• Quejarse

Susan Sontag - Ante el dolor de los demás

Aquí puedes leer online Susan Sontag - Ante el dolor de los demás texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2013, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Susan Sontag Ante el dolor de los demás
  • Libro:
    Ante el dolor de los demás
  • Autor:
  • Editor:
    ePubLibre
  • Genre:
  • Año:
    2013
  • Índice:
    3 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 60
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Ante el dolor de los demás: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Ante el dolor de los demás" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Susan Sontag: otros libros del autor


¿Quién escribió Ante el dolor de los demás? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Ante el dolor de los demás — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Ante el dolor de los demás " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
aux vaincus BAUDELAIRE The dirty nurse Experience TENNYSON Las - photo 1

… aux vaincus!

BAUDELAIRE

The dirty nurse, Experience…

TENNYSON

Las imágenes de la violencia y la guerra se han convertido, a través de la pequeña pantalla, en lugares comunes. Susan Sontag nos descubre las implicaciones y los peligros que esto tiene para la sociedad contemporánea.

Ya no podemos ser inocentes, somos testigos. Y este planteamiento desemboca en cuestiones fundamentales: la manera en que las imágenes pueden generar rebeldía, fomentar la agresividad o derivar en apatía; la naturaleza de la guerra; los límites de la compasión y la solidaridad; y finalmente, la responsabilidad individual. Para ilustrar sus teorías, la autora evoca una impresionante historia de la representación del dolor: de Goya a los campos de concentración nazis, la guerra civil española, Sierra Leona, Ruanda, Israel y Palestina, y Nueva York el 11 de septiembre de 2001.

Susan Sontag retoma aquí uno de sus temas favoritos: la fotografía, ese arte contemporáneo que forma parte fundamental de nuestra manera del ver el mundo y que es pieza clave de las reflexiones de una de las intelectuales más lúcidas de hoy.

Susan Sontag Ante el dolor de los demás ePub r10 Daruma 170512 Título - photo 2

Susan Sontag

Ante el dolor de los demás

ePub r1.0

Daruma17.05.12

Título original: Regarding the Pain of Others

Susan Sontag, 2003

Traducción: Aurelio Major

Diseño de portada: Daruma

Editor digital: Daruma

ePub base r1.0

SUSAN SONTAG De origen judío su nombre original era Susan Rosenblatt pero - photo 3

SUSAN SONTAG De origen judío su nombre original era Susan Rosenblatt pero - photo 4

SUSAN SONTAG. De origen judío, su nombre original era Susan Rosenblatt, pero cambió su apellido por el de su padrastro. Se graduó en la North Hollywood High School de Los Ángeles y estudió en las universidades de Berkeley y Chicago, licenciándose en Filosofía y Letras en esta última. Obtuvo un máster en la Universidad de Harvard y, mediante una beca, amplió estudios en las universidades de Oxford y París. Fue profesora en el Sarah Lawrence College de la Universidad de Nueva York y en la Universidad de Columbia.

Publicó por primera vez en el año 1963, adquiriendo popularidad inmediatamente. Sus ensayos aparecieron en numerosos periódicos y revistas, tales como The New Yorker, The New Yorker Review of Books, Granta o el suplemento literario de Times. Fue una conocida activista por los derechos humanos, como hizo constar en viajes a Vietnam o Sarajevo. Presidenta del PEN American Center, obtuvo numerosos honores y premios, destacando entre ellos el Nacional Book Award del año 2000, o el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en el 2003.

Notas

[3] Nada en la bárbara dirección franquista de la guerra se recuerda tanto como estos bombardeos, ejecutados la mayoría por la unidad de la fuerza aérea alemana que Hitler envió para apoyar a Franco, la Legión Cóndor, y que Picasso conmemora en su Guernica. Pero no estuvieron exentos de precedentes. Durante la Primera Guerra Mundial, se habían efectuado algunos bombardeos esporádicos, relativamente ineficaces; por ejemplo, los alemanes dirigieron bombardeos desde zepelines, luego desde aviones, en algunas ciudades, entre ellas Londres, París y Amberes. Las naciones europeas habían bombardeado sus colonias mucho más letalmente, comenzando con el ataque de los cazas italianos cerca de Trípoli en octubre de 1911. Las denominadas «operaciones aéreas de control» se vieron favorecidas como alternativa económica frente a la costosa costumbre de mantener amplias guarniciones para patrullar las posesiones británicas más inquietas. Entre ellas se encontraba Irak, la cual (con Palestina) había pasado a Gran Bretaña como parte del botín de la victoria cuando el Imperio Otomano se desmembró tras la Primera Guerra Mundial. Entre 1920 y 1924, la flamante Fuerza Aérea británica tenía por blancos regulares a los poblados iraquíes, a menudo lejanas aldeas, donde los nativos rebeldes podrían buscar refugio, y sus bombardeos fueron «efectuados de continuo, día y noche, sobre las casas, los habitantes, los cultivos y el ganado» según las tácticas que describió un comandante de escuadrilla de la RAF.

Lo que horrorizó a la opinión pública en los años treinta fue que la masacre de civiles estaba sucediendo desde el aire en España; se supone que esas cosas no suceden aquí. Como ha señalado David Rieff, una impresión semejante llamó la atención sobre las atrocidades que cometieron los serbios en Bosnia en los años noventa, desde los campos de la muerte en Omarska a principios de la guerra hasta la masacre en Srebrenica, donde la mayoría de los varones que la habitaban y no habían podido huir —más de ocho mil hombres y muchachos— fueron acorralados, fusilados y arrojados a fosas comunes cuando el batallón holandés de la Fuerza de Protección de Naciones Unidas abandonó la ciudad y ésta se rindió al general Ratko Mladić: se supone que aquí, en Europa, esas cosas ya no suceden.

1

En junio de 1938 Virginia Woolf publicó Tres guineas, sus reflexiones valientes e importunas sobre las raíces de la guerra. Escrito durante los dos años precedentes, cuando ella y casi todos sus amigos íntimos y colegas estaban absortos en el avance de la insurrección fascista en España, el libro se encuadró como una muy tardía respuesta a la carta de un eminente abogado de Londres que le había preguntado «¿Cómo hemos de evitar la guerra en su opinión?». Woolf comienza advirtiendo con aspereza que acaso un diálogo verdadero entre ellos sea imposible. Pues si bien pertenecen a la misma clase, «la clase instruida», una amplia brecha los separa: el abogado es hombre y ella mujer. Los hombres emprenden la guerra. A los hombres (a la mayoría) les gusta la guerra, pues para ellos hay «en la lucha alguna gloria, una necesidad, una satisfacción» que las mujeres (la mayoría) no siente ni disfruta. ¿Qué sabe una mujer instruida —léase privilegiada, acomodada— de la guerra? Cuando ella rehuye su encanto ¿sus actitudes son acaso iguales?

Pongamos a prueba esta «dificultad de comunicación», propone Woolf, mirando juntos imágenes de la guerra. Las imágenes son algunas de las fotografías que el asediado Gobierno español ha estado enviando dos veces por semana; anota al pie: «Escrito en el invierno de 1936 a 1937». Veamos, escribe Woolf, «si al mirar las mismas fotografías sentimos lo mismo». Y añade:

En el montón de esta mañana, hay una fotografía de lo que puede ser el cuerpo de un hombre, o de una mujer: está tan mutilado que también pudiera ser el cuerpo de un cerdo. Pero éstos son ciertamente niños muertos, y esto otro, sin duda, la sección vertical de una casa. Una bomba ha derribado un lado; todavía hay una jaula de pájaro colgando en lo que probablemente fue la sala de estar…

La manera más resuelta y escueta de transmitir la conmoción interior que producen estas fotografías consiste en señalar que no siempre es posible distinguir el tema: así de absoluta es la ruina de la carne y la piedra representadas. Y de allí Woolf se apresura a concluir: respondemos de igual modo, «por diferente que sea nuestra educación, la tradición que nos precede», señala al abogado. La prueba: tanto nosotras —y aquí «nosotros» somos las mujeres— como usted bien podríamos responder con idénticas palabras.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Ante el dolor de los demás»

Mira libros similares a Ante el dolor de los demás. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Ante el dolor de los demás»

Discusión, reseñas del libro Ante el dolor de los demás y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.