Ramón Andrés - Caminos de intemperie
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- Libro:Caminos de intemperie
- Autor:
- Editor:Galaxia Gutenberg
- Genre:
- Año:2022
- Índice:5 / 5
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Caminos de intemperie: resumen, descripción y anotación
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Caminos de intemperie — leer online gratis el libro completo
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RAMÓN ANDRÉS
©LJF
RAMÓN ANDRÉS
(Pamplona, 1955) es autor, entre otros, de Johann Sebastian Bach. Los días, las ideas y los libros (2005); El mundo en el oído. El nacimiento de la música en la cultura (2008); No sufrir compañía. Escritos místicos sobre el silencio (Siglos XVI y XVII) (2010); Diccionario de música, mitología, magia y religión (2012); El luthier de Delft. Música, pintura y ciencia en tiempos de Vermeer y Spinoza (2013); Semper Dolens. Historia del suicidio en Occidente (2015); Pensar y no caer (2016); Claudio Monteverdi. Lamento della Ninfa (2017) y Filosofía y consuelo de la música (2020), por el que ha recibido el Premio Nacional de Ensayo 2021. Asimismo, ha publicado Poesía reunida y aforismos (2016). En 2015 le fue concedido el Premio Príncipe de Viana de la Cultura. Su libro de poemas Los árboles que nos quedan ha sido galardonado con el Premio Nacional de la Crítica 2020.
Los aforismos han sido siempre una parte esencial de la obra de Ramón Andrés, como lo demuestran sus tres libros de aforismos ya publicados, Los extremos, Puntos de fuga y Malas raíces.
En esta nueva entrega, que además de aforismos contiene pensamientos en prosa, Ramón Andrés reflexiona sobre su propia biografía y su oficio de escritor, sobre la importancia de la música y del arte, sobre la historia y la naturaleza, sobre la lentitud y la austeridad. Y denuncia con ironía y humor aquello que aborrece de nuestro tiempo, la ciega adoración de la tecnología, el absolutismo de la ciencia, el cultivo de la ignorancia, la suplantación de lo real por lo virtual, el individualismo que esclaviza, la obsesiva creación de necesidades.
Libro lleno de sabiduría, aboga por la curiosidad, la admiración y el asombro, desde la quietud y la sencillez, como método de supervivencia, sabiendo que nadie sale ¡leso de su existencia.
Publicado por:
Galaxia Gutenberg, S.L.
Av. Diagonal, 361, 2.0 1.ª
08037-Barcelona
info@galaxiagutenberg.com
www.galaxiagutenberg.com
Edición en formato digital: marzo de 2022
© Ramón Andrés, 2022
© Galaxia Gutenberg, S.L, 2022
Imagen de portada: © Navia
Estación de Huete, Cuenca, 2009
Conversión a formato digital: María García
ISBN: 978-84-19075-18-5
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede realizarse con la autorización de sus titulares, aparte las excepciones previstas por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra ( www.conlicencia.com ; 91 702 19 70 / 93 272 04 45)
En este aforismo yace un hombre.
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La tierra acoge y el mundo expulsa.
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Todo es una mala imitación del primer sueño.
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La noche no es el reverso del día. Es una condición nuestra.
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La Desesperación como autora de biografías.
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No se puede tomar partido por nada. Hace unos días leí en Sarah Kofman que, desde la detención de su padre en el domicilio familiar de la parisina calle Ordener, nunca más volvió a verlo. Corría el año de 1942. Se lo llevaron unos agentes de las SS o Schutzstaffel. Era apenas una niña de siete u ocho años, no recuerdo cuántos dice tener en esa crónica del espanto. Como rabino que era, Bereck Kofman fue a dar en el campo de exterminio de Auschwitz. Pero allí lo mató un judío, un kapo servicial que amigaba con los soldados alemanes. Al parecer, se trataba de un carnicero, no en el sentido figurado. Un día, cansado ya del estupro, a punto de desplomarse a causa de la extenuación, Bereck se negó a trabajar; dijo basta: «hasta aquí he llegado». De manera que el kapo cogió el pico del recluso y lo mató a golpes, clavándoselo, enajenado y vociferante, como si cavara una zanja que diera al infierno. Lo peor y más siniestro es que lo enterró todavía vivo. Al volver a París, dice Sarah, aquel obediente kapo abrió de nuevo una carnicería en la calle Rosiers. No se puede tomar partido por nada.
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Ya nacen con mirada de propietarios.
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Vistos los tiempos, espero que me disculpen las horas leídas.
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La Historia desaparecerá con nuestra civilización. Los venideros no recordarán, no querrán evocar nada. Será su estrategia para dar un buen comienzo a sus vidas, a sus cálculos. Desconocer la Historia los hará firmes. Ni un nostálgico sobrevivirá.
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No es verdad que la vida dé muchas vueltas. Sólo da una.
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Evolución -. Del alma al código de barras.
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No hay que olvidar que las lenguas antiguas ya nos dijeron lo importante.
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Más fácil crear un mundo que habitarlo.
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Una gran industria de fabricación de futuro. Los abundantes stocks de futuro de los que disponemos se acumulan en nuestra mente y fuera de ella, apenas si caben en este cohibido planeta. Somos un almacenaje de futuro que causa un grave perjuicio a esto que llamamos presente, y que, a pesar de vivirlo, no sabemos muy bien qué hacer con él.
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Uno está salvado cuando no sabe quién lo debe perdonar.
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De un poeta francés: la mano es uno de los animales del hombre. Ha olvidado decir que este animal está domesticado. Si fuera salvaje, nos lo devolvería todo.
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El yo acumula y el ego depreda.
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El Progreso es el premio de consolación de los ansiosos.
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La lucidez, visita guiada al Infierno.
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Mirar es recolectar.
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Los cuerpos musculados y poderosos de Miguel Ángel ya anuncian el exceso que nos ha asfixiado. Bíceps católicos y abdominales que con el tiempo serán contrarreformistas. En ellos se refleja la fuerza bruta que ha aniquilado cualquier viso de normalidad, cualquier posibilidad, cualquier proporción.
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Conseguir una forma de hacer que no produzca, que no genere.
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Lo sabio, entrada ya la edad, es vivir sin el rencor del que va a ser expulsado. Debemos conformarnos con la certidumbre de que vamos a una región más inocente que el mundo.
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¿Qué somos? Agua pasada que mueve molinos.
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Una mente serena, que no desea, es un laberinto en desuso.
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Leer restaña y escribir cicatriza.
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Se ha observado que las moscas no aparecen en la pintura hasta finales del siglo XV. Coincide con el primer fuego del individualismo. Anuncian la enfermedad y la muerte. Son un memento morí que zumba y no nos deja dormir. Nunca más conciliaremos el sueño.
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Yo mismo me he robado.
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Desordenarse a causa de una orden.
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El libro es un hornillo barato que da de comer a uno solo.
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Mi abuelo paterno, al que no conocí, que cantaba ópera en teatros públicos como aficionado, se llamaba Ramón Andrés. Y su padre se llamaba Ramón Andrés. Mi tatarabuelo se llamaba Ramón Andrés. Y creo que esta saga nominal todavía se remonta a dos o tres generaciones anteriores, de las que no sé ni quiero saber nada. Mi progenitor se llamaba, en consecuencia, Ramón Andrés. Mi hijo responde a Gabriel.
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Te endosan la locura, y luego se hacen los cuerdos.
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La melancolía, los infiernos racheados, la inquietud, la repentina acedía, son gajes de mi oficio.
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La existencia tiene algo de venta ambulante.
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Pisar máscaras, como si vendimiáramos el mundo.
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Sólo pensamos el infinito como una proa que se abre paso en el Tiempo. Jamás reparamos en el que tenemos a nuestras espaldas, en ese que hemos dejado atrás y nos ha traído hasta aquí.
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