Comité Editorial de la colección de Historia Empresarial: Enrique Badía, Alfonso Ballestero, Mercedes Cabrera, Albert Carreras, Marcelino Elosua, Carlos Espinosa de los Monteros, Jesús Huerta, Manuel Montero, Pedro Tedde y Gabriel Tortella.
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© Xavier García Barber 2014
© Jacobo Olalla Marañón 2014, del prólogo
© LID Editorial Empresarial 2014, de esta edición
EAN-ISBN13: 9788483569573
Directora editorial: Jeanne Bracken
Editora de la colección: Laura Madrigal
Edición: Maite Rodríguez Jáñez
Corrección: María Aldave
Maquetación: produccioneditorial.com
Diseño de portada: Irma Martín Paz
Primera edición: noviembre de 2014
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A mi mujer Luz y a mi hija Íria;
a mi hermana Elisabet, mi cuñado Alexander
y mi sobrina Sofía.
Índice
5. La competencia en la industria cervecera a lo largo
del territorio peninsular
4.2. La fiscalidad sobre la cerveza y su comparación
con el vino
Prólogo
Es un honor para mí poder encabezar con unas líneas La cerveza en España, ya que se trata de un libro de gran valor por diferentes motivos que el lector irá descubriendo a medida que se sumerja en la fascinante historia de la elaboración de esta bebida en nuestro país. El primero de todos tiene que ver con su vocación pionera, puesto que viene a llenar un vacío en la investigación académica en torno al sector agroalimentario. Como bien se recuerda en la introducción del libro, los inicios de la industria cervecera están mal documentados y la escasa bibliografía al respecto no hace justicia a un sector cuyo peso en la economía –un 1,4% del PIB y un valor en el mercado superior a los 14.600 millones de euros– constituye una de las razones que empujaron a Xavier García Barber a interesarse por este asunto.
En la actualidad, la producción española de cerveza se sitúa en cuarta posición en la Unión Europea, sólo precedida, a escasa distancia, por Polonia y dos gigantes como son Alemania y Gran Bretaña. A escala mundial nuestro país puede presumir de encontrarse entre los diez primeros puestos. Buena prueba de la relevancia del sector en el plano internacional es el hecho de que el español Demetrio Carceller se encuentre al frente de la Asociación de Cerveceros de Europa desde 2012.
Con sus más de 32 millones de hectolitros producidos en 2013, el sector cervecero desempeña un papel fundamental en el panorama agroalimentario español. En el proceso de elaboración de la cerveza se recurre en la práctica totalidad del lúpulo y la malta nacionales. Unas 484 hectáreas se consagran al cultivo de flor de lúpulo, la planta responsable del característico sabor amargo de la cerveza y sustento económico de más de 30 provincias en Castilla y León, Galicia, La Rioja y Navarra. La malta, por su parte, se obtiene a partir de 650.000 toneladas de cebada cultivadas en más de 320.000 hectáreas y procesadas en siete malterías a lo largo y ancho de la geografía nacional.
El lúpulo y la malta simbolizan el primer eslabón de una cadena que aporta riqueza y dinamismo a la economía nacional. Cuando ambos ingredientes llegan a una de las 18 plantas cerveceras que jalonan nuestro país, no sólo se crean puestos de trabajo, sino que también entra en escena la innovación como elemento diferenciador. Tal y como se expone en este libro, el sector cervecero se encuentra entre las primeras industrias del sector alimentario en desarrollar un proceso productivo tecnológicamente avanzado. Cerveceros de España apuesta por la investigación y formación de sus técnicos y colabora de forma activa con la Asociación Española de Técnicos de Cerveza y Malta, que gestiona la Escuela Superior de Cerveza y Malta.
La adopción del I+D+I por las compañías cerveceras de nuestro país también comprende otros aspectos como el aprovechamiento de los recursos naturales y energéticos, o el lanzamiento de nuevos productos al mercado. Precisamente en el apartado medioambiental se han alcanzado grandes avances en los últimos años: descenso de la emisión de gases de efecto invernadero, reducción del peso de los envases o aprovechamiento del bagazo de cerveza, por citar sólo algunos ejemplos destacados.
En el preciso instante en que un botellín o un barril de cerveza salen de un centro productivo se empieza a escribir un capítulo fundamental en la relación entre esta bebida y la economía. Hasta un 62% del consumo de cerveza en España tiene como escenario el canal hostelero. La nuestra es una bebida para el encuentro con amigos y familia, para la conversación relajada en cualquier momento del día y, por supuesto, para el pincho, la tapa o un plato, ya sea en la comida o la cena. Gracias a su versatilidad, el 84% de los consumidores de cerveza la toma acompañada de algún tipo de alimento, lo que repercute directamente en el gasto en hostelería. Por su gran capacidad para dinamizar el consumo, la cerveza es la responsable de entre el 25 y el 40% de los ingresos de los establecimientos hosteleros.
A través de todas las piezas de este engranaje, el sector cervecero español posibilita la creación de más de 224.000 puestos de trabajo –alrededor del 80% en HORECA– y aporta 3.400 millones a las arcas del Estado en concepto de impuestos. Esta contribución la convierten, sin lugar a dudas, en la bebida con contenido alcohólico más relevante para la economía. Consciente de este estatus, el Gobierno ha dotado a la cerveza de un marco fiscal estable, al no elevar su impuesto especial y mantener el consumo en este canal dentro del tipo de IVA reducido.
Otro aspecto sobre el que quisiera llamar la atención por su paralelismo con la actualidad es la historia de las exportaciones de cerveza. Se detiene la investigación de Xavier García Barber en las últimas décadas del siglo XVIII –«la época dorada de las exportaciones»–, después de la promulgación del Reglamento de libre comercio con las Indias de 1778. Entre 1792 y 1793 el puerto de la ciudad mejicana de Veracruz recibió más de 1,2 millones de litros de cerveza elaborada en España. La gran beneficiada de este extraordinario flujo comercial fue Santander, que en el siguiente siglo cedería el testigo a Madrid y Barcelona como mascarones de proa de la industria cervecera.
Algo más de 200 años después podemos volver a hablar de un excelente comportamiento del comercio exterior de cerveza. En 2014 se vendieron 1,3 millones de hectolitros fuera de nuestras fronteras, una cifra que duplica la registrada en 2010. Esos cuatro años han estado presididos por la internacionalización de las compañías cerveceras y la creciente afluencia de turistas, en especial en 2013. Grandes consumidores de cerveza, los visitantes extranjeros aprecian cada vez más la calidad de nuestras marcas, de tal manera que ya no sorprende que las busquen en sus países de origen. De hecho, según el estudio Percepción de los productos y marcas agroalimentarias de España en turistas extranjeros del Foro de Marcas Renombradas Españolas y la Federación de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB), la cerveza figura entre los diez productos españoles más reconocidos por los turistas.
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