Comenzando en Cristo
CÓMO SABER QUE
ERES NACIDO DE NUEVO
Si declaras con tu boca que Jesús es el Señor y crees de corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, Dios te salvará. Porque a quien cree de corazón, Dios lo da por justo; y a quien reconoce a Jesús, Dios lo salva.
Pues las Escrituras afirman que «los que creen en Cristo jamás serán defraudados».
—ROMANOS 10.9-11
Les aseguro que el que presta atención a lo que digo y cree en el que me envió, tiene vida eterna y no será condenado, porque ha pasado de la muerte a la vida.
—JUAN 5.24
Por lo tanto, si alguien está unido a Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha quedado atrás y lo nuevo ha llegado!
—2 CORINTIOS 5.17
Si creen ustedes que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios y el Salvador, ustedes son hijos de Dios. Y el que ama al padre ama también a los hijos. Así que podemos medir el amor que sentimos hacia los hijos de Dios, hermanos nuestros en la fe, por el amor que sentimos hacia Dios y la obediencia que le rendimos. Amar a Dios es obedecer sus mandamientos; y esto no es difícil, porque el que es hijo de Dios puede vencer el pecado y las inclinaciones al mal, confiando en la ayuda que Cristo puede ofrecerle. ¡Nadie podrá jamás vencer en esta lucha sin creer que Jesús es el Hijo de Dios!
Nosotros sabemos que Jesús es el Hijo de Dios porque Dios lo proclamó con gran voz desde el cielo en el momento en que lo bautizaban y también cuando moría. ¡No sólo en su bautismo sino también a la hora de su muerte! Y el Espíritu Santo, siempre veraz, lo afirma también.
Así que el que tiene al Hijo de Dios tiene la vida; el que no tiene al Hijo, no tiene la vida.
—1 JUAN 5.1-7, 12
Si alguno declara ante la gente que es mi seguidor, yo declararé a su favor ante mi Padre que está en los cielos.
Y el que se niegue a tomar la cruz y seguirme, no es digno de ser mío. El que se apegue demasiado a su vida, la perderá; pero el que renuncie a ella porque me ama, la salvará.
—MATEO 10.32, 38-39
Estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí. Y esta vida que ahora tengo la vivo por mi fe en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó por mí.
—GÁLATAS 2.20
Pues ustedes han nacido de nuevo, no de padres mortales, sino de la palabra de Dios que vive y permanece.
—1 PEDRO 1.23
Ahora todos ustedes son hijos de Dios por medio de la fe en Cristo Jesús. Porque todos los que han sido bautizados en Cristo, se han revestido de él. Ya no importa si eres judío o griego, esclavo o libre, hombre o mujer. Todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús.
—GÁLATAS 3.26-28
Por su misericordia y por medio de la fe, ustedes son salvos. No es por nada que ustedes hayan hecho. La salvación es un regalo de Dios y no se obtiene haciendo el bien. Esto es así para que nadie se sienta orgulloso. Somos creación de Dios, creados en Cristo Jesús para hacer las buenas obras que Dios de antemano ya había planeado.
—EFESIOS 2.8-10
Los que pertenecen a Cristo han clavado en la cruz su naturaleza pecaminosa. Puesto que vivimos por el poder del Espíritu, sigamos la dirección del Espíritu.
—GÁLATAS 5.24-25
¡Y les daré un corazón nuevo, les daré intenciones nuevas y rectas, y pondré un espíritu nuevo en ustedes! ¡Les quitaré sus corazones de piedra, tercos e insensibles, y les daré nuevos corazones, llenos de amor y buenas intenciones! Y pondré mi Espíritu dentro de ustedes para que sigan mis instrucciones y hagan todo cuanto es justo y agradable para mí.
—EZEQUIEL 36.26-27
Si amamos a los demás hermanos, hemos pasado de la muerte a la vida. El que no ama a los demás está muerto.
—1 JUAN 3.14
La buena tierra representa el corazón del hombre que escucha el mensaje, lo entiende y sale a ganar treinta, sesenta y hasta cien almas para el reino de Dios.
—MATEO 13.23
Sí, revístanse de la nueva naturaleza que Dios creó, para que sean como él, verdaderamente justos e íntegros.
—EFESIOS 4.24
Lucha la buena batalla de la fe; echa mano de la vida eterna que Dios te ha dado y que has confesado ante tantos testigos.
—1 TIMOTEO 6.12
Sabemos que nuestra vieja naturaleza pecaminosa fue clavada en la cruz junto con Cristo; de esta manera, ya no está bajo el dominio del pecado, ni tiene que someterse a la esclavitud del pecado, porque al morir quedamos libres de su dominio.
Y por cuanto nuestra naturaleza pecadora murió con Cristo, creemos que también compartiremos su nueva vida.
—ROMANOS 6.6-8
Sigamos firmes en la esperanza que profesamos, porque él cumplirá la promesa que nos hizo.
—HEBREOS 10.23
Si saben que Jesús es justo, deben también saber que todo el que practica la justicia es hijo de Dios.
—1 JUAN 2.29
El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.
—1 JUAN 4.8
Pero a todos los que lo recibieron, a los que creen en él, les dio el derecho de ser hijos de Dios.
—JUAN 1.12
Jesús le dijo:
—Te aseguro que si una persona no nace de nuevo no podrá ver el reino de Dios.