• Quejarse

Alexis Ravelo - La estrategia del pequinés

Aquí puedes leer online Alexis Ravelo - La estrategia del pequinés texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2013, Editor: Alrevés, Género: Niños. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Alexis Ravelo La estrategia del pequinés
  • Libro:
    La estrategia del pequinés
  • Autor:
  • Editor:
    Alrevés
  • Genre:
  • Año:
    2013
  • Índice:
    4 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 80
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

La estrategia del pequinés: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "La estrategia del pequinés" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Humor and everyday characters meld in this high-voltage mystery novel in which the important question is not who the killer is, but rather who will be the next to die. Blondie gave up crime decades ago, but his wife’s serious illness has him reconsidering a proposal from Junior, a local cocaine dealer, to rob the front his bosses maintain in Gran Canaria. It won’t be difficult to rope in Palmera, a man long unemployed, and Cora, a high-end escort keenly aware of her fading charms, for the robbery. The strategy of the Pekingese dog is to take advantage of its foe’s slip-ups in order to attack and escape, and the protagonists follow suit when they find themselves immersed in a wild chase that leaves a bloody trail. Readers will have a hard time putting down this thrilling book populated by corrupt police, drug dealers, prostitutes, and money launderers.
El humor y los personajes del día a día se combinan en esta novela negra de alto voltaje en la que lo importante no es saber quién es el asesino, sino quién será el próximo en morir. El Rubio dejó de delinquir hace décadas, pero la grave enfermedad de su esposa le hace replantearse una proposición de Júnior, un distribuidor local de cocaína, de atracar al testaferro de sus jefes en Gran Canaria. No le costará seducir a Palmera, un parado de larga duración, y a Cora, una prostituta de lujo quien sospecha cercano el momento en el que se esfumen sus encantos, para participar en el asalto. La estrategia del pequinés es mostrarse fiero y aprovechar cualquier despiste del adversario para atacar y huir, y los protagonistas harán eso cuando se encuentran inmersos en una persecución frenética que deja un rastro sangriento. El lector leerá de un tirón este emocionante libro poblado por policías corruptos, narcotraficantes, prostitutas y blanqueadores de dinero.

Alexis Ravelo: otros libros del autor


¿Quién escribió La estrategia del pequinés? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

La estrategia del pequinés — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" La estrategia del pequinés " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Sinopsis

El Rubio dejó de delinquir hace décadas, pero la grave enfermedad de su mujer le hace replantearse las cosas cuando Júnior, un distribuidor local de cocaína, le propone atracar al testaferro de sus jefes en Gran Canaria. Para organizar el asalto, no le costará seducir al Palmera, un parado de larga duración cuyo sueño es abrir un bar, y a Cora, una prostituta de lujo que sospecha cercano el momento en que se esfumen sus encantos.

La estrategia del pequinés es mostrarse fiero y aprovechar cualquier despiste del adversario para atacar y huir. Eso será lo que hagan los protagonistas de esta novela cuando descubran que le han pisado la cola a un tigre y se vean inmersos en una persecución frenética en la que irán dejando un rastro sangriento.

Parados cincuentones, escorts venidas a menos, narcos, policías corruptos y blanqueadores de dinero pueblan esta novela negra de alto voltaje, una dura historia coral sobre perdedores en la que lo importante no es saber quién es el asesino.


LA ESTRATEGIA DEL PEQUINÉS

ALEXIS RAVELO


Primera edición: febrero de 2013


© Alexis Ravelo, 2013

© de la presente edición: Editorial Alrevés, 2013


Diseño e ilustración de portada: Mauro Bianco


Editorial Alrevés S.L.

Passeig de Manuel Girona, 52 5è 5a · 08034 Barcelona

info@alreveseditorial.com


Impresión:

Reinbook Imprès, sl


ISBN: 978-84-15098-81-2

Depósito legal: B. 34601-2012

Código IBIC: FF


Printed in Spain


Una mala hierba es una planta que no está en su lugar.

Si encuentro una amapola en un campo de trigo,

es una mala hierba. Si la encuentro en mi jardín, es

una flor... Está usted en mi jardín (...)


JIM THOMPSON, El asesino dentro de mí


Antes del comienzo


Pues claro que algo salió mal en la recogida, pero no fue el contacto. Ese había cumplido: había dicho dónde —el nombre del barco, el muelle de atraque, el número y la letra del contenedor— y había dicho cuándo —el miércoles, a las ocho en punto de la mañana—; así que lo que había salido mal era el Rata. Marcos el Rata. El bobomierda que se había corrido una marcha del carajo con la pasta que Júnior le había adelantado; que no se había presentado a su hora al día siguiente en su puesto de estibador, ese puesto en el que el contacto le había asignado el contenedor de frigoríficos donde iba el gancho perdido con los dos kilos de polvo; el jodido gilipollas irresponsable que no había llegado al muelle antes de que Aduanas hiciera el registro aleatorio; la misma carroña inmunda que en ese mismo instante llevaban en la caja de la Nissan Trade de Felo, comiéndose una ensalada de guantazos.

Felo conducía atento al tráfico, que comenzaba a ralear: once de la noche de un jueves en el barrio de Guanarteme. Júnior encendió un cigarrillo suponiendo, no sin cierto placer, que, tras la pared de chapa que había a sus espaldas, Coco y el Garepa le estarían dando la del pulpo a aquel hijo de la gran puta, mamón de mierda, isletero de los cojones. Tanto como presumía de que los tipos de la Isleta eran hombres de ley, gente en la que se puede confiar, una raza única, y el muy tarado no había sido capaz de hacer algo tan sencillo como madrugar y hacer bien su jodido trabajo. Y ahora lo pagaría.

Lo habían trincado cuando iba a entrar en casa de la Nati, templado como un requinto, dispuesto a rematar la farra echando un polvo. Pero no lo habían dejado llegar ni a la puerta. Le habían cortado el vacilón a cachetones, lo habían metido en el furgón y habían arrancado.

Coco y el Garepa eran de esos pibes jóvenes que se pasean por ahí envolviendo en ropas holgadas sus cuerpos fibrosos llenos de rabia; pibes de los que saben arrojársete encima e inflarte a patadas antes de que tengas tiempo de averiguar quién te las da. Así que Júnior contaba con que por el camino le pusieran bien las pilas.

Dejaron a su derecha la estatua que representaba a Alfredo Kraus a punto de arrancarse por bulerías ante la playa, y pasaron junto a los cientos de culturetas emperchados que salían del auditorio epónimo y se disponían a coger sus coches para regresar a casa, ignorando el recital ambulante de hostias que desfilaba ante ellos. Los miembros de la Congregación del Perifollo no podían enterarse de lo que sucedía dentro del furgón. Si hubieran podido verlo, sus correctas caras de acelga habrían pasado de la estupefacción al horror, pero no se hubieran atrevido a intentar nada, salvo llamar al 112 desde sus teléfonos móviles de última generación, y esto solamente cuando tuvieran sus blandos culitos a salvo. Algo así pensó Júnior mientras tomaban la salida hacia Bañaderos, la carretera que recorría la costa, agreste y asesina. El grandullón de cabeza afeitada contempló por la ventanilla el cielo de finales de junio, el blanco furor de las olas encrespando la superficie de pizarra del mar, el imposible horizonte. Más allá de ese horizonte, el Turco no tardaría en enterarse (si no se había enterado ya) y, esta vez, no lo dejaría pasar.

Se oyó un golpe seco en la caja de la furgoneta. Sonaba a cabeza estrellándose contra la chapa. Felo intercambió con él una mirada de reojo. Luego, cuando volvió a fijar la vista en la carretera, Júnior observó cómo se mordía el carrillo. Ya le conocía el gesto. Felo estaba acumulando nervio para hacer lo que tenían que hacer.

—Entonces, ¿qué? ¿A la cantera?

Júnior se pasó la mano por la calva antes de contestar.

—Sí, a la cantera. A esta hora y entre semana, es buen sitio.

Efectivamente, era un buen sitio. La marea estaba alta. Dejaron atrás la gasolinera situada junto al acceso y tomaron la carretera de tierra que descendía hasta la cantera abandonada. Una vez la dejaron atrás, pararon en la explanada, cerca del roquedal que dominaba el abismo, hacia donde orientaron la parte posterior de la Trade. Aunque algún conductor lograse ver el vehículo desde la carretera, no tendría ángulo para enterarse de lo que ocurría detrás. Se pensaría en alguien que pesca, en una pareja haciendo guarrerías, en cuatro mataos que paran a beber o a hacerse una raya sin que nadie los moleste.

Júnior y Felo bajaron y rodearon la furgoneta, cada uno por su lado. Llegaron a la parte de atrás a tiempo de ver cómo Coco y el Garepa arrojaban al suelo el guiñapo en el que habían convertido al Rata. Quedó allí, hecho un ovillo contra el suelo de tierra y picón, intentando cubrirse la cabeza para protegerse de los golpes.

Coco saltó desde la caja y aterrizó directamente sobre él, hundiéndole los pies en las costillas. Al rebotar, estuvo a punto de perder el equilibrio y, como si le echara la culpa al Rata, le propinó una patada en el riñón. El dolor hizo que el Rata se enderezara hacia atrás y la luz que la luna proyectaba sobre ellos permitió a Júnior adivinar la eficacia de los pibes: la antes blanca camisa de algodón ahora cubierta de sangre; la ceja derecha abierta; los ojos completamente amoratados; la nariz hecha una fuente, sangrando por los senos pero también por una fractura abierta en el hueso; el hilillo escarlata que había comenzado a brotar del oído izquierdo.

En pie, mirando de cuando en cuando alrededor, pendientes de rematar la faena, lo rodeaban con la inmovilidad de las hienas justo antes de abalanzarse sobre un ñu moribundo. Júnior le tiró de una oreja hasta que acabó de rodillas, entre quejidos parecidos a los de un cerdo.

—Cállate ya, maricona —gritó el Garepa mientras le daba una patada de propina en el costado—. Estoy hasta los huevos de ti.

El cuerpo de Marcos osciló, pero no llegó a derrumbarse de nuevo. Sus labios tumefactos murmuraron algo. Júnior acercó la cabeza y constató que, además de la sangre, el rostro estaba cubierto de una máscara de polvo y lágrimas. También apestaba a orín: el Rata se había meado encima.

—¿Qué? —preguntó.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «La estrategia del pequinés»

Mira libros similares a La estrategia del pequinés. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «La estrategia del pequinés»

Discusión, reseñas del libro La estrategia del pequinés y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.