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Gilles Deleuze - El Anti-Edipo: Capitalismo y esquizofrenia

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Gilles Deleuze El Anti-Edipo: Capitalismo y esquizofrenia

El Anti-Edipo: Capitalismo y esquizofrenia: resumen, descripción y anotación

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NOTA SOBRE LA TRADUCCIÓN

A causa de la confusión y desacuerdo que, a fuerza de reinar, domina en el vocabulario psicoanalítico, damos de antemano algunas de las opciones que aquí se han tomado.

Frente a la dicotomía conceptual répression-refoulement , que en castellano usualmente, aunque tal vez no debidamente, se traducen por el mismo término represión, hemos optado por seguir la tradición, excepto cuando el contexto no explicitaba el sentido. En este caso hemos traducido, de un modo convencional, répression por «represión general» y refoulement por «represión» a secas. Como es sabido, refoulement (el freudiano Verdrängung ) remite, en sentido propio, a aquella operación por la que el sujeto intenta rechazar o mantener en el inconsciente representaciones ligadas a una pulsión. Por otra parte, creemos que répression debería traducirse por «supresión» cuando remite a la desaparición del afecto, pero no de la representación.

En cuanto al polémico término investissement (cuando se refiere a la Besetzung freudiana), lo hemos traducido por «catexis», aunque en la forma verbal, además del barbarismo «catesizar», hemos utilizado por lo general la forma «cargar», también clásica, a pesar de la seducción que siempre ofrece el término ocupar.

La forclusion lacaniana ha sido traducida por «repudio» y en cuanto al fantasme (la Phantasie de Freud) hemos optado por traducirlo por «fantasma», atendiendo a las razones de Laplanchey Pontalis en su «Vocabulaire de la Psychanalyse». No olvidamos, sin embargo, que, en su traducción de Freud, López Ballesteros utiliza «fantasía».

En la, más o menos, creación de palabras, hemos intentado seguir el mismo método que los autores de este libro.

CAPÍTULO PRIMERO
LAS MÁQUINAS DESEANTES
La producción deseante

Ello funciona en todas partes, bien sin parar, bien discontinuo. Ello respira, ello se calienta, ello come. Ello caga, ello besa. Qué error haber dicho el ello. En todas partes máquinas, y no metafóricamente: máquinas de máquinas, con sus acoplamientos, sus conexiones. Una máquina-órgano empalma con una máquina-fuente: una de ellas emite un flujo que la otra corta. El seno es una máquina que produce leche, y la boca, una máquina acoplada a aquélla. La boca del anoréxico vacila entre una máquina de comer, una máquina anal, una máquina de hablar, una máquina de respirar (crisis de asma). De este modo, todos «bricoleurs»; cada cual sus pequeñas máquinas. Una máquina-órgano para una máquina energía, siempre flujos y cortes. El presidente Schreber tiene los rayos del cielo en el culo. Ano solar. Además, podemos estar seguros de que ello marcha; el presidente Schreber siente algo, produce algo, y puede teorizarlo. Algo se produce: efectos de máquina, pero no metáforas.

El paseo del esquizofrénico es un modelo mejor que el neurótico acostado en el diván. Un poco de aire libre, una relación con el exterior. Por ejemplo, el paseo de Lenz reconstituido por Büchner . Por completo diferente de los momentos en que Lenz se encuentra en casa de su buen pastor, que le obliga a orientarse socialmente, respecto al Dios de la religión, respecto al padre, a la madre. En el paseo, por el contrario, está en las montañas, bajo la nieve, con otros dioses o sin ningún dios, sin familia, sin padre ni madre, con la naturaleza. «¿Qué quiere mi padre? ¿Puede darme algo mejor? Imposible. Dejadme en paz.» Todo forma máquinas. Máquinas celestes, las estrellas o el arco iris, máquinas alpestres, que se acoplan con las de su cuerpo. Ruido ininterrumpido de máquinas. «Creía que se produciría una sensación de infinita beatitud si era alcanzado por la vida profunda de cualquier forma, si poseía un alma para las piedras, los metales, el agua y las plantas, si acogía en sí mismo todos los objetos de la naturaleza, maravillosamente, como las flores absorben el aire con el crecimiento y la disminución de la luna.» Ser una máquina clorofílica, o de fotosíntesis, o por lo menos deslizar el cuerpo como una pieza en tales máquinas. Lenz se colocó más allá de la distinción hombre-naturaleza, más allá de todos los puntos de referencia que esta distinción condiciona. No vivió la naturaleza como naturaleza, sino como proceso de producción. Ya no existe ni hombre ni naturaleza, únicamente el proceso que los produce a uno dentro del otro y acopla las máquinas. En todas partes, máquinas productoras o deseantes, las máquinas esquizofrénicas, toda la vida genérica: yo y no-yo, exterior e interior ya no quieren decir nada.

Comitiva del paseo del esquizo, cuando los personajes de Beckett se deciden a salir. En primer lugar hemos de ver cómo su propio andar variado es asimismo una máquina minuciosa. Y luego la bicicleta: ¿qué relación existe entre la máquina bicicleta-bocina y la máquina madre ano? «hablar de bicicletas y de bocinas, qué descanso. Por desgracia, no es de esto de lo que tengo que hablar ahora, sino de la que me dio a luz, por el ojo del culo si mal no recuerdo.» A menudo creemos que Edipo es algo sencillo, que está dado. Sin embargo, no es así: Edipo supone una fantástica represión de las máquinas deseantes. ¿Por qué, con qué fin? En verdad, ¿es necesario o deseable someterse a él? ¿Y con qué? ¿Qué poner en el triángulo edípico, con qué formarlo? La bocina de bicicleta y el culo de mi madre, ¿son el meollo del asunto? ¿No hay cuestiones más importantes? Dado un efecto, ¿qué máquina puede producirlo? y dada una máquina, ¿para qué puede servir? Por ejemplo, adivine usted qué uso tiene una funda de cuchillo a partir de su descripción geométrica. O bien, ante una máquina completa formada por seis piedras en el bolsillo derecho de mi abrigo (bolsillo que suministra), cinco en el bolsillo derecho de mi pantalón, cinco en el bolsillo izquierdo de mi pantalón (bolsillos de transmisión), y con el último bolsillo del abrigo recibiendo las piedras utilizadas a medida que las otras avanzan, ¿qué efecto produce este circuito de distribución en el que la propia boca se inserta como máquina para chupar las piedras? En este caso, ¿cuál es la producción de voluptuosidad? Al final de Malone meurt, Mme. Pédale lleva de paseo a los esquizofrénicos, en charabán, en barco, de pic-nic por la naturaleza: se prepara una máquina infernal.

Le corps sous la peau est une usine surchauffée,

et dehors,

le malade brille,

il luit,

de tous sespores, éclatés .

No pretendemos fijar un polo naturalista de la esquizofrenia. Lo que el esquizofrénico vive de un modo específico, genérico, no es en absoluto un polo específico de la naturaleza, sino la naturaleza como proceso de producción. ¿Qué quiere decir aquí proceso? Es probable que, a un determinado nivel, la naturaleza se distinga de la industria: por una parte, la industria se opone a la naturaleza, por otra, saca de ella materiales, por otra, le devuelve sus residuos, etc. Esta relación distintiva entre hombre-naturaleza, industria-naturaleza, sociedad-naturaleza, condiciona, hasta en la sociedad, la distinción de esferas relativamente autónomas que denominaremos «producción», «distribución», «consumo». Sin embargo, este nivel de distinciones, considerado en su estructura formal desarrollada, presupone (como lo demostró Marx), además del capital y de la división del trabajo, la falsa conciencia que el ser capitalista necesariamente tiene de sí y de los elementos coagulados de un proceso de conjunto. Pues en verdad —la brillante y negra verdad que yace en el delirio— no existen esferas o circuitos relativamente independientes: la producción es inmediatamente consumo y registro, el registro y el consumo determinan de un modo directo la producción, pero la determinan en el seno de la propia producción. De suerte que todo es producción: producciones de producciones, de acciones y de pasiones; producciones de registros, de distribuciones y de anotaciones; producciones de consumos, de voluptuosidades, de angustias y de dolores. De tal modo todo es producción que los registros son inmediatamente consumidos, consumados, y los consumos directamente reproducidos . Este es el primer sentido de proceso: llevar el registro y el consumo a la producción misma, convertirlos en las producciones de un mismo proceso.

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