientras cruzaba el bulevar de la estación de tránsito, una nueva oleada de noticias de la Estación flotaba en el aire y rebotaba de un canal público a otro. La rocé, pero gran parte de mi atención estaba centrada en atravesar la multitud mientras fingía comportarme como un ser humano mejorado normal y corriente y no un espantoso matabot. Aquello implicaba no dejarse llevar por el pánico cuando alguien establecía contacto visual conmigo por error.

Por suerte, los humanos y los humanos mejorados estaban demasiado ocupados intentando llegar a su destino o buscando indicaciones y horarios de transporte en la red. Tres transportes de pasajeros habían llegado a través de agujeros de gusano junto con el carguero pilotado por un bot en el que había llegado yo, por lo que el gran bulevar entre las distintas zonas de embarque estaba a rebosar. Además de los humanos, había bots de distintas formas y tamaños, drones zumbando por encima de la multitud y cargamentos recorriendo las pasarelas elevadas. Los drones de seguridad no estarían escaneando en busca de SegUnidades a menos que se lo ordenasen expresamente y, por el momento, nada había intentado enviarme un ping , lo cual era un alivio.

Ya no estaba en el inventario de la aseguradora, pero seguía en el Confín Corporativo y seguía siendo una propiedad.

Aunque me sentía de maravilla por lo bien que lo estaba haciendo hasta el momento, dado que aquel solo era el segundo anillo de tránsito en el que había estado. A las SegUnidades nos envían a nuestros contratos con el cargamento y nunca atravesamos las zonas de las estaciones o de los anillos de tránsito destinadas a la gente. Había tenido que dejar la armadura en el centro de distribución de la Estación, pero entre la multitud gozaba del mismo anonimato que si aún la llevase. (Sí, es algo que tenía que seguir repitiéndome). Vestía una indumentaria de trabajo gris y negra; las mangas largas de la camiseta y la chaqueta, los pantalones y las botas cubrían todas mis piezas no orgánicas; y cargaba también con una mochila. En medio de las vestimentas, cabellos, pieles e interfaces variadas y coloridas de la multitud, yo no destacaba. El puerto de datos en mi nuca quedaba a la vista, pero el diseño se parecía tanto a las interfaces que los humanos mejorados solían implantarse que no levantaba sospechas. Además, nadie cree que un matabot vaya a pasearse por el bulevar de tránsito como una persona.

Y, entonces, al rozar el boletín de noticias me topé con una imagen. Era yo.

No me detuve en seco porque tenía mucha práctica en eso de no reaccionar físicamente a cosas por mucho que me sobresalten u horroricen. Puede que perdiera el control de mi expresión durante un segundo; me había acostumbrado a llevar siempre un casco y a mantenerlo opaco en la medida de lo posible.

Pasé por debajo de un gran arco que conducía a diferentes mostradores que servían comida y me detuve junto a la entrada de un pequeño distrito comercial. Cualquiera que me viese se pensaría que estaba escudriñando esos sitios en la red para buscar información.

En la imagen de las noticias salía de pie en el vestíbulo del hotel de la estación con Pin-Lee y Ratthi. Estaba centrada en Pin-Lee, en su semblante resuelto, la inclinación de enojo en sus cejas y su elegante ropa de negocios. Ratthi y yo, vestidos con los uniformes grises de la expedición PreservaciónAux, nos fundíamos con el entorno. Yo figuraba como «y guardaespaldas» en las etiquetas de la imagen, y menudo alivio, pero me preparé para lo peor mientras reproducía el reportaje.

Vaya, la estación que en mi mente era la Estación, la ubicación de las oficinas y el centro de distribución de la aseguradora donde solían almacenarme, se llamaba en realidad Puerto LibreComercio. Eso no lo sabía. (Cuando estaba allí, me hallaba por lo general dentro de un cubículo de reparación, una caja de transporte o en modo reposo a la espera de un contrato). La narradora de las noticias mencionó de pasada que la doctora Mensah había comprado la SegUnidad que la había salvado. (Aquello era sin duda el contrapunto reconfortante para atenuar una historia ya de por sí lúgubre con un número de cadáveres elevado). Pero los periodistas solo veían a las SegUnidades con la armadura puesta o en un montón ensangrentado de piezas restantes cuando las cosas salían mal. No habían relacionado la idea de una SegUnidad comprada con lo que suponían que era una persona humana genérica y mejorada entrando en el hotel con Pin-Lee y Ratthi. Ni tan mal.

La parte rara era que algunas de nuestras grabaciones de seguridad se habían hecho públicas. Mi punto de vista, mientras registraba el hábitat de DeltFall y encontraba los cadáveres. Imágenes de las cámaras en los cascos de Gurathin y Pin-Lee cuando encontraron a Mensah y lo que quedaba de mí después de la explosión. Lo examiné con rapidez para cerciorarme de que no se veía bien mi cara humana.

El resto del reportaje iba sobre cómo la aseguradora y DeltFall, junto con Preservación y otras tres entidades políticas sin un sistema corporativo que tenían ciudadanos en el hábitat de DeltFall, se unían contra GrayCris. También había en marcha una contienda de abogados a múltiples bandas, en la que algunas de las entidades aliadas en la investigación peleaban entre ellas por la responsabilidad económica, la jurisdicción y las garantías del seguro. No sé cómo podían aclararse los humanos. No había muchos detalles sobre qué había pasado en realidad después de que PreservaciónAux se las apañase para enviar una señal al transporte de rescate de la aseguradora, pero sí los suficientes como para esperar que cualquiera que buscara a la SegUnidad en cuestión sospecharía que yo estaba con Mensah y los demás. Mensah y los demás, claro está, sabían que no era así.

Miré entonces la fecha y vi que la noticia era vieja; se había publicado un ciclo después de que saliera de la estación. Habría llegado por el agujero de gusano con uno de los transportes de pasajeros más rápidos. Aquello quería decir que los canales de noticias oficiales podrían tener ya información más reciente.

Vale. Me dije que era imposible que alguien en ese anillo de transporte estuviera buscando a una SegUnidad descontrolada. Según la información disponible en el canal público, allí no había centros de distribución de ninguna aseguradora ni ninguna empresa de seguridad. Mis contratos siempre habían transcurrido en instalaciones aisladas o planetas deshabitados que explorar, y creía que esa era la norma general. Ni en los programas ni en las series de entretenimiento mostraban SegUnidades contratadas para vigilar despachos o almacenes de cargamento o talleres de naves o cualquiera de los otros negocios típicos en los anillos de tránsito. Y todas las SegUnidades en los programas de entretenimiento llevaban siempre armadura, no tenían cara y aterrorizaban a los humanos.

Me fundí con la multitud y emprendí el camino de vuelta por el bulevar. Tenía que ir con cuidado cuando iba a algún sitio donde pudieran escanearme en busca de armas, como las instalaciones para comprar transporte, entre las cuales se incluían los pequeños tranvías que daban vueltas por el anillo. Puedo hackear un escáner de armas, pero los protocolos de seguridad sugerían que en las instalaciones de pasajeros habría bastantes más para atender a la multitud y yo solo podía encargarme de uno a la vez. Además, tendría que hackear el sistema de pago y eso parecía más lío del que valía la pena asumir en ese momento. Había una larga caminata hasta la zona del anillo donde se hallaban los transportes pilotados por bots a punto de salir, pero me dio tiempo a acceder a la transmisión de entretenimiento y descargarme programas nuevos.

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