Pierre Pichère - La ley de Parkinson
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- Libro:La ley de Parkinson
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:2016
- Índice:4 / 5
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La ley de Parkinson: resumen, descripción y anotación
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Pierre Pichère, 2016
Traducción: Marina Martín Serra
Editor digital: Titivillus
ePub base r2.1
- ¿Denominaciones? Ley de Parkinson
- ¿Utilidades? Gestión pública, administración, función pública, gestión de recursos humanos
- ¿Por qué es eficaz? Teoría humorística, pero muy clara, sobre la tendencia de la administración a crecer, sin correlación con la cantidad de trabajo que se tiene que realizar
- ¿Palabras clave? Funcionarios, administración, tiempo de trabajo, gestión pública, burocracia
Rompiendo con las nociones tradicionales sobre el tiempo de trabajo, la ley de Parkinson subraya con humor las excentricidades de las administraciones burocráticas de la segunda mitad del siglo XX.
Impregnado de humor británico, y en un periodo de denuncia de los efectos nocivos de la burocracia (recordemos la famosa novela 1984, de George Orwell, que apareció en 1949), Cyril Northcote Parkinson (1909-1993), historiador británico, publica en 1955 un artículo que formula la ley de Parkinson. Esta plantea que los trabajadores de la función pública aumentan a un ritmo determinado (producto de una fórmula matemática fantasiosa), independientemente de la cantidad de trabajo existente.
Definición del concepto
La ley de Parkinson se basa en tres líneas maestras:
- una persona que tiene que hacer un trabajo utilizará todo el tiempo del que disponga para realizarlo;
- un funcionario siempre prefiere tener un subordinado antes que un rival;
- los funcionarios se crean trabajo mutuamente.
Estas tres afirmaciones explican la tendencia natural al aumento de los efectivos de la función pública. Aunque se sitúa en gran medida en el ámbito del humor, la ley de Parkinson tiene la ventaja de explicar inteligiblemente la formación de la burocracia.
El Estado asegura misiones de poder público (justicia, policía, diplomacia, etc.). Además de esta función histórica, a lo largo del siglo XX ha desarrollado prestaciones sociales, asegurando la educación, la sanidad, la cobertura sanitaria o las pensiones. Aunque esta segunda dimensión toma relieves diferentes de una nación a la otra, se encuentra en todas partes en Europa, bajo el nombre de Estado del bienestar.
Para hacer funcionar esta vasta maquinaria, se necesitan agentes a los que llamamos funcionarios. Este término se refiere, en Francia, a los miembros de las tres funciones públicas (estatal, hospitalaria y territorial), pero designa de una forma más general, con un sentido no jurídico, a los agentes públicos. Este matiz se impone para comprender el alcance de la ley de Parkinson, formulada por un autor británico, que por «funcionario» no entiende exactamente lo mismo que un francés.
Los efectivos de las tres funciones públicas en Francia
En 2013, Francia contaba con 2,3 millones de funcionarios estatales, 1,14 millones de funcionarios hospitalarios y 1,8 funcionarios territoriales: un total de 5,24 millones de personas. Estas cifras incluyen a los titulares y a los temporales.
Al adoptar un planteamiento económico, también es necesario incluir a los empleados de las estructuras privadas financiadas por la persona pública para misiones de servicio público. El total se eleva a alrededor 6 millones de personas, es decir, el 25 % del trabajo remunerado en Francia.
De una manera intuitiva, la razón pide que el poder público contrate a agentes en motivo de misiones que quiera confiarles. Con toda lógica, el aumento del número de funcionarios debería corresponderse con un crecimiento del perímetro de intervención del poder público. La ley de Parkinson se construyó en contra de esta idea.
En el artículo que publica en 1955 en la conocida revista The Economist, Cyril Northcote Parkinson formula un razonamiento perfectamente opuesto. Según él, el aumento anual del número de funcionarios se sitúa alrededor del 5,70 %, independientemente de la cantidad de trabajo que tengan los agentes de la función pública.
La demostración de Cyril Northcote Parkinson alterna datos serios y una voluntad manifiesta de divertir al lector. A principios de los ochenta, en el prólogo que el gran demógrafo y economista Alfred Sauvy (1898-1990) escribe para la edición francesa de una obra sobre las leyes de Parkinson, cita con más frecuencia a los franceses Raymond Devos (humorista, 1922-2006) y Jacques Tati (guionista y actor, 1907-1982) que a los economistas clásicos británicos Adam Smith (1723-1790) y David Ricardo (1772-1823), y sitúa a Cyril Northcote Parkinson entre los más grandes fantasiosos de su época. Pero esta fantasía se debe más a una demostración impregnada de humor británico que a la propia conclusión, que se ha vuelto un clásico de la gestión pública.
Como punto de partida de su razonamiento, Cyril Northcote Parkinson subraya que cuanto más tiempo tiene un individuo para hacer una tarea, más tiempo se dedicará a hacerla. Ilustra sus palabras con el ejemplo de una mujer mayor y de un hombre joven, cada uno de los cuales tiene que mandar una postal. Elegir una postal, escribir el texto, ponerle los sellos, llevarla a correos: todas estas operaciones tomarán un día entero a la persona que no tenga nada más que hacer ese día, mientras que no superarán la media hora para alguien que esté muy ocupado. Así pues, no hay correlación entre la cantidad de trabajo que hay que hacer y los efectivos destinados a la ejecución de un trabajo: ¡se trata del principio de eficacia!
La ley de Parkinson se articula alrededor de dos otras enunciaciones.
- Un funcionario siempre prefiere tener un subordinado antes que un rival. Esta afirmación se demuestra en el artículo de Parkinson. Si un funcionario estima —correctamente o no— que tiene demasiado trabajo, tendrá tres opciones:
- dejar su puesto;
- pedir que contraten a un colega;
- pedir un subordinado.
Por razones de carrera y de promoción, preferirá un subordinado antes que un colega que vendría a imponerse como un rival. Además, para estar seguro de no crear rivalidad entre él y su subordinado, preferirá contratar a dos. El mismo problema aparecerá al final de algunos años con los dos nuevos contratados, de manera que en poco tiempo trabajarán cinco personas allí donde poco tiempo antes solamente había una.
- Los funcionarios se crean trabajo mutuamente. El aumento de los efectivos comporta que los procedimientos burocráticos se vuelvan más pesados, ya que justifican a posteriori la decisión de contratar. Si el funcionario tiene muchísimo trabajo después de haber contratado a dos subordinados, esto significa que antes estaba saturado. Sin embargo, para Cyril Northcote Parkinson, una importante parte de su carga de trabajo proviene de las contrataciones realizadas, ya que las etapas de validación se multiplican.
Con estas dos tendencias, Cyril Northcote Parkinson formula la ley a la que da su nombre, y que expresa con una fórmula matemática:
- k representa el número de funcionarios que buscan obtener ascensos designando a subordinados para que les ayuden;
- l representa la diferencia entre la edad de nombramiento y la edad de la jubilación;
- m representa el número de horas que cada persona dedica a responder a notas de servicio en el interior del ministerio;
- n representa el número de nuevos empleados necesarios cada año.
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