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Jesús Hernández Tomás - En el país de la gran mentira

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Jesús Hernández Tomás En el país de la gran mentira

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Jesús Hernández Tomás

En el país de la gran mentira

ePub r1.1

jandepora 05.11.14

Jesús Hernández Tomás, 1957

Editor digital: jandepora

ePub base r1.2

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JESÚS HERNÁNDEZ TOMÁS (Murcia, 1907 – Ciudad de México, 11 de enero de 1971) fue un político comunista español que llegó a ser Ministro de Educación y Ministro de Sanidad durante la Guerra Civil Española.

De pequeño se trasladó con su familia a Vizcaya, afiliándose a los 9 años a las Juventudes Socialistas de España (JSE). A los catorce años participó en la fundación del Partido Comunista de España, en el que fue uno de los militantes más activos del núcleo vizcaíno. A los quince era miembro de la escolta personal del secretario general del Partido, Óscar Pérez Solís. Al poco, participó en un atentado, frustrado, contra el dirigente socialista Indalecio Prieto.

En 1930 fue elegido miembro de Comité Central del PCE, razón por la cual en 1931 fue enviado a Moscú para completar su formación política, donde permaneció hasta 1933, año en el que participó en las reuniones de la Komintern. A su regreso a España fue nombrado miembro del Comité Ejecutivo del Partido. Desde 1936 se hizo cargo de la dirección del órgano del partido, Mundo Obrero.

En las elecciones generales españolas de 1936 fue elegido diputado por la provincia de Córdoba en las listas del Frente Popular. Durante la Guerra Civil fue uno de los ministros comunistas en los gobiernos de Largo Caballero y Negrín (Instrucción Pública y Bellas Artes). Siendo ministro en el gabinete Negrín, llevó a cabo una intensa campaña de prensa contra el entonces ministro de Defensa Nacional, Indalecio Prieto, usando el seudónimo de Juan Ventura, hasta que logró su cese (marzo de 1938), lo cual trajo aparejado también el suyo. Como ministro impulsó las denominadas Milicias de la Cultura —para la alfabetización de milicianos y soldados— y potenció el servicio radiofónico del Altavoz del Frente —dirigido a los combatientes combinando propaganda y entretenimiento. Posteriormente fue nombrado comisario político del ejército republicano de la zona Centro-Sur, siendo un ardiente defensor de la resistencia a ultranza.

Tras el golpe de estado de Casado fue de los contrarios a la rendición, permaneciendo en Valencia. Pese a la oposición de Palmiro Togliatti, con Pedro Checa y Jesús Larrañaga organizó la dirección del PCE que habría de pasar a la clandestinidad tras la victoria franquista. Finalmente logró salir del país, siendo uno de los últimos dirigentes del PCE en hacerlo.

En 1939 se exilió primero a Orán (Argelia) y después a la Unión Soviética, donde fue el representante del PCE en la Komintern y se preocupó por la precaria situación de los refugiados españoles. A la muerte del secretario general José Díaz se enfrentó con Dolores Ibárruri por el cargo, pero en 1943 fue enviado a México para intentar sacar de la prisión a Ramón Mercader, el asesino de Lev Trotski. En 1944 fue expulsado del partido bajo la acusación de llevar a cabo actividades antisoviéticas.

Expulsado del partido, intentó formar su grupo propio, el Movimiento Comunista de Oposición. Cuando Tito rompió con Stalin en 1948, Hernández se puso de su lado. En 1954 se trasladó a Belgrado y formó el Partido Nacional Comunista Español. Después fue nombrado asesor de la embajada yugoslava en México, dónde trabajó hasta su muerte.

Notas

[1]Nuestra bandera. México, julio de 1940.

[2] No entra en el propósito de este libro estudiar la vida interna ni los acontecimientos habidos en el interior del PC de España, a los cuales sólo nos referimos en cuanto tienen relación con la política de la Komitern y de Moscú. Por tal causa dejamos conscientemente a un lado, por hoy, lo que deberá ser objeto de otro detenido trabajo, en el cual pondremos al descubierto la podredumbre de los dirigentes Conminformistas y el fangal moral y político en que chapotea la actual dirección del PCE, de esos ases del zig-zag, del vaivén, del hoy contigo y mañana contra ti, para buscarte más tarde y desdeñarte después, de los dirigentes de los elogios a Gil Robles, las endechas a los requetés y los suspiros a los espadones. En 1944 hubimos de decir públicamente, refiriéndonos a la actuación de la dirección del PCE, que «con sus métodos de trabajo han logrado convertir la camaradería en desconfianza, la vigilancia política en soplonería, la disciplina consciente en temeroso acatamiento, la democracia interna en dictadura cuartelera, los activistas en sacaperras, los funcionarios en criados». Decíamos que «un desenfrenado terrorismo político agarrota la voluntad y libre iniciativa de los militantes. Discrepar, dudar o simplemente pedir aclaración a la política del Partido o a la conducta personal de los dirigentes es motivo de expulsión». ¿Qué no podemos añadir hoy? J. H.

[3] No han faltado comentaristas que han pretendido culpar a Inglaterra de la concertación del pacto germano-soviético, por la afrenta que representaba para el Kremlin el envío de un personaje de tan escaso relieve como Mr. Strang. No creemos en tales motivos, pues deduciríamos que los grandes problemas internacionales se resuelven por reacciones pasionales y no por calculadas y bien meditadas conveniencias, que nada tienen que ver con la mayor o menor representación de quien las trate.

[4] Según datos oficiales soviéticos, el salario medio del obrero en la URSS era en 1951 de 500 rublos al mes. Sin embargo, el salario más bajo de un obrero de la industria de la maquinaria era de 145 rublos, y el más bajo de un minero, de 260 rublos al mes. Los salarios de las autoridades burocráticas de la producción son incomparablemente más altos. El salario base de un director de empresa es de 2500 rublos al mes, pero eso no es todo, ni mucho menos. Un director de empresa obtiene automáticamente, si ha ejecutado el plan mensual, una prima igual a su salario del mes, y de este modo sus ingresos se elevaban a 5000 rublos. En la industria minera y en la metalúrgica, el director de la empresa obtiene un aumento de su salario del 25 por 100 cada vez que logra una disminución de los gastos de producción en un 1 por 100. La práctica demuestra que el salario del director aumenta de esta manera, una vez más, en un 100 por 100. Los burócratas dirigentes reciben, además, por la realización del plan anual, una recompensa igual a tres salarios mensuales. Por consiguiente, el salario mensual de un burócrata dirigente en la producción asciende normalmente de 8000 a 10.00 rublos; es decir, 16 veces mayor que el salario medio de un obrero y 55 veces mayor que el salario obrero más bajo de la industria de maquinaria.

[5] Según declaración de Shvemick, jefe de los Sindicatos soviéticos, el 16 de abril de 1941 el 32 por 100 de los obreros eran incapaces de llenar la norma de producción asignada al rendimiento individual.

[6] Decretos del 26 de junio y 24 de julio de 1940.

[7] Marinos del «Cabo San Agustín» pertenecientes a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT): Manuel Rodríguez Tejero, nacido en 1910 en El Ferrol; Juan Carrera Castillo, 1914, en Cartagena; Víctor Rodríguez Rango, 1916, en Avilés; Secundino Rodríguez de la Fuente; José Pérez Pérez, 1895, en Puebla del Caramiñal; Juan Gómez Marino, 1911, en Rivera; José García Santamaría, 16-1-1913, en Palmaire (La Coruña); Angel Castañeda Ochontado, 1909; Manuel Castañeda Ochontado (hermano del anterior), ambos de Cataira (Pontevedra); Antonio Leire Carpenti, 1912, en Puentedeume (La Coruña); Ricardo Pérez Fernández, 1893, en Puebla del Caramiñal; Euricas Piñeiro Díaz, 1902, en El Ferrol; Francisco Ruiz García, 1903, en Vivero (Lugo); Francisco Llopis Crespo, 1899, en Barcelona; Juan Castro López, 1906, en Puebla del Caramiñal; Pascual Paster Justón, 1915, en Barcelona; Francisco Mercader Saavedra, 1916, en Alcantarilla (Murcia); José López González, 19-3-1916, en La Coruña; Francisco Alonso Martín, 1905, en Ampudia de Campos; Manuel Dávila Arias, 1900, en Puebla del Caramiñal; José Troche y Cándido Trigo.

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