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Misterios inexplicables del cielo y la tierra por Ron Phillips
Publicado por Casa Creación
Una compañía de Charisma Media
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www.casacreacion.com
No se autoriza la reproducción de este libro ni de partes del mismo en forma alguna, ni tampoco que sea archivado en un sistema o transmitido de manera alguna ni por ningún medio-electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otro-sin permiso previo escrito de la casa editora, con excepción de lo previsto por las leyes de derechos de autor en los Estados Unidos de América.
A menos que se exprese lo contrario, el texto bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
Traducido por: Conchita Ramos
Director de diseño: Bill Johnson
Originally published in the U.S.A. under the title:
Unexplained Mysteries of Heaven and Earth
Published by Charisma House, A Charisma Media Company
Copyright © 2013 Ron Phillips
All rights reserved
Visite la página web del autor: www.ronphillips.org
Copyright © 2013 Casa Creación
Todos los derechos reservados
Library of Congress Control Number: 2013945758
ISBN: 978-1-62136-420-7
E-book ISBN: 978-1-62136-437-5
Nota de la editorial: Aunque el autor hizo todo lo posible por proveer teléfonos y páginas de internet correctas al momento de la publicación de este libro, ni la editorial ni el autor se responsabilizan por errores o cambios que puedan surgir luego de haberse publicado.
CONTENIDO
Q UIERO AGRADECER A James Marler por su extensa y exhaustiva ayuda en la preparación del primer borrador de este libro. También a Bill Fry de la página web sobre arqueología anchorstone.com por darnos el permiso para explicar la meticulosa investigación del difunto Ron Wyatt para los capítulos 4, 8 y 9. Aprecio su enfoque franco del presunto descubrimiento del arca del pacto. Esta información es controversial y ha sido desafiada por muchos, y yo no pretendo afirmar su autenticidad. En un libro de misterio siempre habrá desacuerdos acerca de lo desconocido.
Gracias mil a los miembros de Abba’s House y al personal y asociados de Ron Phillips Ministries. De igual manera se merece un gran agradecimiento Andrea Ridge por su capaz ayuda en todos mis ministerios.
Un agradecimiento final a Jevon Bolden y al excelente personal de Casa Creación.
A UNQUE DAMOS GRACIAS por el testimonio de las Sagradas Escrituras y el clamor de nuestra propia conciencia como testimonio de nuestro Dios y Salvador, no hay más testigos. La Escritura indica con claridad que el mismo orden creativo clama como testigo de Dios. El Salmo 19:1 dice que “los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos”.
La vasta expansión del espacio y su maravilla infinita declaran la gloria de Dios. Telescopios radiales detectan sonidos más allá de nuestra galaxia. La creación toda es una sinfonía divina. Más aún, dice la Escritura que “la verdad brotará de la tierra” (Salmo 85:11). El vasto e inexplicable misterio de la tierra exige que lo inspeccionemos y lo estudiemos.
Los canales de televisión estadounidenses, Discovery Channel, National Geographic Channel, History Channel, entre otros, exploran los vastos e inexplicables misterios de nuestra tierra, y sus programas atraen audiencias extensas. Más de la mitad de sus programas tienen que ver con misterios históricos, arqueológicos y científicos relacionados con nuestra Biblia.
Es por ese motivo que no rehúso investigar algunos de sus misterios. No afirmo que mi investigación sea infalible, y gran parte de ella, aunque extraída de fuentes fidedignas, es mi propia interpretación. Creo en las Escrituras que nos exigen estudiar estos misterios:
Grandes son las obras de Jehová, buscadas de todos los que las quieren.
—SALMO 111:2
No debemos temer el maravillarnos ante las antiguas obras de nuestro Señor:
Por cuanto me has alegrado, oh Jehová, con tus obras; En las obras de tus manos me gozo. ¡Cuán grandes son tus obras, oh Jehová! Muy profundos son tus pensamientos. El hombre necio no sabe, y el insensato no entiende esto.
—SALMO 92:4-6
Como a David, me encanta estudiar aquellas cosas antiguas que Dios ha marcado para nosotros en esta tierra:
Me acordé de los días antiguos; Meditaba en todas tus obras; Reflexionaba en las obras de tus manos. Extendí mis manos a ti, mi alma a ti como la tierra sedienta.
—SALMO 143:5-6
Ciertamente en estos últimos días nos conviene explorar los misterios de Dios y contemplar su grandeza. La vasta magnitud y alcance de su creación que constantemente se despliega ante nosotros nos debe mover a postrarnos en adoración y asombro.
Nuestro orgullo y arrogancia pueden ser quebrantados cuando exploramos los secretos de antaño y descubrimos que con Dios, en realidad “nada hay nuevo debajo del sol” (Eclesiastés 1:9).
Sabemos que los misterios del cielo y la tierra pueden ser revelados a aquellos que han sido bautizados en el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es nuestra garantía de los misterios del cielo hasta que lleguemos allá. En Efesios 1:14 dice que el Espíritu Santo es “las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria”.
Mientras tanto, como seres espirituales ¡podemos recibir las cosas que son de Dios! Podemos recibir la revelación o la iluminación de Dios para entender el orden de su creación.
[Para que] el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos.
—EFESIOS 1:17-18
Dios abrirá nuestros ojos para ver su verdad y nos dará la revelación de su poder en todas sus obras. Dios continúa mostrando su verdad hoy, no simplemente con la Escritura, sino con la verdad que abre los ojos de los perdidos. Debemos permanecer plantados con firmeza en esta “verdad presente”.
Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente.
—2 PEDRO 1:12
En el Salmo 85:11 David escribió lo siguiente:
La verdad brotará de la tierra, y la justicia mirará desde los cielos.
Este versículo, probablemente más que cualquier otro, encendió la llama que me propulsó a buscar aquellas señales en la tierra que hablan de la verdad de Dios, la Biblia, y el Evangelio de Jesucristo. Pero fue mientras meditaba en estas palabras de David, y en combinación con las palabras de Juan, el discípulo amado, que solidifiqué mi seguridad en compartir estos misterios. Haré referencia a estor versículos a través del libro, pero permítame primero crear la base.
En Juan 5:6-8 leemos:
Éste es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad. Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan.
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