El juego de ojos se sitúa en la Viena de 1931 a 1937, a las puertas de la catástrofe. En ella el autor retrata su estrecha relación con Hermann Broch y Robert Musil, entre otros…
Canetti vive un apasionante recorrido por la vieja Europa (Londres, Zürich, Frankfurt, Viena, Berlín) y, aparte de testigo privilegiado, encarna en sí mismo el último destello de una cultura que la Segunda Guerra Mundial arrasó definitivamente.
Elías Canetti
El juego de ojos
Historia de una vida 1931-1937
Historia de una vida - III
ePub r1.0
German25 3.1.15
Título original: Das Augenspiel
Lebensgeschichte 1931-1937
Elías Canetti, 1985
Traducción: Andrés Sánchez Pascual
Diseño de cubierta: Departamento de diseño de Random House Mondadori
Editor digital: German25
ePub base r1.2
ELIAS CANETTI (Rustschuk, Bulgaria, 1905 - Zürich, Suiza, 1994). Elias Canetti es uno de los grandes pensadores centroeuropeos del siglo XX , ganador del Premio Nobel de Literatura en 1981.
Es autor de una obra que participa por igual de la literatura que de la filosofía, preocupada por los grandes problemas del hombre contemporáneo. Aunque el sefardí y el búlgaro fueron sus lenguas maternas, su idioma de escritura fue siempre el alemán, incluso en los convulsivos años del Tercer Reich. Auto de fe (1935), su única novela, pretendía ser la primera de una serie de siete, en torno a la locura. Sin embargo, pronto se vio atrapado por Masa y poder (1960), obra a la que dedicó una gran cantidad de años y en la cual se interroga sobre la manera en que se alimentan ambos fenómenos.
La lengua absuelta (1977), La antorcha al oído (1980) y El juego de ojos (1985), constituyen por igual su autobiografía que una mirada a los grandes acontecimientos europeos; Fiesta bajo las bombas (2003), aunque publicada póstumamente, puede ser considerado el cuarto volumen de esas memorias. Otros de sus títulos son: La comedia de la vanidad (1952), La conciencia de las palabras (1975); La provincia del hombre (1973); y El corazón secreto del reloj (1987).
NOTA DE LOS EDITORES
Pese a que no cesó de escribir hasta el final de su vida, y pese a que su vida fue larga, las obras de Elias Canetti (1905-1994) apenas suman docena y media de títulos, varios de ellos correspondientes a libros breves: apuntes, notas de viaje, dramas teatrales. Su obra dispersa es asimismo muy escasa, celoso vigilante como fue Canetti de su propia figura como escritor, exigentísimo con todo aquello que sacaba a la luz. Jamás ejerció, por ejemplo, como articulista, ni se dejó tentar por el periodismo en ninguna de sus formas. Después de que le fuera concedido el Premio Nobel de Literatura en 1981, extremó su aislamiento de los medios de comunicación y se negó a conceder entrevistas. En cuanto a materiales de carácter más privado, Canetti se resistió siempre a la perspectiva de divulgar su correspondencia, cualquiera que fuese, mucho menos sus diarios. Éstos se hallan celosamente custodiados en la Biblioteca Central de Zürich, en un búnker situado a quince metros de profundidad, donde se encuentra en la actualidad el «legado Canetti», parte del cual no podrá ver la luz, por voluntad expresa del escritor, hasta el año 2024.
Allí, en un área cerrada al público, se conservan, junto a los diarios, ocho metros seguidos de manuscritos, borradores, cuadernos de notas y cartas del escritor. Una vida completa en ciento cuatro cajas. Anotaciones provisionales indican sucintamente: «Asuntos personales», «Cuadernos escolares», «Borradores hasta 1928», «Manuscritos tempranos de Viena» (y de la mano del propio Canetti: «Nunca más revisado»)… Se sabe que en este inmenso magma, entre infinidad de documentos de toda índole, se encuentran escritos autobiográficos, un libreto de ópera, novelas y dramas inéditos, y hasta un número indefinido de poemas. Aparte de la biblioteca privada de Elias Canetti, estimada en quince mil títulos. Buena parte de este material quedó accesible a los investigadores a partir de agosto de 2002, y Sven Hanuschek ha podido consultarlo para escribir la única biografía autorizada del escritor, publicada con motivo del primer centenario de su nacimiento. Por otro lado, recientemente ha ido saliendo también a la luz un abundante material relativo a Canetti que se hallaba en manos privadas, como la correspondencia con su hermano Georg o con su gran amiga Marie-Louise von Motesiczky. Cabe esperar, por lo tanto, que muy pronto se publiquen nuevos libros de Canetti, como el recientemente aparecido Fiesta bajo las bombas, que reúne sus recuerdos de los «años ingleses». Emergerá así, lentamente, la masa del iceberg cuya punta visible la constituían, hasta hace poco, los libros que el propio Canetti consintió publicar en vida y que conforman, en rigor, su obra propiamente dicha, siendo todo lo demás el contexto —entendido aquí el término en su sentido más literal— del que surgió.
En su calidad de director de las Obras Completas de Elias Canetti en castellano, Juan José del Solar ha supervisado las traducciones de todos los textos, debidas en su mayor parte a él mismo, y en el resto de los casos confiadas a traductores de probada reputación. Juan José del Solar fue uno de los más tempranos traductores de Elias Canetti al español y, gracias a la calidad de su trabajo, se ganó desde muy pronto la confianza del autor, quien manifestó en más de una ocasión su deseo de que él fuera algo así como su traductor «oficial» a este idioma. Hay una correspondencia que acredita dicha confianza y que revela, de paso, el cuidado y la atención con que Elias Canetti atendía las dudas y preguntas que su traductor al español le planteaba, así como su interés por que se preservaran en lo posible determinados rasgos de su escritura. Esto último adquiere tanto más valor en cuanto se considera que el ladino (el español hablado por los judíos que salieron de España en 1492, a consecuencia de la expulsión) fue la primera lengua hablada durante su infancia por Canetti, quien, si bien no puede afirmarse que supiera correctamente español, podía desde luego leerlo, era sensible a su sonoridad y estaba capacitado para apreciar el mayor o menor acierto de determinadas soluciones para la traducción de sus textos.
LOS EDITORES
PRÓLOGO
«En mi autobiografía no se trata en absoluto de mí. Pero ¿quién lo creerá?». Esto anota Elias Canetti en un apunte de 1980, el mismo año en que se publica el segundo volumen de sus memorias, La antorcha al oído, y él se pone a escribir la continuación, El juego de ojos. La lectura de este tercer y último volumen de sus memorias parece dar crédito a la boutade del autor. Canetti, en efecto, parece ir sustrayéndose él mismo de su autobiografía. El juego de ojos, de un modo mucho más resuelto aún que La antorcha al oído, tiende a constituirse en una galería de retratos en la que figuran algunas de las personalidades más notables de la espléndida cultura vienesa de entreguerras. Uno tras otro desfilan por estas páginas, vigorosamente evocados, el escritor Hermann Broch y el director de orquesta Hermann Scherchen, Alma Mahler y su marido Franz Werfel, el escultor Fritz Wotruba y el poeta y erudito Avraham Sonne, el novelista Robert Musil y el músico Alban Berg, James Joyce y el pintor Oskar Kokoschka… sin descontar otros personajes menos célebres, como la pintora Anna Mahler o la escritora Friedl Benedikt. Tanto Anna como Friedl, por cierto, fueron amantes de Elias Canetti, y desempeñaron un importante papel en su vida; pero de este dato apenas se obtiene un vislumbre borroso en estas páginas. Lo cual parece corroborar eso mismo que Canetti se apresura a constatar: que en su autobiografía no se trata en absoluto de él.