Reinos
del
Silencio
Recorriendo los Monasterios de España
Jorge Ponce Soto
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REINOS DEL SILENCIO (RECORRIENDO LOS MONASTERIOS DE ESPAÑA)
First edition. July 8, 2019.
Copyright © 2019 Jorge Ponce Soto.
Written by Jorge Ponce Soto.
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Also by Jorge Ponce Soto
Reinos del Silencio (recorriendo los monasterios de España)
Índice
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MONASTERIO
L OS MONASTERIOS EN España constituyen un rico patrimonio histórico, artístico y cultural de este país. Son testimonio de su propia historia religiosa y de la historia político-militar tanto en la Edad Media como en tiempos anteriores, con la llegada y asentamiento de los visigodos. Los monasterios tuvieron un papel importante en la repoblación llevada a cabo por los distintos reyes y condes cristianos tras el avance de la Reconquista y el consiguiente retroceso de los musulmanes hacia el sur de la península.
Su presencia en la península data de los primeros siglos del cristianismo, cuando la primitiva vida eremítica dio lugar a la formación de comunidades religiosas y a la construcción de pequeños monasterios hispanos en los siglos VI y VII.
Durante la repoblación, muchos de estos edificios evolucionaron, o incluso fueron levantados de nueva planta, hacia un estilo que tradicionalmente viene llamándose mozárabe.
La segunda fase se desarrolló con la llegada de los benedictinos de Cluny, ya en época de la Reconquista y a partir de ese momento fueron evolucionando o cambiando, de acuerdo con las nuevas órdenes: Císter, órdenes militares, premostratenses, cartujos, jerónimos, agustinos, camaldulenses y mendicantes. En el siglo XVII tuvo lugar una eclosión de conventos situados o muy cerca o dentro de la ciudad.
Desde la actual Cataluña hasta Galicia fueron apareciendo conjuntos monasteriales de diversas dimensiones que se transformarían unos en edificios más importantes y consistentes y otros serían abandonados o destruidos. La mayor parte de los monasterios en España están distribuidos en la mitad norte en consonancia con el discurrir histórico de la zona en la Edad Media. Son mucho menos numerosos en el sur, sobre todo en las provincias de Andalucía y de Canarias.
La creación de monasterios durante la Edad Media fue primordial desde un punto de vista social, y sobre todo cultural, así como para la repoblación, ello supuso un gran avance en la agricultura y surgieron poblamientos en derredor de los grandes edificios, también se beneficiaron el arte y la cultura, pues los monasterios eran centros de la cultura y del saber en aquella época.
Otro factor importante a tener en cuenta para la construcción de monasterios en España fue el Camino de Santiago, a lo largo del cual fueron surgiendo estas instituciones religiosas cuyo principal objetivo fue la ayuda al peregrino.
PRIMEROS MONASTERIOS EN ESPAÑA
La primera referencia a un monasterio en España la hace San Agustín en 398 en una carta dirigida al abad del Monasterio de Cabrera. En 410, el monje Baquiario utilizó por primera vez la palabra monasterio en un texto escrito en Hispania. Él como monje y Egeria o Eteria como monja (quizá más propiamente una virgen consagrada) serían los primeros monjes hispanos de nombre conocido.
Los primeros monasterios surgieron en el siglo IV y fueron humildes edificaciones levantadas a la sombra de santuarios o de enterramientos de mártires locales muy queridos. Muchos de estos monasterios eran trogloditas, pues los ermitaños o eremitas (los primeros monjes) preferían vivir en cuevas que habilitaban como alojamiento u oratorio.
Tal es el origen del monasterio de San Millán de la Cogolla, que conserva tanto las grutas donde habitó el santo Aemilianus o Millán como la que sirvió de oratorio. En las cuevas del entorno habitaban sus discípulos. La práctica de vivir el alejamiento del mundo en soledad fue transformándose por la agrupación de monjes en cenobios, que, aunque vivieran en comunidad, mantenían sus prácticas ascéticas, y la localización en un lugar despoblado (en desierto).
El éxito cuantitativo del monacato en la época visigótica llevó a no pocos enfrentamientos con el clero secular, y sus disputas llegaron hasta los Concilios de Toledo. Buena parte de ello provenía de las ventajas sociales y económicas que proporcionaban los privilegios de la vida monástica. En algunos casos, como en la zona de El Bierzo se crearon monasterios que acogían a familias enteras como Compludo y el Monasterium Ruphianensi, que fueron fundaciones de Fructuoso (y se han llegado a llamar la Tebaida berciana), que tenían más bien el aspecto de verdaderas aldeas. En otras zonas, como la Bética, no hubo monasterios mixtos y se separaron por sexos. Algunas fuentes también atribuyen a los rasgos más extremos del movimiento eremítico, sobre todo en zonas como Burgos, Álava y Logroño, rasgos de protesta social, en paralelismo con otros movimientos religiosos como la herejía priscilianista, que pervivió en algunas zonas como Galicia, hasta el siglo VI.
En los siglos siguientes surgieron los monasterios hispanos y los monasterios de repoblación, con sus características propias dentro de una necesidad y un arte puramente hispano. Con el románico y la llegada de los monjes de Cluny (siglo XI), de la orden de San Benito y observadores de su regla, el conjunto monástico tomó nueva forma y se hizo mucho más importante e influyente. Apareció el claustro por antonomasia y los edificios que se levantaron fueron de grandes proporciones.
El papel político de los cluniacenses y su vinculación con las monarquías y las casas nobles fue decisivo para la europeización de los reinos cristianos peninsulares y la conformación de la sociedad feudal. En cuanto al papel social y económico de los monasterios benedictinos, las interpretaciones materialistas clásicas -para las que serían un señor feudal más- están siendo matizadas por la historiografía más reciente, que estudia muchos más aspectos, como su inclusión en redes clientelares más complejas y sus funciones de todo tipo (ideológico, jurídico, institucional...), con ayuda de la metodología de la antropología cultural y la microhistoria.
Tras el impulso de Cluny llegaron los cistercienses con nuevas fábricas8 y sus reformas, así como los cartujos, y en el siglo XIII los franciscanos y dominicos, a los que se añadirían los premostratenses y jesuitas. De todos ellos se conservan bastantes muestras monacales. Durante los siglos XVI y XVII fueron muy numerosos los monasterios y conventos femeninos.
PRIMEROS MONASTERIOS HISPANOS
Durante los siglos VI y VII la cultura hispano visigoda se manifestó en una riqueza monacal donde aun florecía la tradición antigua y donde los propios monjes hispanos redactaban las reglas de convivencia monástica. Surgen en este periodo gran cantidad de monasterios.
En algunas fuentes se considera al Monasterio de San Victoriano de Asán (Sobrarbe, provincia de Huesca) como el primer monasterio fundado en España, aunque más probablemente, dada la existencia de referencias a monasterios anteriores, lo que pueda decirse con más seguridad es que sea la primera fundación a iniciativa real: la del rey visigodo Gesaleico en el 506. Otras se debieron a los suevos, en la zona noroccidental, con la actividad de San Martín de Dumio, procedente de Panonia. Otros santos fundadores, como San Donato, vinieron de África a Játiva. San Fructuoso de Braga, a principios del siglo VII fundó el monasterio de Compludo y otras veinte fundaciones desde Galicia hasta la Bética. En el mismo siglo, San Leandro y su hermano San Isidoro compusieron sus propias reglas monásticas.
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