anglicana solitaria.
Porque se adquiere la sabiduría con el sufrimiento. E incluso en el sueño una pena difícil de olvidar cae gota a gota del corazón, y en nuestra desesperación, contra nuestra voluntad, nos llega la sabiduría merced a la espantable gracia de Dios.
en el sosiego y la confianza estará vuestra fuerza.
A GRADECIMIENTOS
Los libros se escriben sobre todo en los espacios abiertos y amplios de la soledad. Como toda soledad fecunda, sin embargo, esta es esencialmente eclesial, el don de la comunidad. Durante casi veinticinco años, mi Orden religiosa ha sido un crisol de amor a este respecto, y deseo expresar mi gratitud en particular a los frailes y religiosas de la Orden de San Agustín, especialmente a David Brecht, OSA, John FitzGerald, OSA, Mary Grace Kuppe, OSA, Richard Jacobs, OSA, Gerald Nicholas, OSA, Benignus O’Rourke, OSA, Robert Prevost, OSA, Raymond Ryan, OSA, Theodore Tack, OSA, James Thompson, OSA y a mis hermanos de hábito en el priorato de Santa Mónica, Hoxton Square, Londres. Estos y otros muchos hermanos han sido fuente de inspiradora amistad, humanidad y sabiduría durante años.
Siempre es un privilegio contraer deudas de gratitud, y sería imposible dar las gracias de forma elocuente a las personas que rezan a continuación, las cuales han jugado un papel especialmente decisivo en el curso de los años: Dom Bernard (RIP), de la abadía Guadalupe, Aubrey y K. Buxton, Michael Coll, Dom Cyril, de la abadía de Parkminster, Christopher Daly, Kevin Hughes, Betty Maney, Pauline Matarasso, Maria Meister, Carolyn Osiek, Martha Reeves, Polly Robin, Ursula Rowlatt, Tom Smith y Werner Valentin. La Universidad Villanova ha sido mi comunidad académica y mi hogar durante los últimos años, y estoy muy agradecido por la amistad y el apoyo del Departamento de Teología y Estudios Religiosos.
Joan Rieck es una excelente profesora y me ha enseñado más sobre la verdadera naturaleza del silencio alzando la campanilla que mediante cualquier cosa que pueda expresarse con palabras. Tom y Monica Cornell, del Catholic Worker, Marlboro, Nueva York, siguen siendo la mesa de la cocina de mi vida y los guardianes del sótano de mi soledad.
Monasterios carmelitas esparcidos por todo el Reino Unido han soportado con dignidad y paciencia mucho de lo que hay escrito en este libro. Mi agradecimiento especial a las monjas carmelitas de Birkenhead, Falkirk, Langham, Liverpool, Nottinghill, Santa Helen, Ware, Wolverhampton, Wood Hall y York. Su coraje, sencillez y honestidad, su estar centradas en Dios y su amabilidad hacia este afectuoso hermano han sido profundamente conmovedores y reconfortantes a lo largo de muchos años.
Por muchas razones, los autores aprenden a ser agradecidos gracias a los editores. Cynthia Read y Julia Termaat, de Oxford University Press, Nueva York, me han sido de una gran ayuda y me han brindado una colaboración editorial inestimable. Brendan Walsh, de Darton, Longman y Todd, Londres, me «fichó» para este proyecto y ha sido una fuente de aliento cálida y entrañable. Elizabeth Wales fue decisiva a la hora de encontrarle un hogar a este libro.
Inspiradoras colecciones de charlas a cargo de Antoinette Warner (Gangagi), You Are That!, 2 vols. (Boulder, CO , Satsang Press, 1995 y 1996), me brindaron una nueva manera de entender la antigua práctica cristiana de la percepción (como se aprecia sobre todo en el epílogo de este libro).
Todas las citas bíblicas proceden de varias traducciones inglesas: la Nueva Biblia de Jerusalén, la Nueva Biblia Americana y la Versión Estándar Revisada .
Citamos poesía contemporánea con agradecido reconocimiento a las siguientes editoriales: Bloodaxe Books, por permitirnos citar a R. S. Thomas, Collected Later Poems 1988-2000 (Bloodaxe Books, 2000); Orion Publishing Group, por permitirnos citar a R. S. Thomas, Collected Poems 1945-1990 (J. M. Dent, impresión de Orion Publishing Group); The Goldsmith Press en nombre de Peter Kavanagh, Complete Poems (The Goldsmith Press, 1988); Broughton House Books, por permitirnos citar a Pauline Matarasso, The Price of Admission (Cambridge, Reino Unido, Broughton House Books, 2005); A. P. Watt Ltd., en nombre de Michael B. Yeats, por permitirnos tomar una cita de The Poems of W. B. Yeats , ed. J. Finneran (Nueva York, MacMillan Publishing Company, 1983); fragmentos de «The Pentecost Castle», tomados de New and Collected Poems 1952-1992, de Geoffrey Hill, reimpresión autorizada por Houghton Mifflin Company (Estados Unidos) y Penguin Books Ltd., Reino Unido. Pusimos todo nuestro empeño en localizar al titular canadiense de los derechos de autor de «The Pentecost Castle», de Geoffrey Hill. Si el titular canadiense desea hacer valer sus derechos, le rogamos que contacte con el autor.
I NTRODUCCIÓN
D IOS, NUESTRA PATRIA
Es preciso refugiarse en la patria amadísima.
S AN A GUSTÍN , La Ciudad de Dios
Estamos hechos para la contemplación. Este libro trata del cultivo de las habilidades necesarias para la más sutil, sencilla y penetrante de las artes espirituales. La comunión con Dios en el silencio del corazón es una capacidad sobrenatural, como la capacidad del rododendro para la floración, la del polluelo para el vuelo y la del niño para la alegría y el abandono desinteresados. Si la gracia de Dios, que inunda y simplifica la prodigalidad de nuestras vidas, no consuma esta capacidad mientras vivimos, entonces sin duda lo hará el abrazo de Dios, que nos acogerá cuando entremos en el misterio transformador de la muerte. Este Dios que se entrega, el Ser de nuestro ser, la Vida de nuestra vida, ha hermanado dos hechos indiscutibles del devenir humano: estamos hechos para una comunión íntima con Dios y todos debemos enfrentarnos a la muerte.
Ya descubramos el unum necessarium, la «única cosa necesaria» (Lc 10,42), durante el tiempo de vida que nos sea concedido, o ya nos percatemos de ello solo como le sucedió al Iván Illich de Tolstoi, quien, finalmente reconciliado con su vida triste y anodina, a fin de transitar la muerte, exclamó regocijado por su gran descubrimiento –«y la muerte, ¿dónde está? [...] la muerte ya no existe» .
A este libro lo guía una consideración práctica: ofrecer orientación y estímulo que contribuyan a acrecentar nuestra familiaridad con esta patria que fundamenta nuestro ser. En sus Puntos de amor, san Juan de la Cruz dice: «Una Palabra habló el Padre, que fue su Hijo, y esta habla siempre en eterno silencio, y en silencio ha de ser oída del alma» .
Estos silencios recíprocos son el ámbito de la tierra silenciosa. Pero, a diferencia de otros parajes, de esta tierra del silencio no existe un mapa definitivo. San Juan de la Cruz, uno de los más grandes cartógrafos de la vida espiritual, así lo apunta al comienzo de su propio intento por cartografiar este silencio en la Subida del monte Carmelo . Antes de la obra como tal, Juan nos presenta en un boceto el argumento de la misma. Dibuja el monte Carmelo como una montaña espiritual, un símbolo del alma. A no excesiva distancia de la base de la montaña escribe: «Ya por aquí no hay camino, porque para el justo no hay ley, Él para sí se es ley» . Juan no está propugnando un estilo de vida anárquico, un mero «haz lo que quieras». Más bien está indicando la naturaleza intrínsecamente no cartografiable del silencio. Pauline Matarasso capta la esencia de esta cuestión en su poema Desde dentro:
Miro hacia el silencio.
No es, como había oído, una cumbre
con asideros naturales y crampones abandonados
por escaladores más avezados.