Introducción
Biografías, clubes de fans, recorridos turísticos por sus casas o los lugares que frecuentaron… No son estrellas del cine o de la música, sino detectives de ficción que generan tanta admiración o fanatismo como las estrellas de carne y hueso.
El primer detective de ficción nació en 1841 en Estados Unidos, pero fue francés y se llamó Auguste Dupin; bajo la pluma de Edgar Allan Poe, se hizo célebre por haber resuelto entre otros los Crímenes de la Calle Morgue. La figura del detective cruzó luego el Atlántico para que se conformara la escuela británica de novela policíaca, de la mano del Sherlock Holmes de Sir Arthur Conan Doyle y de las dos figuras propuestas por Agatha Christie: Hércules Poirot y Miss Maple. Estos primeros detectives se caracterizan por su vasta cultura general y por sus métodos de observación empírica y deducción. La ancianita Miss Maple aporta, además, tanto la intuición femenina como sus conocimientos mundanos. La novela policial clásica o de enigma conforma sus tramas alrededor de quién y cómo se ha cometido el delito. En muchos de estos casos se contrapone la lógica y la ciencia al universo de las creencias o lo sobrenatural.
Cuando los norteamericanos retomaron el género policial en la década de 1930 y 1940 para dar forma al “hardboiled” (que en español se conoce como “novela negra”), produjeron detectives más oscuros, marginales y complejos. Nos mostraron, de este modo, que más allá de los casos que investigaban, ellos mismos eran interesantes, tenían una historia, sentimientos y moralidad. A menudo amantes de la bebida, frecuentadores del mundo del hampa, estos personajes marginales y contradictorios rompieron con el molde clásico e introdujeron nuevas variables en la trama, como conflictos de clases sociales y corrupción. Los detectives más destacados de este modelo son Sam Spade de Dashiell Hammett, Philip Marlowe de Raymond Chandler y posteriormente LewArcher de Ross MacDonald.
El género experimentó cierto declive en las décadas de los cincuenta y sesenta, pero tuvo un resurgir a partir de los setenta con detectives populares como el Spencer de Robert Parker. A partir de entonces, el género policial no ha dejado de crecer. Dentro de la rama cómica del género se destaca el Inspector Clouseau, de las películas de la Pantera Rosa, una suerte de anti detective que tiene éxito por pura casualidad y cuya línea siguieron, entre otros, el Inspector Gadget. Los detectives de las últimas décadas tienden a mostrar las realidades puntuales de sus países, y a dar cuenta de la madurez del género a través de los cambios en el mundo. Tales son los casos de Cao en China, Kayankaya en Alemania, Conde en Cuba y Jaritos en Grecia, por citar sólo algunos. Además, el siglo XX nos ha ofrecido el primer detective travesti de la humanidad, proveniente nada menos que de Turquía (Veral). Los últimos años han revelado un boom de la novela policial sueca (con la trilogía Millennium y Wallander a la cabeza), y también, en el momento en que las series de televisión reinan, un boom de series abocadas al género, muchas de ellas con éxitos arrolladores.
Esta lista de 50 detectives de ficción es arbitraria, como cualquier recorte. La conforman en su gran mayoría detectives de literatura, a los que se suman algunos de historieta (como Dick Tracy, Rip Kirby y Detective Conan), de películas (Clouseau) y de series de televisión (McNulty, Gibson, Luther, etcétera). Hay detectives aficionados que en sus vidas cotidianas tienen otros oficios (como Dupin, Malaussène y Veral), hay inspectores de policía (Morse, Wallander, Hansichi), médicos forenses (Scarpetta y Quincy) y detectives privados, muchos de ellos con licencia, en sus respectivos países (Spade, Magnum, Carvalho). El listado sigue, de modo cronológico, el año en que el detective apareció publicado o emitido por primera vez. Ajusten sus lupas, apronten sus whiskys, sigan las pistas, ¡y a recorrer el listado de los 50 detectives de ficción!
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1841, C. Auguste Dupin
Autor: Edgar Allan Poe (1809-1849)
Los crímenes de la calle Morgue, El misterio de Marie Rogêt y La carta robada.
Tres relatos le bastaron a Dupin para generar no sólo influencias en escritores de todo el mundo, sino el nacimiento y desarrollo de uno de los géneros literarios más difundidos. Dupin es considerado el primer detective de ficción de la historia, y Los crímenes de la calle Morgue el primer relato policial. En él, una mujer y su hija son brutalmente asesinadas. A partir de los relatos de los vecinos y de las diferentes versiones sobre las voces y los gritos que cada uno oyó la noche del crimen, más la evidencia de unos restos de cabello y las marcas en el cuello de una de las víctimas, Dupin deduce qué es lo que ha sucedido. Auguste Dupin vive con el narrador en una mansión en ruinas en París; para él, la investigación es un entretenimiento y en los tres casos colabora con la policía. Su método se compone de observación y deducción, apoyado también en los conocimientos adquiridos por lecturas (libros o periódicos). Además, lee las mentes de quienes lo rodean (incluido el narrador) y, poniéndose en el lugar del otro, busca determinar los razonamientos ajenos.
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- 2
1887, Sherlock Holmes
Autor: Sir Arthur Conan Doyle (1859-1930)
Estudio en Escarlata, El signo de los cuatro, El mastín de los Baskerville, entre otros relatos.
Holmes es probablemente el detective clásico de ficción más célebre e influyente de todos los tiempos. Alto y delgado, con conocimientos en ramas de la ciencia como la química, la grafología y la botánica, este detective londinense es bohemio y desprolijo en su vida, pero meticuloso en sus investigaciones. Su método combina deducción y análisis, con base en sus conocimientos y en la observación. Suele estudiar las escenas del crimen con lupa y cinta métrica. En algunas oportunidades, Sherlock se disfraza para pasar inadvertido o introducirse en ciertos lugares; en otras ocasiones asume la posición y el razonamiento de otras personas para intentar actuar como ellos. Su compañero y ayudante es Watson, un médico sensible y humano. Es él quien narra las historias. Sherlock vive en el emblemático 221B de Baker Street, su dieta es frugal y toca el violín. Suele llevar pistolas y en ciertas ocasiones las utiliza, lo mismo que se bate a esgrima o a puño limpio. Ante la ausencia de casos que lo estimulen y pese a las quejas de Watson, Sherlock se inyecta cocaína o morfina. Es frío en el modo de relacionarse con la gente, no tiene amigos fuera de Watson, y carga con una gran desconfianza hacia las mujeres (sólo en Escándalo en Bohemia caerá rendido ante Irene Adler, una cantante de ópera y ex amante del rey de Bohemia).
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- 3
1907, Joseph Joséphin, “Rouletabille”
Autor: Gaston Leroux (1868 – 1927)
El misterio del cuarto amarillo, El perfume de la dama de negro, Rouletabille en el palacio del Zar, entre otras novelas.
Rouletabille es un joven periodista de 18 años que trabaja para el periódico L´Epoque de París, y cuyas habilidades como detective le llevan a resolver los más diversos casos. Quien relata las historias es Santclaire, un joven abogado amigo de Rouletabille (el apodo “rueda de ruleta” se lo ha ganado por su cabeza redonda). Este detective es un joven servicial, despierto y amable, que a diferencia de Sherlock, desconfía de sus sentidos: cree que su observación podría engañarle, por ello se basa más que nada en la lógica y el razonamiento. En El misterio del cuarto amarillo han intentado matar a la hija de un profesor en un cuarto cerrado por dentro y con una ventana cubierta por barrotes. Es una de las primeras novelas del sub género denominado “cuarto cerrado”.