• Quejarse

Emanuel Swendenborg - Del Cielo y del Infierno

Aquí puedes leer online Emanuel Swendenborg - Del Cielo y del Infierno texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1758, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Emanuel Swendenborg Del Cielo y del Infierno

Del Cielo y del Infierno: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Del Cielo y del Infierno" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Swedenborg es uno de los más preclaros visionarios de la historia. Él fue el principal exponente en Occidente de la arcana teoría de las correspondencias, que se halla en la base del pensamiento analógico, según la cual todo en el orden natural y humano tiene una correspondencia con el orden espiritual. Mediante esta vía de conocimiento intuitivo a través de los símbolos mundanos le fue posible acceder a respuestas sobre la vida del más allá o la sede del alma. Swedenborg afirmó haber tenido una experiencia mística que lo dio el poder para visitar Cielo e Infierno como Fausto, más por gracia divina y no por pacto diabólico y contar a la humanidad los secretos de la vida después de la muerte.

Emanuel Swendenborg: otros libros del autor


¿Quién escribió Del Cielo y del Infierno? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Del Cielo y del Infierno — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Del Cielo y del Infierno " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

EMANUEL SWEDENBORG nacido Swedberg Estocolmo Suecia 1688 - Londres - photo 1

EMANUEL SWEDENBORG (nacido Swedberg) (Estocolmo, Suecia, 1688 - Londres, Inglaterra, 1772). Fue un científico, teólogo, filósofo y místico sueco. Dedicó esencialmente su vida a investigaciones científicas que le llevaron a numerosos países. Publicó un gran número de libros sobre matemáticas, geología, química, física, mineralogía, astronomía, anatomía, biología, psiquiatría, en los cuales se contiene el germen de numerosas ideas brillantes asignadas más tarde a otros investigadores.

A la edad de 56 años, abandonó sus investigaciones científicas para dedicarse enteramente a la investigación teológica, psicológica y filosófica con el fin de hacer descubrir a los hombres una espiritualidad racional.

[Prólogo del autor]

. En el capítulo 24 de Mateo, el Señor, Jesús dice:

E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará a sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a los escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro (Mateo 24, 29-31).

Quienes entienden estas palabras en sentido literal, deben pensar que tales cosas sucederán exactamente como allí se describe, al final de los tiempos, en el llamado Juicio Final. Por consiguiente, no sólo creen que el sol y la luna se oscurecerán y las estrellas caerán del firmamento, que el signo del Señor aparecerá en el cielo y se le verá sobre las nubes, rodeado de ángeles haciendo sonar sus trompetas, sino también, según se profetiza en otras partes, que todo el mundo visible será destruido y que aparecerá posteriormente un cielo nuevo y una tierra nueva.

En la actualidad, son muchos en la Iglesia.

En realidad, la Palabra ha sido escrita basándose en correspondencias puras.

Esto nos permite comprender que las palabras del Señor quieren decir que al final de la Iglesia, cuando ya no haya amor, y por tanto tampoco fe, el Señor abrirá la Palabra sacando a la luz su sentido interior y revelará los arcanos del cielo. Los arcanos que serán desvelados en las páginas que siguen tienen que ver con el cielo y el infierno y con nuestra vida después de la muerte.

En la actualidad los hombres de Iglesia no saben prácticamente nada sobre el cielo y el infierno o la vida después de la muerte, aunque existan descripciones comprensibles de todo ello en la Palabra. Incluso muchos que han nacido en la Iglesia niegan esas realidades, preguntándose en lo más profundo de sí mismos quién ha vuelto de allí para hablarnos de ello.

Para evitar que esta actitud negativa —particularmente extendida entre aquellos que han adquirido una gran sabiduría mundana— infecte y corrompa a las gentes de fe y corazón simple, me ha sido concedido estar con los ángeles y hablar con ellos cara a cara. También se me ha permitido ver, a lo largo de trece años, lo que hay en el cielo y en el infierno. Se me ha autorizado igualmente a describir lo que he visto y oído, con la esperanza de derramar luz donde hay ignorancia y disipar así el escepticismo.

Tal revelación directa se hace ahora porque eso es lo que significa la venida del Señor.

El Señor es el Dios del cielo

. Antes de nada, tenemos que saber quién es el Dios del cielo, pues todo lo demás está en función de eso. En todo el cielo, nadie es reconocido como Dios salvo el Señor.

Los que están en el cielo hablan directamente desde su pensamiento, de manera que encontramos allí una especie de discurso cogitativo o pensamiento audible. Esto quiere decir que quienes en el mundo han dividido lo Divino en tres y mantienen una imagen separada de los tres sin reunirlos ni concentrarlos en uno, no pueden ser aceptados. En el cielo hay una comunicación de todos los pensamientos, de modo que quienes llegan pensando «tres» y dicen «uno», son reconocidos de inmediato y expulsados de allí.

Sin embargo, hay que comprender que quienes no han puesto el bien en un lado y la verdad en otro, quienes no han separado la fe del amor, aceptan en la otra vida la idea celestial del Señor como Dios del universo una vez que se les ha enseñado. Es diferente, no obstante, con las personas que han separado la fe de la vida, es decir, que no han vivido según los principios rectores de la fe verdadera.


. Aquellos que en la Iglesia han ignorado al Señor y han reconocido sólo al Padre, cerrando sus mentes a otros pensamientos, son excluidos del cielo. Puesto que no reciben ningún influjo del cielo, donde sólo se adora al Señor, pierden gradualmente su capacidad para pensar con verdad acerca de todas las cosas y finalmente terminan por enmudecer o son incapaces de expresarse. Vagan sin objeto de un lado para otro con los brazos colgando flácidamente como si toda fuerza hubiera escapado de sus articulaciones.

Por otra parte, las personas que negaron la naturaleza divina del Señor y solamente reconocieron su naturaleza humana (como los socinianos.

Las cosas suceden de manera diferente con los que han nacido fuera de la Iglesia, los llamados «gentiles». Nos ocuparemos de ellos más adelante.


. Todos los niños pequeños (que constituyen la tercera parte del cielo) son llevados primero al reconocimiento y la creencia de que el Señor es su padre, y, después, al reconocimiento y la creencia de que él es el Señor de todo, y por consiguiente Dios del cielo y de la tierra. Más adelante se verá que los niños pequeños maduran en el cielo y por medio de cogniciones.


. No puede haber duda alguna entre los hombres de Iglesia de que el Señor es Dios del cielo, porque él mismo enseña que todo lo del Padre le pertenece (Mateo 11, 27; Juan 16, 15 y 17, 2) y que tiene todo poder en el cielo y en la tierra (Mateo 28, 18). Se dice «en el cielo y en la tierra» porque el que gobierna el cielo gobierna también la tierra, ya que lo uno depende realmente de lo otro. Su «gobierno del cielo y de la tierra» significa que recibimos de él todo el bien que es inherente al amor y toda la verdad que es inherente a la fe, y por consiguiente, toda inteligencia y toda sabiduría, así como toda felicidad; en resumen, la vida eterna.

Esto es también lo que el Señor nos enseña cuando dice: «El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida» (Juan 3, 36). Y añade: «Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque esté muerto vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí no morirá eternamente» (Juan 11, 25-26). Y también: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Juan 14, 6).


. Hubo algunos espíritus que reconocieron al Padre pero creyeron que el Señor era únicamente un hombre como cualquier otro, y, por consiguiente, no creían que fuera el Dios del cielo. A éstos se les permitió marchar de aquí para que preguntaran a todos si existía algún cielo que no fuera el del Señor. Preguntaron durante varios días pero no encontraron respuesta.

Hubo quienes pusieron su felicidad en la gloria y en el ejercicio del poder, mas como no pudieron lograr lo que tanto anhelaban, y como se les dijo que tales sentimientos no formaban parte del cielo, se sintieron insultados. Querían un cielo en el que pudiesen dominar a los otros y sobresalir en el tipo de gloria que habían tenido en este mundo.

La naturaleza divina del Señor constituye el cielo

. Aunque llamamos cielo a la reunión de todos los ángeles porque, en efecto, lo forman, lo que realmente constituye el cielo de manera global y en cada parte específica es la naturaleza divina que procede del Señor, fluye hacia los ángeles y es recibida por ellos. La naturaleza divina que procede del Señor es el bien intrínseco del amor y la verdad intrínseca de la fe. En la medida en que los ángeles reciben del Señor el bien y la verdad, en esa medida los ángeles son ángeles y el cielo es cielo.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Del Cielo y del Infierno»

Mira libros similares a Del Cielo y del Infierno. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Del Cielo y del Infierno»

Discusión, reseñas del libro Del Cielo y del Infierno y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.