• Quejarse

Jenofonte - Anábasis

Aquí puedes leer online Jenofonte - Anábasis texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2018, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Jenofonte Anábasis
  • Libro:
    Anábasis
  • Autor:
  • Editor:
    ePubLibre
  • Genre:
  • Año:
    2018
  • Índice:
    3 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 60
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Anábasis: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Anábasis" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Jenofonte: otros libros del autor


¿Quién escribió Anábasis? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Anábasis — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Anábasis " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Jenofonte Anábasis La expedición de los Diez Mil ePub r12 Titivillus 260518 - photo 1

Jenofonte Anábasis La expedición de los Diez Mil ePub r12 Titivillus 260518 - photo 2

Jenofonte

Anábasis

La expedición de los Diez Mil

ePub r1.2

Titivillus 26.05.18

Título original: Anábasis

Jenofonte, 371-369 a. C.

Traducción: Diego Gracián Alderete

Editor digital: Titivillus

ePub base r1.2

JENOFONTE Nacido en el demo de Erquia el mismo del que descendía Isócrates - photo 3

JENOFONTE Nacido en el demo de Erquia el mismo del que descendía Isócrates - photo 4

JENOFONTE. Nacido en el demo de Erquia, el mismo del que descendía Isócrates, pasó por las mismas desdichadas experiencias que éste y que Platón en la última década de la guerra del Peloponeso, que fue la época en que se hizo hombre. Nació hacia el 430, un decenio más tarde de lo que creyeron los biógrafos antiguos. Su padre Grilo, sin ser propiamente noble, pertenecía a la clase de propietarios acomodados, de esos caballeros que Aristófanes representa como enemigos naturales de los demagogos. Recibió una educación señorial y tuvo tiempo para entrenarse en múltiples actividades. Su pasión por la caza y por la equitación, que le duró toda la vida, así como sus opiniones conservadoras debían provenir de la infancia y del medio familiar.

Acaso no sea cierto que, como cuenta Diógenes, Sócrates lo encontró un día en la calle y lo invitó a seguirlo, pero sí lo es que se sintió atraído por aquella singular figura de examinador y de guía. No fue discípulo de Sócrates, en el sentido en que lo fueron tantos otros que consagraron su existencia a la filosofía, pero fue tan profunda la impresión que aquel hombre dejó en él, que a su vuelta del servicio militar en el ejército de Ciro elevó al querido maestro un monumento perdurable con algunas de sus obras. Sin embargo, Jenofonte no era un filósofo, por más que autores antiguos, como Diógenes Laercio, lo considerasen tal. No tenía madera de pensador, por lo que no fue Sócrates quien selló el destino de su vida, sino su nunca desmentida inclinación a la guerra y a las aventuras.

No es muy seguro que haya luchado por vez primera en la campaña de 409, ni que haya sido hecho prisionero y conducido a Tebas. Mas sí parece que combatió en calidad de caballero contra los demócratas de Trasíbulo. Triunfante la democracia fue amnistiado para mantenerse al margen de toda actividad política. Por lo demás, pese a su formación filosófica, siguió siendo un conservador obstinadamente fiel a la moral y a la religión de sus antepasados.

Su inquieto temperamento lo empujó al círculo del que era centro la figura romántica de Ciro, el príncipe rebelde de los persas, llevándolo a enrolarse bajo las banderas de su ejército de mercenarios griegos. Un amigo suyo, Próxeno de Beocia, buscaba voluntarios para la expedición de Ciro el Joven, que pretendía derrocar a su hermano Artajerjes II. A excepción del espartano Clearco, jefe de los mercenarios, nadie conocía el verdadero objetivo de la empresa; hablábase de una expedición contra los Pisidas. Antes de partir, Jenofonte pidió consejo a Sócrates. Éste le hizo notar que corría el riesgo de comprometerse a los ojos de sus conciudadanos, porque Ciro había ayudado con subsidios a Esparta contra Atenas. Como el joven pareciera decidido a tomar parte en la empresa, le recomendó que consultase al oráculo de Delfos. Jenofonte obedeció. Sino que en vez de interrogar a Apolo para saber si debía o no seguir a Clearco al Asia, suplicóle, como él mismo cuenta, que se dignara indicarle a qué dioses debía ofrecer sacrificios a fin de realizar en las mejores condiciones la expedición proyectada. Sócrates se lo reprochó, mas comprendiendo que se oponía en vano a la resolución del joven, ávido de viajes y de aventuras, le dejó partir.

En aquella expedición no era Jenofonte «ni general, ni oficial, ni soldado». Seguíala como curioso, con el propósito de narrar sus vicisitudes, a la manera de nuestros corresponsales de guerra. Luego, derrotado y muerto Ciro en Cunaxa y asesinados a traición todos los estrategas por el sátrapa Tisafernes, alentó con su palabra a los griegos vacilantes y temerosos, quienes acabaron por elegirle entre sus generales. Tal vez exagere complacido la importancia de su papel en tan duras circunstancias, pero lo cierto es que contribuyó a salvar el contingente griego en una retirada erizada de peligros, a través del altiplano de Armenia, hacia el mar Negro. Todo esto satisfizo con creces sus ansias de aventura y le inspiró la obra que sigue siendo más viva para nosotros.

La participación en esta empresa apoyada por Esparta no era del agrado de la política ateniense. De vuelta en Grecia, apenas iniciada en el verano del 400 la guerra entre Esparta y Persia, alistóse como jefe de los mercenarios en el ejército espartano. Con ello se mantenía fiel a sus ideas políticas y a sus profundas simpatías por un pueblo cuya aristocracia seguía siendo el ideal de todos los griegos del partido señorial. Por otra parte, al luchar contra Persia, obedecía a un criterio panhelénico, al que siempre guardará fidelidad.

La condena de Sócrates hubo de contribuir a su progresivo alejamiento de Atenas y a su hostilidad creciente hacia la democracia. Su ídolo en adelante sería Agesilao, que acaudilló en 399 la lucha contra Persia en Asia Menor. Tomó parte con él en la campaña contra Farnabazo, entablando relaciones amistosas con aquel soberano. Cuando Agesilao fue reclamado a Grecia para que combatiese a tebanos y atenienses, que se habían coligado contra Esparta, luchó en Coronea en las filas espartanas frente a sus compatriotas. Ningún motivo, ni siquiera los sentimientos filo-espartanos del ambiente en que se había criado, podía justificar el hecho de que tomase las armas contra su patria. Por esta acción, y por haber participado en la empresa de Ciro, como querían las fuentes antiguas, lo condenó Atenas al destierro y le confiscó sus bienes.

La cosa no tuvo graves consecuencias porque los espartanos le premiaron con la proxenia y algunos años más tarde, en compensación de los perjuicios que el servicio de Esparta le ocasionara, le regalaron una gran extensión de campo y bosque en Escilunte, en la región agraria de Élide, en el noroeste del Peloponeso, no lejos de Olimpia. Allí vivió más de veinte años con su mujer Filesia, que le dio dos hijos, Grilo y Diodoro, llevando la vida de un rico propietario aficionado a las letras, que inspeccionaba a caballo la explotación de sus tierras, cazaba y recibía a sus amigos.

En esta segunda patria disfrutó Jenofonte de algunos lustros tranquilos, consagrados a la vida rústica, al cuidado de la finca y a los ocios literarios. La afición a las variadas actividades del agricultor constituye, con el recuerdo de Sócrates y la inclinación a todo lo histórico y militar, una de las características de la personalidad de Jenofonte y también uno de los rasgos más acusados de su obra de escritor. La amarga experiencia política de su democracia natal le empujaba a establecer contacto con Esparta y a trabar un conocimiento más estrecho con los dirigentes y con la situación interna de este Estado que, por aquel entonces, ejercía un imperio casi ilimitado sobre Grecia. Fue esto lo que lo impulsó a su estudio del Estado de los lacedemonios y a su panegírico de Agesilao, a la par que extendía el horizonte de su interés político a toda la historia de su tiempo y recogía en otro libro sus impresiones acerca de los persas.

A aquel plácido retiro acudió a buscarlo Megabizo, sacerdote de Ártemis de Éfeso, para entregarle la parte del botín que después de la expedición de los Diez Mil había sido destinada a la diosa y depositada en Éfeso. Con el dinero le erigió Jenofonte un altar y una capilla, que imitaba en pequeño al templo de Éfeso y encerraba una estatua de la diosa de madera de ciprés, semejante a la áurea de Éfeso.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Anábasis»

Mira libros similares a Anábasis. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Anábasis»

Discusión, reseñas del libro Anábasis y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.