Índice
Eve Chase siempre quiso escribir sobre familias (las disfuncionales que sobreviven a pesar de todo) y caserones viejos en cuyas paredes de piedra han enraizado secretos e historias ocultas. Eve vive en Oxfordshire, Inglaterra, con su marido y sus tres hijos.
www.evechase.com
Título original: Black Rabbit Hall
Edición en formato digital: junio de 2016
© 2015, Eve Chase
© 2016, Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. U.
Travessera de Gràcia, 47-49. 08021 Barcelona
© 2016, Nieves Calvino Gutiérrez, por la traducción
Diseño e ilustración de portada: © Lídia Vilamajó
Penguin Random House Grupo Editorial apoya la protección del copyright. El copyright estimula la creatividad, defiende la diversidad en el ámbito de las ideas y el conocimiento, promueve la libre expresión y favorece una cultura viva. Gracias por comprar una edición autorizada de este libro y por respetar las leyes del copyright al no reproducir ni distribuir ninguna parte de esta obra por ningún medio sin permiso. Al hacerlo está respaldando a los autores y permitiendo que PRHGE continúe publicando libros para todos los lectores. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, http://www.cedro.org) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra.
ISBN: 978-84-01-01798-8
Composición digital: M.I. Maquetación, S.L.
www.megustaleer.com
EVE CHASE
EL SECRETO
DE BLACK RABBIT
HALL
Traducción de
Nieves Calvino Gutiérrez
SÍGUENOS EN
@Ebooks
@megustaleer
@megustaleer
Una familia. Un secreto. Un verano trágico. Cuatro vidas que cambiaron para siempre.
Veraneamos en Black Rabbit Hall, donde el tiempo se vuelve empalagosamente lento. La broma familiar es que una hora en la mansión dura el doble que en Londres, pero no consigues hacer ni una cuarta parte de las cosas. Cuando estás aquí parece que lleves siglos en este lugar, pero cuando te marchas parece que las vacaciones hayan transcurrido en solo una tarde. Quizá por eso a nadie le importa que los relojes no estén en hora.»
«Una novela maravillosamente narrada que describe el amor y el cariño que mantiene a las familias unidas, así como las poderosas fuerzas que pueden destrozarlas.»
Huffington Post
«Lectura obligada para fans de Kate Morton y Daphne du Maurier.»
BookPage
«El elaborado misterio de El secreto de Black Rabbit Hall es una delicia que quiero experimentar una y otra vez.»
Stylist
Para Oscar, Jago y Alice
Lo tenía por sabio, y cuando me hablaba
de serpientes y de pájaros, y de a cuáles más amaba Dios,
pensaba que su conocimiento marcaba la linde
donde los hombres se volvían ciegos, aunque los ángeles
sabían el resto.
Si él decía ¡silencio!, yo procuraba contener el aliento; siempre que decía ¡ven!, yo iba con fe.
G EORGE E LIOT,
«Hermano y hermana»
Prólogo
Amber,
Cornualles,
verano de 1969,
último día de las vacaciones
Me siento segura en el borde del acantilado, más segura que en la casa. A poca distancia del sendero de la costa, un arduo trecho de veinte minutos desde el límite de la finca y bastante alejado de las indiscretas ventanas de Black Rabbit Hall, hay un lugar secreto. Me asomo al precipicio un momento, con el vestido azotándome las piernas por el viento y un cosquilleo en la planta de los pies, y desciendo con cuidado, agarrándome a la hierba, con el rugido del mar de fondo. (Mejor no mirar abajo.) Una breve bajada de infarto y estoy justo rozando el cielo.
Un salto demasiado grande y se acabó. No lo haría, pero me gusta saber que podría hacerlo. Que hoy poseo cierto control sobre mi destino.
Pegada a la pared del acantilado, por fin recobro el aliento. Qué búsqueda tan frenética: bosques, habitaciones, interminables escaleras. Los talones agrietados dentro de unas zapatillas demasiado pequeñas. Y sigo sin encontrarlos. ¿Dónde están? Me protejo con la mano del cegador cielo y escudriño la verde superficie del acantilado al otro lado de la cala. Desierta. Solo hay ganado en el prado.
Entonces me siento, con la espalda contra la roca, y me subo el vestido con descaro para que el aire se cuele entre mis piernas dobladas y desnudas.
Calma al fin, no puedo seguir huyendo de los sucesos del día. Hasta el romper de las olas contra las rocas hace que la mejilla abofeteada vuelva a arderme. Parpadeo y ahí está la casa, clavada en mi retina. Así que intento mantener los ojos abiertos y dejo que mi mente se pierda en el inmenso cielo rosado, en el que el sol y la luna penden como una pregunta y una respuesta. Me olvido de que debo seguir buscando. Que los minutos pasan más rápido que las nubes al atardecer. Pienso tan solo en mi fuga.
No sé cuánto tiempo llevo aquí sentada. Un enorme pájaro negro se lanza en picado sobre el acantilado e interrumpe mis pensamientos; pasa tan cerca que sus garras casi podrían enzarzarse en mi pelo. Me agacho por instinto bajo su aleteo, mi nariz roza la fría piel de mis rodillas. Y cuando levanto la vista ya no la fijo en el cielo sino en los restos flotantes que se mecen en el oleaje.
No, no son restos. Es algo más vivo. ¿Un delfín? ¿O esas medusas que han estado llegando a nuestra cala toda la semana, como un cargamento perdido de cuencos de cristal gris? Quizá. Me inclino hacia delante, asomo la cabeza por encima del borde para ver mejor y el viento me agita el cabello con violencia; el corazón me late un poco más deprisa, empiezo a sentir que algo terrible se mueve bajo la reluciente superficie azul, no lo veo bien. Aún no.
1
Lorna,
más de tres décadas después
Es uno de esos viajes. Cuanto más se acercan a su destino, más les cuesta imaginar que van a llegar de verdad. Siempre hay otra curva en el camino, un frenazo en una pista forestal sin salida. Y se hace tarde, muy tarde. La cálida lluvia de verano repiquetea en el techo del coche.
—Yo digo que lo dejemos correr y volvamos al hostal. —Jon estira el cuello por encima del volante para ver mejor la carretera, que se está volviendo indistinguible al otro lado del parabrisas—. Pedimos unas cervezas y planeamos una boda en algún lugar dentro de la autopista M25. ¿Qué te parece?
Página siguiente