Nieves Concostrina - Polvo eres
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- Libro:Polvo eres
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:2008
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Polvo eres: resumen, descripción y anotación
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Aquellos lodos trajeron estos polvos…
Polvo eres comenzó a gestarse hace ya diez años, pero nadie lo sabía. Yo tampoco. Hasta entonces, el periodismo me había llevado por los derroteros habituales que marcan las secciones de un periódico como Diario 16. Fue allí, en el diario de la libertad sin ira, donde aprendí de qué pie cojeaba el monstruo informativo. En la Facultad de Ciencias de la Información también intentaron enseñármelo, pero o no supieron o yo era demasiado zoquete para aprender periodismo dentro de un aula de hormigón. Trabajar en secciones como información local, cultura, economía, radio y televisión, sociedad, opinión y edición me dio una visión general y ninguna especialización. Pero aprendí como nunca y con los mejores, hasta que Diario 16 se fue al garete… porque entre todos lo mataron y él solito se murió. El desempleo espabila el entendimiento y el Fondo de Garantía Salarial te recuerda de una sola colleja que el periodista es aprendiz de todo y maestro de nada. La muerte, por tanto, se presentó como única salida.
Un peculiar encargo —ser redactora jefe de una revista del sector funerario titulada Adiós— me puso en contacto con una información absolutamente desconocida. Su director, Jesús Pozo, me guió por la senda de las vertientes sociales, económicas, culturales, religiosas, antropológicas e históricas de la muerte. Me dijo: «O esto lo cuentas con humor, o no hay tutía». Le hice caso —aún se lo hago a pie juntillas— y aquellos lodos trajeron estos polvos.
Indagué en libros, hemerotecas y biografías que me enseñaron algún aspecto, perdido entre líneas, de la muerte de personajes históricos o contemporáneos, famosos o anónimos; entrevisté a directores de cementerios, personal sanitario, políticos, fabricantes de féretros, empleados de funerarias y cementerios, gestores de grandes y pequeñas empresas, especialistas en duelo, inventores de artilugios fúnebres… y, por último, Internet me facilitó el acceso a periódicos de todo el mundo que, diariamente, me ponían en bandeja informaciones —estrafalarias unas, curiosas otras e interesantes siempre— sobre ritos, costumbres o nuevas tecnologías funerarias. La vasta documentación recopilada y publicada durante años era extensa en exceso como para limitarla a una revista funeraria, así que no quedó más remedio que armarse de valor y presentar un proyecto en Radio Nacional de España para hablar en Radio 5 Todo Noticias acerca de la muerte. Éramos conscientes —Jesús Pozo seguía siendo el motor a reacción— de que la propuesta de realizar un espacio dedicado a la muerte en una radio de ámbito nacional provocaría un silencio sepulcral. Pero no. La vida te da sorpresas.
El jefe de Informativos en aquel noviembre de 2003, Manuel Ventero, no lo dudó… y compró. Es de justicia reconocerlo, y justo es también decir que la siguiente en el escalafón, la coordinadora de Radio 5 Todo Noticias, Paloma Zamorano, asumió el reto —entre incrédula y pasmada— de encajarme en la programación. «¿Título?», me preguntó. «Polvo eres», contesté. «Pero… ¿esto va de sexo o de muerte?», replicó.
«Psssshhh… según se mire», respondí. Eros y Tánatos se apañan bien juntos, pero el fondo de este asunto es que «quia pulvis es et in pulverem reverteris». Después vino lo más inesperado. Pasé de esconderme por los rincones de la Casa de la Radio para que nadie me señalara como «la de los polvos» a levantar el mentón y decir «sí, yo soy la de los muertos… ¿qué pasa?». Los constantes ánimos de los compañeros técnicos y redactores de Radio 5, y sobre todo las continuas felicitaciones de los oyentes, parecían demostrar que aquellos pequeños «polvos» que comenzaron a emitirse a diario por espacio de apenas tres minutos no eran mal recibidos entre la audiencia. Y como la audiencia es tremendamente curiosa, comenzó a indagar: ¿qué y cuántos libros eran la base para hacer el programa? Pues la verdad, todos y ninguno. La pregunta llevaba implícita la sugerencia: había que escribir uno. El segundo espaldarazo llegó con el premio de la Junta de Andalucía de Periodismo en Radio. Polvo eres, un programa de muertos y muerte, había sido reconocido. Ver para creer. Pero aún faltaba la segunda mano en la espalda para arrear el empujón definitivo. Y fue una mano catalana: Pepa Fernández, directora de No es un día cualquiera en Radio 1 los fines de semana, vio que en su programa, abonado con buen talante cultural, salpicado de palabras moribundas, de músicas imposibles, de física nuclear si se tercia y hasta de la más irreverente historia popular, también tenía cabida la muerte.
Polvo eres —ahora negro sobre blanco— sólo pretende demostrar que la muerte (de otros) puede llegar a ser tan interesante, extravagante o divertida como la propia vida. Y que Dios, o quien sea, nos pille confesados.
Mi agradecimiento a Paloma, Pepa, Lola, Carlos y Alex. Ellos saben por qué. Vaya si lo saben. Pero sobre todo y por encima de todos, a Jesús Pozo. Un bendito.
NIEVES CONCOSTRINA. Periodista y escritora nacida en Madrid el año 1961. Empieza su carrera periodística en Diario 16 entre 1982 y 1997, y posteriormente en televisión en Antena 3 y Vía Digital, donde trabajó con Jesús Hermida, Mercedes Milá y Pepe Navarro. Actualmente, dirige el espacio sobre cementerios, epitafios de personajes famosos y todo aquello relacionado con la muerte denominado Polvo Eres en Radio 5. Además, colabora con temas parecidos en la sección El Acabose del programa del fin de semana No es un día cualquiera dirigido por Pepa Fernández en Radio 1, donde también colabora con Mentiras y patrañas de la Historia y, más recientemente, en el programa En días como hoy donde se encarga de la sección Efemérides. También ha colaborado en RNE en el programa Yo Dona. Ha recibido numerosos premios, entre ellos el Villa de Madrid y el Micrófono de Oro. En 2009 publicó el libro Menudas historias de la historia, un viaje por los hechos más curiosos que han acontecido a lo largo de la historia y su continuación Se armó la de San Quintín. También ha publicado los libros Polvo Eres y su continuación Polvo Eres II: Muertes ilustradas de la humanidad, así como el libro de fotografías de epitafios … Y en polvo te convertirás.
(37-68)
Nerón estaba como una cabra, esto no es nuevo. Fue el emperador más sanguinario de Roma, no tenía el más mínimo escrúpulo y su entretenimiento favorito, además del sexo y tocar la lira, consistía en matar a aquel que le estorbara. Nerón murió en junio del año 68, tras conocer que el Senado le había destituido y que toda Roma le buscaba para saldar cuentas. No tuvo valor para matarse y fue uno de sus libertos de mayor confianza, Epafrodito, quien tuvo que hundirle el cuchillo en la garganta. O sea, que más que suicidarse, a Nerón «le suicidaron».
Nerón era tan, tan pesado con eso de creerse un gran virtuoso —«¡Qué gran artista muere conmigo!» fue lo último que pronunció—, que sus actuaciones duraban días y noches. Cuando interpretaba estaba terminantemente prohibido que nadie abandonara el teatro, y algunos espectadores llegaron a fingir que habían muerto para que retiraran sus cadáveres y así poder huir de los insufribles cantos de Nerón. La vida de Lucio Domicio Claudio Nerón estuvo salpicada de muertes. Subió al trono con dieciséis años, después de que Claudio, su padre adoptivo, muriera envenenado por Agripina, madre de Nerón. Esto fue sólo el principio. Nerón mató luego a su medio hermano Británico, a su madre y a sus esposas Octavia y Popea. También mandó a Séneca, su maestro, que se suicidara, y no hace falta recordar la ingente cantidad de cristianos que acabaron en la barriga de las fieras durante su reinado. Como Nerón, además, era un cínico impresentable, durante la cremación de su segunda esposa, Popea, que murió tras recibir una patada de su perturbado marido, lo que le complicó el embarazo, se mostró como un esposo doliente. Así, organizó para ella unos funerales con honores y, según relató Plinio el Viejo, quemó toda la producción anual de incienso de Arabia en la pira funeraria. Nerón fue incinerado en Roma, y los huesos que quedaron, enterrados en las afueras de la ciudad. El hombre no era especialmente querido por las gentes de bien, así que su tumba, sobre la que creció un frondoso nogal, acabó siendo centro de reunión de brujas y hechiceros. Allí se organizaba una especie de botellón que traía de cabeza a autoridades civiles y eclesiásticas. Tuvo que pasar un milenio para que llegara un papa y pusiera fin a tanto desenfreno. Fue Pascual II, que reinó entre los años 1099 y 1118, quien decidió acabar no sólo con las reuniones hechiceras, sino con la propia tumba de Nerón practicando un exorcismo en el lugar. Lo primero que hizo Su Santidad fue imponer un ayuno en Roma a la espera de recibir la inspiración para acabar con la maldición, si bien no hay datos fehacientes de cuántos romanos estuvieron sin comer mientras al Papa le venía alguna idea.
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