John Irving - Mis líos con el cine
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- Libro:Mis líos con el cine
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- Año:1999
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Mis líos con el cine: resumen, descripción y anotación
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[1] En un piso alto de Chambers Street, / a punto de que rompiera aguas, /desnudaron a la embarazada Rose / sin decirle una sola palabra. / Pusieron su cabeza de través en la cama, / tuvieron que doblarle las piernas. / Con manos esterilizadas exigieron / la apertura de sus partes pudendas. / «La entrada admite mi puño / sin el menor apremio. / Así pues, creo», dijo Charlie Green, / «que Rose no es virgen. / Y casi me atrevería a afirmar / que ha practicado el coito, / lo cual sería, en general, la mejor explicación / de su triste estado actual». (N. del T.)
[2] La distinción entre voz over y voz en off consiste en que, en el primer caso, la voz pertenece a alguien que no está presente en la escena (voz narrativa, voces interiores, etcétera), mientras que en el segundo la persona que habla está en la escena pero fuera de cuadro. (N. del T.).
El argumento de Príncipes de Maine… es mucho más complicado que la versión comprimida del relato y sus personajes que adapté a un guión de cine (durante un periodo de trece años y para cuatro directores distintos). En la novela empecé por las cuatro adopciones fallidas del huérfano Homer Wells. Al final del primer capítulo, cuando Homer regresa por cuarta vez al orfanato situado en la población de St. Cloud, en Maine, el médico del centro, el doctor Wilbur Larch, decide quedarse con él.
El doctor Larch, obstetra y (en los años treinta y cuarenta) practicante ilegal de abortos, enseña a Homer Wells para que llegue a ser médico. Eso también es ilegal, por supuesto, pues Homer nunca va a la escuela secundaria ni a la universidad, y no digamos a la facultad de medicina. Pero gracias al adiestramiento del doctor Larch y la ayuda de las fieles enfermeras del médico, Angela y Edna, Homer se convierte en un obstetra y ginecólogo experto. Sin embargo, se niega a practicar abortos.
El segundo capítulo de la novela describe la infancia de Larch y los años que pasó en la facultad de medicina, su primer internado en Boston y las experiencias que han hecho de él «un santo patrón de huérfanos» a la vez que un practicante de abortos. En el guión cinematográfico no desarrollo la historia de las adopciones fracasadas de Homer ni los antecedentes de Larch. Tanto en la novela como en la película aparece la adicción del médico al éter, pero su carácter de abstemio sexual, que es un rasgo de su excentricidad en la novela, no tuvo cabida en ninguno de los borradores del guión. En la película, en cambio, doy a entender sin demasiado lugar a dudas que el doctor Larch puede haber tenido, o tiene todavía, relaciones sexuales con la enfermera Angela.
Me había propuesto hacer de Larch un hombre más normal. En una película hay menos tiempo para el desarrollo del personaje que en una novela, y las excentricidades de un personaje pueden absorberle fácilmente, hasta el punto de convertirse ellas en el personaje. Me pareció que la adicción al éter de Larch era suficiente excentricidad en la película.
Tanto en el guión como en la novela, el conflicto de Homer con Larch por la cuestión del aborto, sumado al deseo que tiene Homer de ver algo del mundo exterior a St. Cloud, es lo que le impulsa a abandonar el orfanato con Wally Worthington y Candy Kendall, una atractiva pareja que acude a St. Cloud’s para abortar. Pero en la novela Homer se pasa quince años fuera del orfanato, y durante ese periodo Wally y Homer se hacen amigos íntimos, Homer se enamora de Candy y Wally y Candy se casan.
El paso del tiempo, que tan importante resulta en todas mis novelas, no es fácil de reproducir en una película. En el guión, Homer sólo permanece quince meses ausente de St. Cloud’s; Wally no es el mejor amigo de Homer y Candy es la que lleva la iniciativa en su relación sexual con Homer.
Y en la novela Homer y Candy tienen un hijo, Angel, del que fingen que es adoptado. Wally, por amor a todos ellos, tolera esta ficción patente, así como la infidelidad de su esposa. En el guión no hay ningún hijo y Wally no llega a enterarse de las transgresiones de Candy. Como sucede con el desarrollo del personaje, la creación de una corriente de simpatía requiere tiempo, y en la película intenté que Homer resultara más simpático al hacerle menos responsable de la aventura con Candy. También di menos importancia a la aventura.
Pero tanto en la novela como en el guión, lo que precipita el retorno de Homer al orfanato, donde sustituye como obstreta al doctor Larch y, además, se convierte en el médico de St. Cloud’s que practica abortos, es su descubrimiento de la relación entre un recolector temporero de manzanas y su propia hija. El señor Rose, el jefe del equipo de recolectores en el manzanal donde Wally da trabajo a Homer, deja encinta a su hija, Rose Rose. En la novela es Angel, el hijo de Homer y Candy, quien se enamora de Rose Rose y es el primero en descubrir lo ocurrido, pero como eliminé a Angel del guión, hice que Homer descubriera directamente el embarazo de Rose Rose.
Cuando Homer reconoce que debe practicar un aborto a Rose Rose, se da cuenta de que ya no puede negar esa intervención a otras mujeres que lo deseen. Durante el tiempo en que Homer Wells permanece ausente de St. Cloud’s, el doctor Larch, viejo y adicto al éter, ha urdido la manera en que Homer podría sustituirle. Al final, tanto en la novela como en la película, Homer acepta la responsabilidad que Larch le ha confiado, y el joven aprendiz de médico se convierte en el doctor del orfanato.
El importante personaje de Melony, una chica mayor, huérfana de St. Cloud’s, que se hace amiga de Homer, no tiene cabida en la película. Melony es también quien inicia sexualmente a Homer, y consigue de éste una promesa que él romperá, la de que nunca va a abandonarla. Pero la eliminé del guión, tan sólo porque era un personaje demasiado arrollador.
Una y otra vez, la limitación impuesta por la duración de una película tiene sus consecuencias. El manuscrito de la novela Príncipes de Maine… tenía más de ochocientas páginas, y el libro editado pasaba de quinientas. El guión definitivo no tenía más que ciento treinta y seis páginas manuscritas. Me dolió perder a Melony, pero tenía que hacerlo.
La existencia de un precedente a la pérdida de Melony me sirvió de ayuda. En varios países extranjeros donde tradujeron la novela, hasta me cambiaron el título. (Debo decir que, de todos los títulos de mis nueve novelas, The Cider House Rules es el que más me gusta). En algunos países, ese título traducido literalmente resultaba muy desmañado. En Francia, la sidra es una bebida alcohólica; en alemán, «reglas de la casa de la sidra» se dice con una sola palabra. He olvidado cuál era el problema en finés, pero lo cierto es que los finlandeses titularon la novela El héroe de su propia vida, título extraído del inicio de David Copperfield, que el doctor Larch lee una y otra vez a los huérfanos en St. Cloud’s. Homer Wells se aplica a sí mismo la frase inicial de esa novela de Dickens: «Si he de resultar yo el héroe de mi propia vida, o si ha de ocupar ese puesto otro cualquiera, habrán de revelarlo estas páginas».
El título alemán, Gottes Werk und Teufels Beitrag («La obra de Dios y la aportación del diablo»), imita la manera en que el doctor Larch habla en clave a sus enfermeras. (Los franceses siguieron esta iniciativa y titularon la novela L’oeuvre de Dieu, la part du diable). Larch indica así a Angela y Edna si asiste al parto de un bebé o lleva a cabo un aborto. Lo esencial es que, desde el punto de vista de Larch, todo es obra del Señor, asistir al parto o librar a la mujer del feto indeseado. (En la película, la disposición del doctor Larch a practicar abortos queda establecida en el montaje, sobre los títulos de crédito iniciales. La renuencia de Homer a efectuar la intervención se expresa en la primera escena de diálogo entre ellos).
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