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¡Qué buena pregunta!
© 2010 por R. C. Sproul. Todos los derechos reservados.
Diseño de la portada © por Wetzel & Company, Inc. Todos los derechos reservados.
Traducción al español: Cristian J. Morán M.
Edición del español: Mafalda E. Novella, Adriana Powell y Omar Cabral
Traducción provista por Ligonier Ministries.
El texto bíblico sin otra indicación ha sido tomado de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Usado con permiso de Tyndale House Publishers, Inc., Carol Stream, Illinois 60188, Estados Unidos de América. Todos los derechos reservados.
Versículos bíblicos indicados con NVI han sido tomados de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional, ® NVI. ® © 1999 por Biblica, Inc.™ Usado con permiso de Zondervan. Todos los derechos reservados mundialmente. www.zondervan.com.
Versículos bíblicos indicados con RV 60 han sido tomados de la Santa Biblia, versión Reina-Valera 1960. Copyright © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; Copyright © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Usado con permiso.
Versículos bíblicos indicados con BLA han sido tomados de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS ® , Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usado con permiso.
Versículos bíblicos indicados con RVA han sido tomados de la Santa Biblia, versión Reina-Valera Antigua.
Originalmente publicado en inglés en 1996 como Now, That’s a Good Question! por Tyndale House Publishers, Inc., con ISBN 978-0-8423-4711-2.
Library of Congress Cataloging-in-Publication
Sproul, R. C. (Robert Charles), date.
[Now, that’s a good question! Spanish]
¡ Qu é buena pregunta! / R. C. Sproul ; [traducción al español, Cristian J. Morán M.].
p. cm.
Includes index.
ISBN 978-1-4143-3591-9 (sc)
. Evangelicalism —Miscellanea. I. Title.
BT77.S718517 2010
230'.044 —dc22 2010027334
Build: 2017-11-02 10:06:50
PREFACIO
C ON FRECUENCIA, EL TEÓLOGO SUFRE la misma carga que el hábil tirador del Lejano Oeste. Así como los jóvenes pistoleros trataban de encontrar veteranos famosos para desafiarlos y de esa manera aumentar su reputación, algunas personas (¡especialmente los estudiantes!) experimentan un regocijo casi diabólico por encontrar ese enigma teológico peculiar. Sin duda, el gran debate escolástico medieval acerca de cuántos ángeles podrían bailar sobre la cabeza de un alfiler tuvo su origen en alguna pregunta formulada por un travieso estudiante.
Hace varios años, me dispuse a enfrentar una gran cantidad de desafíos. En Ministerios Ligonier, a mediados de los años ochenta, invitamos a amigos interesados a reunirse con nosotros en un estudio de grabación para plantear cualquier pregunta teológica que desearan. No escuché ni leí las preguntas por anticipado, pero tenía que responder a cada una en un espacio de cuatro minutos. Las preguntas y respuestas fueron grabadas y emitidas en diversas estaciones de radio. El programa se llamó, simplemente, Pregúntele a R. C. Aproximadamente trescientas de estas preguntas y respuestas se encuentran ahora reunidas en este libro, adecuadamente pulidas y libres de los “eeh’s” y “mmm’s.”
Quizás la primera buena pregunta que deberíamos plantear es por qué habría yo de someterme a semejante suplicio. A diferencia de muchas de las preguntas que hay en el libro, ésta es fácil de responder. La gente tiene preguntas difíciles, reales e importantes. Mientras que responder a preguntas poco sinceras es una cruz para mi profesión, es una alegría responder a las sinceras.
En cualquier intento, la confusión puede ser debilitante. Cuando comenzamos a hacer preguntas de gran importancia y dichas preguntas se refieren al carácter de Dios, la confusión es natural. Casi deberíamos esperarla. Dios, después de todo, es infinito, mientras que nosotros somos totalmente finitos. Nuestra confusión proviene de esta verdad fundamental: lo finito no puede comprender lo infinito.
Sin embargo, Dios no nos deja en esta situación precaria. En su misericordia y ternura, condescendió a hablar con nosotros y a enseñarnos a través de su creación y de su Palabra. Qué honor, entonces, pertenecer a la profesión que busca ayudar a la gente a aprender lo que Dios ha revelado. Lo que espero que usted encuentre en este libro no es el pensamiento de R. C. Sproul sobre variadas preguntas espinosas, sino la sabiduría de Dios.
El verdadero peligro de aceptar el desafío que implica responder las preguntas de otros no es que pueda haber preguntas para las cuales no tenga respuestas. El verdadero peligro es que podría dar respuestas que no son veraces, y enseñar el error. Este es el peligro sobre el cual la Escritura advierte cuando dice que hay un tremendo juicio esperando a los maestros que guían a otros por el mal camino. Mi problema, entonces, no es solamente que yo soy finito, sino que soy falible. Como ser humano, me equivoco; es posible que haya errado incluso al responder las preguntas incluidas en este libro.
Usted, sin embargo, puede ayudar a aliviar mi temor. Al leer este libro buscando respuestas, por favor hágalo con el espíritu de los bereanos. Por favor revise la Escritura, porque sólo ella es nuestra autoridad final. Sólo ella es infalible en todo lo que enseña. Es nuestra guía y nuestra luz. Ante cualquier pregunta, siempre podemos decir de la Escritura: “¡Qué buena respuesta!”
1
CONOCIENDO A DIOS
No dejen que el sabio se jacte de su sabiduría,
o el poderoso, de su poder,
o el rico, de sus riquezas.
Pero los que desean jactarse
que lo hagan solamente en esto:
de conocerme verdaderamente y entender que yo soy el S EÑOR
—quien demuestra amor inagotable
y trae justicia y rectitud a la tierra —
y que me deleito en estas cosas.
¡Yo, el S EÑOR , he hablado!
JEREMÍAS 9:23-24
Preguntas en esta sección:
¿Por qué Dios nos ama tanto?
Esa es una de las preguntas más difíciles de responder si la pensamos desde la perspectiva de Dios.
Henos aquí, criaturas suyas hechas a su imagen, con la responsabilidad de reflejar y manifestar su gloria y su justicia al mundo entero. Le hemos desobedecido incontables veces en todo lugar y de todas las formas posibles. Al actuar así, hemos tergiversado la manifestación de su carácter frente a todo el universo. La Biblia nos dice que la creación gime con dolores de parto esperando el día de la redención de la humanidad porque sufre a causa de nuestra injusticia (Rm. 8:22).
Cuando pensamos en cuán desobedientes y hostiles hemos sido con Dios, nos preguntamos qué podría moverlo a amarnos tanto. En Romanos 5:7, cuando Pablo está sorprendido por el amor de Cristo que fue manifestado en su muerte, dice: “Casi nadie se ofrecería a morir por una persona honrada, pero imaginen a uno que es perfecto dando su vida por aquellos que no son perfectos y orando aun por quienes le están dando muerte.” Esa es la clase de amor que trasciende cualquier cosa que hayamos experimentado en este mundo. Supongo que lo único que puedo concluir es que la naturaleza de Dios es ser amante. Es parte de su carácter esencial y eterno.