Albert Einstein - Mis creencias
Aquí puedes leer online Albert Einstein - Mis creencias texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1984, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:
Novela romántica
Ciencia ficción
Aventura
Detective
Ciencia
Historia
Hogar y familia
Prosa
Arte
Política
Ordenador
No ficción
Religión
Negocios
Niños
Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.
- Libro:Mis creencias
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:1984
- Índice:5 / 5
- Favoritos:Añadir a favoritos
- Tu marca:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Mis creencias: resumen, descripción y anotación
Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Mis creencias" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.
Mis creencias — leer online gratis el libro completo
A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Mis creencias " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
E n este volumen recogemos múltiples artículos, notas, conferencias, discursos y reflexiones filosóficas de Albert Einstein, que a veces rozan problemas científicos, pero que en su gran mayoría se refieren a tópicos candentes de su época, de la cual la nuestra es una continuación.
En ello reside el valor de estos trabajos, casi todos breves, aunque sustanciosos. El célebre físico, que pasará a la historia como uno de los hombres más importantes de su tiempo, inició un nuevo período en el progreso de la ciencia con sus audaces teorías. Ciertamente, si bien su modestia lo haya negado, suyo es el mérito de haber inaugurado la era nuclear, pues fue el pionero de la fisión del átomo, descubrimiento que ha abierto un mundo fascinante y riesgoso para nuestra civilización.
Este mismo hecho convirtió a Einstein, consciente del tremendo poder destructivo que las nuevas armas representaban para todo el orbe, en un decidido defensor de la paz, el desarrollo de la cultura y la igualdad y seguridad de los pueblos. Aparece así la faz del humanista que ante la presencia de un arsenal de horror se entrega a la tarea de luchar con pasión en favor de un pacifismo activo, detrás del cual se advierten las inquietudes del sociólogo y del pedagogo.
En estos escritos, todos los cuales se hallan unidos por un hilo conductor: el destino del hombre, preservado para fines más nobles que la aniquilación mutua, y su preocupación por la vida comunitaria, se descubren las profundas conmociones que sacudieron el ánimo del científico en sus últimos años, cuando las nubes de otra conflagración, más cruel que cuantas haya soportado la humanidad, se cernían sobre el horizonte político mundial. La segunda guerra mundial y su trágico fin que llevó al uso de la bomba atómica le anticiparon el enorme peligro que amenazaba al planeta y el camino tenebroso en que había desembocado la ciencia. El saber al servicio de la muerte, cuando en realidad se lo había concebido siempre como sostén e impulso de la vida.
Si no se reaccionaba con premura ante la grave situación que ponía en manos de los conductores ambiciosos y de la fuerza bruta un poder siniestro que se le había arrancado a la naturaleza, todo el esfuerzo acumulado durante milenios y la estirpe humana misma, podían ser arrasados por las radiaciones de energía que revelaba el átomo insondable.
De allí surgió, en efecto, la rebelión humanista, «la obstinación de un inconformismo incorregible», que en Einstein posee las más variadas manifestaciones de carácter ético más que intelectual. Sus propuestas para mantener la paz a todo trance, sus discusiones respecto a las condiciones nacidas con motivo de la revolución científica monopolizada por el designio belicista tienen en él, sin excepción, un tono dramático. Nada escapa a su perspicaz mirada, aunque no lo vea todo en su conjunto: la instrucción, la cultura, la religión con sus falsos dioses, la mentalidad militarista tan notoria en los EE. UU. de posguerra, el socialismo y el acierto de su planificación, el derrotero peligroso asumido por la ciencia, y una aguda crítica al capitalismo, cuya «anarquía económica es la verdadera fuente de todos los males». Cabe recordar a este respecto las cartas en que polemizó con un grupo de científicos soviéticos, en las que con mesura y sinceridad por ambas partes se discutió, entre otros temas, el proyecto del «gobierno supranacional», que Einstein propugnaba y consideraba uno de sus esquemas para salvar a la humanidad de la hecatombe, si bien sus interlocutores lo rechazaron de plano. Las partes no se entendieron, por supuesto. Sin embargo, el tono de cada postura sirvió para aclarar posiciones dentro de un nivel intelectual de primer plano.
En otros aspectos de su vehemente defensa de la paz creyó el sabio que era indispensable modificar los sistemas de enseñanza, en una referencia directa a los EE. UU. Resultaba el único medio para que la juventud no se habituara a la voz de mando ni aprendiera sólo a competir por objetivos deleznables ni a completar la «carrera de los honores», según se acostumbra en el mundo burgués. Sostenía que por sobre todas las frivolidades y acechanzas de la educación corriente existía un plano ético insustituible, al que había que llegar con humildad y talento. La palabra viva, el ejemplo, la capacidad pedagógica es en este terreno lo esencial. Los libros, que no pueden desecharse, vienen en segundo término, pues no pueden superar jamás la aptitud y la influencia del educador que ha abrevado en las fuentes de la sabiduría.
Einstein fue el auténtico hombre de ciencia que no desdeñaba la fe, mas ésta no se vinculaba con ningún dogma. Una fibra humanista, que recorre como un hálito los diversos escritos aquí ofrecidos, sostenía sus ideas generosas y constructivas, las que por propia confesión, surgían espontáneamente ante el espectáculo de una sociedad —la americana— que parecía empeñarse en destruirlo todo para asegurar el dominio de unos pocos a través del terror. Aceptaba, no obstante, que sus postulados en disciplinas en las que no era especialista —y creyó siempre que el especialista es un ser escindido— eran el producto de un sano empirismo, que nada tenía que ver con ese vocablo como aparece en distintas escuelas filosóficas.
Sin embargo, hay que destacar que el espíritu de este insigne físico mostró preferencia, y ello se comprueba por la lectura de algunas de estas notas, por algunas figuras eminentes del pensamiento y la sabiduría universales. Guardó un profundo afecto por un filósofo de su propia raza, cuyo influjo se hizo notar en su tiempo y mucho después: Spinoza, tan apreciado entre los grandes pensadores alemanes de los siglos XVIII y XIX. Este judío, que se rebeló contra su comunidad, ha dejado una impronta imborrable en las tendencias espiritualistas einstenianas, la que puede rastrearse sin esfuerzo en el artículo en que se ocupa de la religión. Einstein fue un espíritu piadoso si se entiende por religión una fuerza ética, que participa del panteísmo del maestro, y que se opone a la Biblia y a la teología. Quizá el físico se colocó más allá de la ciencia en la búsqueda de la fuente en que se asientan el espíritu, el sentimiento, la emoción que alienta al hombre a esclarecer los dilemas que le plantea la vida individual y el contorno social. Todo ello no significa que haya aceptado la concepción de un dios personal, a través del cual, de acuerdo con su opinión, los sacerdotes han impuesto el miedo y la superstición.
También expresó el científico su simpatía por el Mahatma Gandhi, cuya lucha por el pacifismo de la no violencia le sirvió de paradigma.
Aquí se unían dos actitudes similares fundadas en principios morales que se atrevían a desafiar al mundo de la fuerza ciega y la prepotencia. Esta hermandad en el esfuerzo sigue siendo el signo de nuestra época, sobre la que pende tal vez con mayor intensidad, el peligro denunciado en su momento y la voz de alerta de los cruzados de la paz, que los intereses creados disimulan y disfrazan con el pretexto de la seguridad nacional.
Colocado más allá de lo trivial y de las convenciones que obnubilan la mente de los hombres, Einstein fue la conciencia viva que clamó en el desierto del egoísmo, de la turbia maleza de la diplomacia secreta y los propósitos dominadores de la política mundial. Y asimismo tuvo el coraje civil de acusar a su país de adopción de practicar la doblez y la moderna inquisición y la caza de brujas en la vida interna de la nación y en las relaciones internacionales con su descarada infiltración policial.
Unas líneas que escribió sobre el socialismo ético —que figuran en este volumen— prueban su convicción humanista y la necesidad de ordenar la sociedad dentro de los más rigurosos cánones de justicia e igualdad.
Fue un rebelde convencido de su verdad, aunque esta verdad fuera un anhelo lejano. Su luz espiritual no ha de apagarse porque su bandera no ha sido arriada ni lo será jamás, puesto que hoy es más claro que nunca que la reflexión y la filosofía, como quería Spinoza, son el impulso de la vida y la esperanza.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Libros similares «Mis creencias»
Mira libros similares a Mis creencias. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.
Discusión, reseñas del libro Mis creencias y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.