• Quejarse

José Javier Esparza - Historia de la Yihad

Aquí puedes leer online José Javier Esparza - Historia de la Yihad texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2015, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

José Javier Esparza Historia de la Yihad

Historia de la Yihad: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Historia de la Yihad" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

José Javier Esparza: otros libros del autor


¿Quién escribió Historia de la Yihad? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Historia de la Yihad — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Historia de la Yihad " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
1

Una historia sin historia

M ahoma predicó hace catorce siglos. Pero el tiempo no ha pasado. La Historia no ha tenido lugar.

Kuyua, norte de Irak, a 90 kilómetros de Mosul, agosto de 2014. El Estado Islámico (ISIS en inglés, Daesh en su acrónimo árabe) conquista varias aldeas de la etnia yazidí. Como es preceptivo, los milicianos del Estado Islámico instan a los cautivos a su conversión al islam. En realidad es una mera formalidad sin objetivo catequético: incluso en el caso de que algún yazidí abrace el islam, su destino será inevitablemente la muerte. Los yazidíes son una antiquísima etnia kurda que profesa una religión singular, mezcla de zoroastrismo persa y elementos tomados del sufismo musulmán. Entre otras cosas, su fe les autoriza a renegar de sus creencias. Los milicianos del Estado Islámico lo saben. También creen que los yazidíes toman su nombre del califa Yazid, aquel que en el siglo VII asesinó a un nieto de Mahoma, el imán chií Husayn ibn Ali. Para los del Estado Islámico, los yazidíes no son otra cosa que adoradores del demonio y su destino solo puede ser la muerte. Todos los cautivos son conducidos ante la autoridad religiosa. Esta dicta la sentencia: muerte por decapitación. Son 80 víctimas. El día anterior, en la aldea de Kocho, fue todavía peor: 312 yazidíes. Y una semana antes, en Jansur, Koya y Hetin, la cifra ascendió a 500 muertos. Los hombres son degollados. Las mujeres y los niños, esclavizados. Un buen número de los cautivos, tanto mujeres como niños, se convertirán en esclavos sexuales de los milicianos del Estado Islámico. Algunas de las esclavas serán vendidas en otros puntos del país. Precio: entre 500 y 43.000 dólares.

Medina, en la región del Hiyaz, al oeste de la actual Arabia Saudí. Año 627 de la era cristiana, año 6 de la hégira musulmana. Mahoma, expulsado de La Meca, se ha instalado allí y es el caudillo indiscutible de la ciudad. Los mequíes sitian Medina con un gran ejército. Por todas partes se cavan trincheras. Con ellas consigue Mahoma frenar a los atacantes. Pero en el interior de la ciudad —en realidad, una aglomeración de campamentos tribales en torno a un oasis— surge un problema: una tribu judía de Medina, los Banu Qurayza, ha pactado con Mahoma, pero también con los de La Meca. Bajo ningún concepto quieren enemistarse con los mequíes, cuyas caravanas son una buena fuente de recursos. ¿Qué partido tomar? Mahoma no dejará opción; los considera traidores. Aislados y sin apoyo, los Banu Qurayza terminan rindiéndose. El Profeta hace cavar fosas en la plaza principal de Medina y ordena que todos los varones sean conducidos ante su presencia. La sentencia de Mahoma es inapelable: todos, uno a uno, serán decapitados. Entre 800 y 900 hombres, según las distintas fuentes. En cuanto a las mujeres y los niños, su destino es la esclavitud. Una de las mujeres, Rayhana, será esclava de Mahoma. Se cuenta que el Profeta intentó convertirla al islam, sin éxito. Eso es, al menos, lo que se infiere de la biografía de Mahoma que escribió Ibn Ishaq.

Mismo escenario de Medina, año 630 de la era cristiana, año 9 de la hégira. Mahoma retorna a la capital después de la victoriosa batalla de Tabuk, donde, según la tradición musulmana, se ha enfrentado a los ejércitos de Bizancio. A su vuelta, el Profeta se encamina a orar a la mezquita de Al Dirar. Sin embargo, una súbita revelación le detiene: «Quienes construyeron una mezquita para hacer daño —le dice una voz—, difundir la incredulidad, sembrar la discordia entre los creyentes y refugiar a quienes combaten a Alá y a Su Mensajero juran que la construyeron para hacer un acto de beneficencia, pero Alá atestigua que mienten (…). No ores en ella nunca». La revelación se cuenta en la sura 9 del Corán, versículos 107 y siguientes. Al parecer, la tal mezquita había sido erigida por algunos fieles que rehusaron acudir a la mezquita vecina, la de Quba, levantada por el propio Mahoma, con el argumento de que este último lugar había sido establo de un asno. Dicen otros comentaristas que, en realidad, la mezquita de Al Dirar era la «tapadera» de un viejo monje cristiano, Abu Amir al Rahib, que desde allí planeaba dar un golpe contra Mahoma y sembrar la discordia entre los musulmanes. El hecho es que el Profeta, persuadido de que Al Dirar es un nido de hipócritas, ordena incendiar y destruir la mezquita. Desde ese día será llamada «mezquita de la oposición» o de la «discordia». Así Mahoma destruyó una mezquita.

Enero de 2015, Mosul, en el norte de Irak. Milicianos del Estado Islámico cercan una antigua mezquita de la ciudad en el barrio de Faruk y siembran de explosivos su interior. Argumento: es una mezquita impía porque se levanta sobre un antiguo cementerio. En las semanas anteriores han hecho lo mismo con otros templos musulmanes y cristianos. Anuncian además que otras diez mezquitas correrán idéntica suerte en los próximos días: la demolición. Se trata en su gran mayoría de mezquitas de la rama chií, la otra gran familia del islam, minoritaria en el conjunto del mundo musulmán, pero de amplia presencia en Irak. Ahora bien, el Estado Islámico es suní y, por consiguiente, los chiíes les parecen sembradores de discordia. Por eso el Estado Islámico destruye mezquitas.

11 de enero de 630. Después de largos años de guerra, Mahoma entra en La Meca sin apenas resistencia. Avanza en su caballo blanco hacia la Kaaba, el templo elevado en torno a la Piedra Negra, donde se acumulan los ídolos de los politeístas. El Profeta toca la piedra con su bastón, grita: «¡Alá es el más grande!» y hace destruir todas las estatuas, por impías. Después da las siete vueltas preceptivas a la Kaaba, pide sus llaves, respeta el oro y las monedas allí dejadas por los fieles, pero ordena borrar todas las pinturas del interior. Porque no hay más Dios que Alá.

Marzo de 2015. La agencia de noticias kurda Rudaw informa de que el Estado Islámico ha penetrado con bulldozers en los restos arqueológicos de Dur Sharrukin, la antigua capital asiria, asolando edificios y repartiendo cargas explosivas. Entre las reliquias destruidas más importantes destaca el palacio del rey asirio Senaquerib, hijo de Sargón II, y el palacio del propio rey Sargón II. En los días previos habían destruido por el mismo procedimiento la ciudad ancestral de Hatra, al sur de Mosul, capital del antiguo Imperio parto (200 a. C.), y la localidad asiria de Nimrud, de tres mil años de antigüedad. Porque no hay más Dios que Alá.

* * *

Catorce siglos, sí, separan la matanza de los Banu Qurayza y la masacre de los yazidíes, la destrucción de la mezquita de Al Dirar y la demolición masiva de mezquitas en Mosul, la «depuración» de la Kaaba de La Meca y el asolamiento de viejas ciudades asirias. Lo que sorprende es que, pese a la enorme distancia temporal, el procedimiento es el mismo. Han pasado mil cuatrocientos años, periodo en el que el mundo ha conocido nuevos océanos y nuevos continentes, la vida del género humano ha cambiado por completo, han aparecido medios de comunicación y de transporte inimaginables en tiempos de Mahoma, los saberes se han multiplicado al mismo paso que los medios de destrucción. Pero ese compás de mil cuatrocientos años es irrelevante para quienes consideran que la verdad suprema quedó fijada de una vez para siempre en los tiempos originarios, y no solo en el espíritu de la revelación divina, sino también en la letra estricta de los hechos del Profeta. El Estado Islámico, cuyas atrocidades tanto han impresionado a la opinión pública del siglo XXI, no hace sino repetir literalmente los hechos atribuidos a Mahoma en el siglo VII. Es como si el tiempo se hubiera congelado en el islam. Los gestos que hicieron grande al hombre santo de la religión musulmana no pueden ser sino imitados por quienes, hoy, intentan reconstruir la gloria del califato.

Pero esto, ¿no es cosa del pasado? No. O no necesariamente. Examinemos la cuestión y, de paso, adelantemos conceptos que van a ser cruciales en las páginas que siguen. El islam es, sí, una religión: Dios es Alá, que reveló su verdad al profeta Mahoma, el cual dejó impresa la revelación en el Corán. El islam tiene cinco principios, a saber: uno, que Dios existe, que es uno y único, que no es representable ni tampoco puede materializarse ni encarnarse; dos, que hay un mundo superior, angélico, de luz; tres, que el Corán es la única revelación inalterada; cuatro, que las profecías son ciertas y hay que creer en ellas, y, por último, que un día todo volverá al principio, vendrá el Juicio Final y solo existirá Alá. Junto a estos cinco principios, hay otras tantas prácticas, los famosos «cinco pilares del islam», que son la oración, la limosna —que incluye la contribución al culto—, el ayuno, la peregrinación a la Kaaba de La Meca y la profesión de fe, es decir, que «no hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta». El camino recto que conduce a la salvación consiste en someterse a esa verdad revelada. Islam quiere decir precisamente «sumisión». Pero no estamos solo ante una serie de prescripciones para la espiritualidad individual y colectiva, porque el Corán aspira también a fijar el orden civil, legal, de la vida en todos los aspectos. Hay una forma islámica de vida que se llama

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Historia de la Yihad»

Mira libros similares a Historia de la Yihad. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


José Javier Esparza Torres - Los demonios del mar
Los demonios del mar
José Javier Esparza Torres
José Javier Esparza - Santiago y cierra, España
Santiago y cierra, España
José Javier Esparza
José Javier Esparza - Visigodos
Visigodos
José Javier Esparza
José Javier Esparza - Tercios
Tercios
José Javier Esparza
José Javier Esparza - Moros y cristianos
Moros y cristianos
José Javier Esparza
José Javier Esparza - La cruzada del océano
La cruzada del océano
José Javier Esparza
José Javier Esparza - El terror rojo en España
El terror rojo en España
José Javier Esparza
Reseñas sobre «Historia de la Yihad»

Discusión, reseñas del libro Historia de la Yihad y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.