Julio Cortázar - Imagen de John Keats
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- Libro:Imagen de John Keats
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- Editor:ePubLibre
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- Año:1996
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Imagen de John Keats: resumen, descripción y anotación
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Escrita por Cortázar entre 1951 y 1952, no quiso ser ni una biografía ni un ensayo, sino «una especie de diálogo donde Keats estuviera lo más presente posible». A través de cartas y poemas traza un retrato entrañable del poeta, pasea y conversa con él, sigue el itinerario de su vida, comenta su obra. Llega así a rastrear y formular una poética del camaleón que llegará a ser la suya propia. «Libro suelto y despeinado, lleno de interpolaciones y saltos y grandes aletazos y zambullidas»: quizás estas palabras del autor sean las que mejor den idea del tono de este libro que durmió durante casi cincuenta años.
Julio Cortázar
ePub r1.1
Un_Tal_Lucas 04.04.16
Julio Cortázar, 1996
Editor digital: Un_Tal_Lucas
ePub base r1.2
Sólo pido un verano, ¡oh poderosas!, y otro otoño para que madure mi canto y más conforme, colmado por ese juego, mi corazón se resigne a morir.
HÖLDERLIN, «A las parcas».
JULIO CORTÁZAR (Bruselas, 1914 - París, 1984) Escritor argentino, una de la grandes figuras del «boom» de la literatura hispanoamericana del siglo XX . Emparentado con Borges como inteligentísimo cultivador del cuento fantástico, los relatos breves de Cortázar se apartaron sin embargo de la alegoría metafísica para indagar en las facetas inquietantes y enigmáticas de lo cotidiano, en una búsqueda de la autenticidad y del sentido profundo de lo real que halló siempre lejos del encorsetamiento de las creencias, patrones y rutinas establecidas. Su afán renovador se manifiesta sobre todo en el estilo y en la subversión de los géneros que se verifica en muchos de sus libros, de entre los cuales la novela Rayuela (1963), con sus dos posibles órdenes de lectura, sobresale como su obra maestra.
[1] Siguiendo el criterio de literalidad por el que Cortázar optó expresamente, se ha intentado ajustar las traducciones de cartas y poemas (Aurora Bernárdez).
[1] Sin duda. Los tres de la primera tanda —Wordsworth, Coleridge y Southey— terminan en un conformismo lamentable. Pero los tres cachorros, Byron, Shelley y Keats, no traicionan jamás su visión; si se engañan, es como Ícaro o Prometeo. ¿Quién le arranca a Ícaro la primera pluma?
[2] Ortega, La rebelión de las masas, Buenos Aires, Espasa Calpe Argentina, 1941, pp. 58-59.
[3] Byron, que no lo pensaba, lo expresa románticamente en la acción personal, y en el esquema y propósito de sus obras.
[4] En quien estudiará, a la hora de «Lamia», el estilo narrativo (siempre un problema, la narración, para el poeta impersonal, gozoso de puro presente, de pura mostración).
[5] Qué diferencia con los «Augustos», de los que dice Andrew Lang: «Casi todos los hombres que no eran cazadores de zorros se dedicaban a la “sofocante ocupación de vivir en casas” y pasaban la mayor parte del día en cafés y tabernas, bebiendo vino, té, chocolate y conversando sin parar. Las gordas caras georgianas de Hume y Gibbon, la precoz corpulencia y la gota precoz indican la vida que llevaban, cuando podían permitírselo, los hombres de letras» (A History of English Literature from «Beowulf» to Swinburne).
[6] Culto lector: agota tu inglés en la lectura del texto original, y no consultes estas tristes versiones más que en caso de dificultad insuperable, y aun así hazlo rápidamente y huye. Te lo digo aquí con vigencia para todo lo que sigue.
[7] Los versos 347-350 murmuran:
I must not forget
Sleep, quiet with bis poppy coronet:
For what there may be worthy in these rhymes
I partly owe to him…
(Y no debo olvidar / al sueño, silente en su guirnalda de amapolas: / pues lo que valga en estas rimas / lo debo en parte a él…)
«En parte»: véase la coincidencia con el half slumbering. Y luego, esta admisión de Hipnos, ¿no presagia la primera página de Aurelia?
[1] Conozco por ratona a un pajarito que no sé cómo se llama en buen romance. En inglés es titmouse, pajarito ratón. Un animalito pardo, de largo pico frágil, de hábitos prolijos y delicado reclamo. El pueblo de Bánfield (F. C. S). está lleno de ratonas.
[2] Curioso que, en una carta de abril de 1818, Keats anticipe esta idea de May Sinclair: «Las horas más desdichadas de nuestra vida son aquellas en que recordamos tiempos pasados que nos hacen sonrojar. Si somos inmortales, eso ha de ser el Infierno».
[3]Keats and Shakespeare, pp. 38-39.
[4] Los interesados pueden constituirse ipso facto en el capítulo «Poética», especialmente en la segunda parte.
[5] La imagen del «sueño de Adán» procede del pasaje del Paraíso perdido en que Jehová adormece a Adán para extraerle una costilla y crear con ella a Eva. Aún dormido, Adán ve con «el ojo interior» esa cirugía demiúrgica, y ve surgir la imagen de Eva como pura belleza. Despierta luego, y en la realidad está la mujer a su lado, «tal como la vi en mi sueño…» (Libro VIII, 460-490).
[6]Oneness: unidad, unicidad, identidad en el tiempo, identificación.
[7] Cito de la versión española (Ensayo sobre el destino actual de las letras y las artes, Emecé, 1943, pp. 191 y ss).. Todo el capítulo merece lectura para entender mejor este asunto.
[8]A Critical Introduction to Keats, p. 85.
[9] La expresión es de Du Bos, que la aplica a Benjamin Constant.
[10] No uso por juego esta expresión que concreta un modo infantil. Cuando John llega a la prodigiosa gruta de Staffa, en su viaje a pie por Escocia en 1818, su asombro salta con esta inmediata asociación:
Not Aladdin magian
Ever such a work began…
(Ningún mago aladino / empezó jamás obra tal…)
Y del mismo modo podría señalarse una conexión keatsiana con la visión oriental, diciendo «mundo vathek». John había leído a Beckford, y cita a Vathek (carta del 11-7-1818).
[11] Gaston Bachelard encontraría acaso materia aprovechable en las presentaciones de los elementos en la poesía de Keats. Antes de alejarnos de esta arquitectura del agua, recuerdo a los austeros que el surrealismo vuelve hoy por esas presencias y sustituciones elementales. Y que un Malcolm de Chazal, por ejemplo, imagina que «por obra de sustancias radiactivas mezcladas al vidrio para hacerlo invisible, y de la futura “radiodización” del agua —fruto de la era atómica— una jarra llena de agua, al desaparecer el vaso escamoteado por los rayos, nos pondrá sobre la mesa agua suspendida. Y los comensales verán aparecer sobre el mantel, en lugar de la jarra con flores, unos minúsculos estanques aéreos sembrados de rosas, violetas o lirios, como los jardines colgantes de Aladino…» (La Vie filtrée).
[12] En cuanto a la poesía, así entendida y al margen del sentimiento mitopoyético, se presenta al Keats de Endimión como la operación de aprehender lo «etéreo» de las cosas, que revelan entonces su eternidad de belleza, pero teniendo cuidado de no desnaturalizarlas. Más que el logro, Endimión adelanta la ambición de esta poesía; luego vendrán las odas.
[13] Es cierto que, a modo de prueba indirecta de su «falta de identidad», Endimión aparece en todo el poema como arrastrado por fuerzas exteriores a él. Tal sería el destino del poeta, botella al mar. Pero hay elecciones inconscientes —como lo muestra Freud, como lo demuestra el existencialismo—, y la botella llega al fin a la costa. Endimión obedece a las voces, como Juana. ¿Reabriremos la polémica sobre la naturaleza de esas voces? ¿Debatiremos cuántos ángeles caben en la punta de un alfiler?
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