• Quejarse

Mario Roso de Luna - Aberraciones psíquicas del sexo

Aquí puedes leer online Mario Roso de Luna - Aberraciones psíquicas del sexo texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1929, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Mario Roso de Luna Aberraciones psíquicas del sexo
  • Libro:
    Aberraciones psíquicas del sexo
  • Autor:
  • Editor:
    ePubLibre
  • Genre:
  • Año:
    1929
  • Índice:
    3 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 60
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Aberraciones psíquicas del sexo: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Aberraciones psíquicas del sexo" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Mario Roso de Luna: otros libros del autor


¿Quién escribió Aberraciones psíquicas del sexo? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Aberraciones psíquicas del sexo — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Aberraciones psíquicas del sexo " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
A GUISA DE EPÍLOGO

OJEADA GENERAL SOBRE EL SEXO
Y SUS ABERRACIONES

A NALIZADA en detalle la notable obra del abate VILLARS, impónese sobre ella una ojeada de conjunto. Ante todo, ¿quién fue el abate VILLARS?

Desde luego uno de los mil abates precursores del siglo de oro francés, uno de aquellos exquisitos que hicieron posibles, con sus talentos literarios, el florecimiento de la literatura francesa que culminó en el reinado del Rey-Sol. Uno de tantos valientes pensadores, que, sabiendo equilibrar el cuerpo con el espíritu, epicúreamente no desdeñaban el darse buena vida, por encima de todo ascetismo medieval. BRILLAT-SAVARIN, en su clásica obra La Fisiología del Gusto, nos ha dejado una acabada pintura de ellos, poniendo su Mesa, por encima de la de diplomáticos y caballeros, al tenor de aquel aforismo suyo de que «el placer de la mesa sobrevive a todos los demás placeres y, en la vejez, nos consuela de haberíos perdido».

Pero la buena alimentación y la imaginación altamente soñadora en los mundos superiores del Arte, tiene una fatal consecuencia orgánica… ¿cómo decirlo?, sobre el polo negativo de la Mente, o sea, influye poderosísimamente en los vigores del Sexo mismo.

Y VILLARS, el abate, como los demás «hombres de Iglesia» de su tiempo, a quienes el criterio canónico de Bonifacios y Urbanos, había quitado el derecho natural de la barraganía, o sea del «matrimonio natural» —no hay que decir también que el derecho al «matrimonio legitimo»—, tal vez fue en sus juventudes el mismo abate: pasional, galante, enamorado, que en su homólogo el abate Coignard de la Rôtisserie, nos pinta el gran ANATOLE FRANCE, siguiendo a BRILLAT-SAVARIN.

Mas la galantería amatoria de las edades juveniles va siempre hallando obstáculos crecientes a medida que avanza la edad, y si aun los don Juanes más frescos y gallardos tienen que auxiliarse del dinero y del engaño pérfido en sus empresas conquistadoras, no hay que ponderar las dificultades que un abate senescente puede llegar a encontrar en caso análogo.

Por otra parte, no hay hombre alguno de mediana inteligencia, y más si es soñador —lo son todos los buenos literatos—, que no haya protestado en el fondo de su corazón contra esa tiranía natural del Sexo, que nos obliga, amén de a un forzado y periódico tributo orgánico, a todas las claudicaciones, esfuerzos, sacrificios, pérdida de tiempo y aun arterías y malas acciones que «la busca y captura del opuesto anhelado» supone cuando, por necia determinación o prohibición legal, más necia aún, nos vemos apartados de la vía moral, legal y fisiológica del matrimonio.

Porque el Sexo, «la herida de Amfortas, que nunca sanará», está dotado de una flexibilidad, una compresibilidad análoga a la de todas las cosas en la Naturaleza. «Todos los cuerpos son compresibles, o susceptibles de presión», enseña la Física, y el Sexo lo es también. Nada al principio más fácil de combatir, pues; nada, sin embargo, a la postre, más tiránico, exigente y dominador: Es para los seres como las dormidas fuerzas del Vesubio, que durante siglos, no dieron testimonio de su existencia, hasta que un triste día de Roma estallaron, destruyendo las florecientes, cuanto viciosas ciudades de Herculano, Pompeya, etc., con falsa confianza fundadas en su vecindad… «Pasión de viejo…, ha dicho el adagio, es la más temible de las pasiones», y peor aún quizá, en el que tuvo contenida juventud.

Y si el pasional estallido no encuentra la vía normal, se abre paso por la vía patológica, como, de fijo, aconteciera a VILLARS, el cual, en su protesta noble contra tamaña tiranía, acaso se hubo de preguntar al madurar en edad: «¿es que, en sus dificultades, no denuncia el Sexo, que respecto de él no hemos emprendido una vía anormal?». O, en otros términos, y como expresa su obra de El Conde, ¿no es acaso que el Sexo, tal como lo entendemos: la unión del hombre y de la mujer, no fue terminantemente prohibido en el Paraíso mosaico, o sea también en la Edad de Oro del Paganismo, por el propio Jehovah al poner su terminante Veto a la comida por ellos de las manzanas, plátanos y dátiles del Árbol de la Vida, que es también Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal?

Y, como eruditisimo y pasional que era el buen abate, no necesitó más. Fijóse, sin duda, en que la Naturaleza ha dotado a los órganos correspondientes de algo que, en uno y otro sexo, ha de ser previa y violentamente roto para el primer acto sexual; recordó, sin duda, aquella frase del mito de Psiquis, frase que nuestra Literatura romancera traduce: «y obraron uno y otro de modo —Psiquis y Eros— que ambos a dos hubieron de perder sus virginidades». Recordó asimismo VILLARS que en la fábula griega de Dafnis y Cloe, la enamorada e inexperta pareja de adolescentes amadores, necesitó a previa lección de alguien de edad, y no podía ignorar, en fin, que persona alguna en el mundo recibe la iniciación directa en el acto fisiológico, sino que esta última sobreviene previa y astralmente, imaginativamente, con el primer ensueño de pubertad.

Es decir, que el Sexo comienza en todos por un ensueño, seguido luego de algo más, y en mero ensueño o «anhelo ya sin fuerzas orgánicas que respondan», o sea, también, astral e imaginativamente, suele aquel terminar. La interrogación filosófica es, pues: Si al comenzar y al extinguirse la pubertad, el ensueño erótico tremola; si al comenzar el sér humano a dormirse o despertar, por más casto y contenido que sea su organismo, experimenta un conato de excitación sexual; si esta excitación sobreviene siempre también con terrible energía, tras el periodo de descanso y de dicha que sigue a toda lucha, esfuerzo y triunfo —Marte, vencedor, buscando a Venus para en sus brazos amantes caer vencido a su vez—; si, finalmente, religiones tan respetables como la Nórtica y la Mahometana, tiene amorosísimas walkyrias, tiernísimas huríes siempre vírgenes, para dar el astral y recompensador abrazo al guerrero que pasa a aquel mundo después de morir en la lucha, ¿qué es esto, todo esto, sino la evidencia de que hay criaturas de un mundo superliminal —salamandras, sílfides, ondinas, gnómidas— que no envejecen, que no exigen, que no obstaculizan, que no engañan con aquellos «engaños e asayamientos de las mujeres», que lloró nuestro gran don ÁLVARO DE LUNA, —el condestable del rey trovador D. Juan II—, primeras y últimas «mujeres del ensueño», en la muerte como en la vida; entes, en fin, de un mundo de idealidad y de poesía, desde luego superior a aqueste miserable mundo físico?

VILLARS adivinó todo esto en sus delirios sexuales de emancipación de las cadenas con que, en vida, nos tiene aherrojados, crucificados, la sexualidad física. De semejante pecado, en efecto, nadie se ha visto libre alguna vez: ¡nadie podrá tirarle a él y a su Conde de Gabalis la primera piedra! El encadenamiento, además de todas las ideas de aquél, resulta harto lógico. ¡Lo que no es, ciertamente, lógico, por desgracia, es el punto de partida, y en él VILLARS fue «un tren que tomó mal la aguja!».

El encadenamiento de tas ideas en VILLARS era lógico, repetimos. Si la Naturaleza ha obstaculizado orgánicamente la unión carnal de hombre y mujer con las virginidades respectivas; si por apasionada que ser pueda tal unión, va inevitablemente seguida del hastío; si la edad quita una a una todas las galas de seducción que constituyen su atractivo, con arreglo a la Dolora campoamorina de

«Las hijas de las bellas que amé tanto,

hoy me miman y besan como a un santo»;

si la resultante final de aquella unión no es sino una serie de cadenas con los hijos, la educación de los hijos, los problemas consiguientes del hogar, etc., etc., el respectivo amor hacia «los hijos y las hijas de los Elementos», no tiene, al parecer, ninguno de aquellos fatales inconvenientes; él es ideal, poético; no liga, no exige, no esclaviza, y el hombre o mujer dado así a

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Aberraciones psíquicas del sexo»

Mira libros similares a Aberraciones psíquicas del sexo. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Aberraciones psíquicas del sexo»

Discusión, reseñas del libro Aberraciones psíquicas del sexo y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.