Miguel Ángel Beltrán Arellano - ¡Experiencialidad paranormal I!

Siempre que me levantan de la cama las insoportables ganas de orinar por la madrugada, no puedo evitar, voltear a ver hacia la sala al ir al baño, renaciendo en mi interior el miedo y temor de encontrarme de nueva cuenta frente a frente con el cadejo, aquél nahual chiapaneco que se me apareció en el cuarto donde rentaba en la colonia el vergel de Chiapas, barrio en donde después me entere que realizaban toda clase de limpias, amarres, conjuros y demás cosas relacionadas con la magia negra, hechicería y satanismo y que poco falto para que me matara del susto, aquella interminable noche llena de aullidos y terror. También me llena de enorme pavor, el recuerdo del enorme gato negro que se nos apareció a mi tío y a mí en ciudad Juárez, ese que la gente decía que era el mismo demonio que nos quería llevar al infierno por portarnos mal o aquel hombre de negro que me ha perseguido toda la vida y al que imagino sentado en un silla cruzado de pies, viéndome con su mirada maligna y sarcástica, como vigilándome, esperando con paciencia su deseado momento de llevarme al fin con él ¡Continuare evadiéndolo toda la vida mientras pueda, aun quiero disfrutar las hermosas cosas que nos obsequia día a día la existencia, pero en el momento inevitable que tenga que dejar este mundo, me afianzara con fuerzas al brazo de la muerte, para que no me lleve y pueda llegar al otro lado de la vida, donde tengo la absoluta confianza y seguridad, que regresare al lugar de donde provengo! Pero mientras, continúo aprendiendo a vivir en los intrincados y tan misteriosos caminos del mundo, continuare luchando, intentando vencer mis miedos, enfrentándolos poco a poco, conforme me vaya atreviendo, porque confieso con gran vergüenza, que a pesar de tener ya cuarenta y cuatro años de edad, viendo televisión por la noche en la sala de la casa, al quedarme solo, prefiero irme a la cama aun sin sueño, a pesar de que transmitan un buen programa o un “importante” partido de futbol y todo por la consternación de sentir la presencia de algo o alguien, acechándome desde la oscuridad, aguardando el momento oportuno para consternar mi corazón y alma. ¡Odio tanto este maldito miedo que he desarrollado por lo sobrenatural! ¡Pero a la vez me fascina e intriga el misterio y lo sobrenatural, me gusta sentir escalofríos y la adrenalina fluir por mis venas, cuando cuento a las personas o a mis hijos que les encantan, mis historias verdaderas de terror! Pero siempre acompañado de alguien, porque cuando me encuentro solo en la casa o cualquier otro lugar, la verdad no me atrevo a escribir o contar nada, por el miedo que siento dentro del corazón, presintiendo que al pensar tanto en ello, este convocándolo sin desearlo. ¡No desearía por nada del mundo, el voltear a ver la silla adjunta o la orilla de la cama y sorprenderme con la presencia de algunos de estos seres con los que viví noches de terror en el pasado y que aún me atormentan, al no ser capaz de poder borrarlos de mi mente y pesadillas nocturnas, a pesar del tiempo y la distancia, tampoco le desearía a ninguno de los enemigos que pienso que no tengo, el sufrir el terror y pánico que experimente en cada enfrentamiento indeseado con lo asombroso, paranormal e increíble, del mundo espiritual, infernal o extraterrestre! No sé si sea debido al miedo y terror nocturno que conservo desde mi niñez, a la realidad de lo irreal o a las historias con las que nos espantaba mi madre de pequeños, tratando de que nos fuéramos a dormir temprano, impidiendo que saliéramos a la calle por la noche o en forma definitiva, a todos los increíbles y sorprendentes sucesos que me ha tocado en ser testigo de su existencia in reconocida, que en noches de pesadillas que parecen realidades, me vea forzado a despertar a mi esposa, con la finalidad de sentirme acompañado y darme valor, por si mis fantasmas o demonios regresaran a mi vida, siendo honesto y sincero, no sabría que hacer o cómo enfrentarlos una vez más, no me considero con el suficiente valor para soportar de nuevo su sobrenatural presencia y pienso que tal vez ahora si muera, al sentirme incapaz de que mi débil corazón resista otra batalla de ese tipo, contra seres del mundo espiritual o provenientes del mismo supuesto infierno. Desde aquel día de mi juventud en que la gitana de Guadalajara me retuvo la mano en contra de mi voluntad en la famosa plaza tapatía mientras caminaba y me dijo todas esas cosas que más que un invento para sacarme dinero fueron la pura verdad que no me atreví a contarle a nadie, por saber que me tratarían de desequilibrado mental y dueño de una gran imaginación que no podía controlar, burlándose de mis “inventos mentales” me opuse firme y molesto a que me diera la dirección de esa persona que de supuesto me ayudaría a desarrollar el poder con el que nací, en bien de la humanidad, con el cual podría llegar a sanar personas al aprender a controlarlo. ¡Ni loco me atrevería a preguntarle a un muerto que es lo que desea y porque se me aparecía! ¡Siempre me dado tanto miedo su presencia! Ya bastante y suficiente era para mí el percibirlos sin invocarlos y que se dieran cuenta de que yo podía verlos. Sé que algunas personas consideran un gran don el poder ver cosas que la mayoría de la gente “normal” no puede ver o experimentar, situaciones incomprensibles para la humanidad, así como para algunas será siempre una maldición, al nunca poder controlar su miedo, como yo, convirtiéndolo en su mayor enemigo, gracias a los nervios que nos invaden en momentos en los que nos dejamos poseer por el terror. Dicen que hay que tenerle más miedo a un vivo que a un muerto en esta existencia, porque este si nos puede causar tanto mal proponiéndoselo y un difunto, supuestamente no puede tocarnos para lastimarnos ¿Ustedes que creen? Solo el que se ha visto envuelto en situaciones similares, será capaz de comprender las extrañas cosas y eventos que existen en el mundo, ocultos a los ojos de las personas “comunes y vivientes” el escepticismo y la creencia sostendrán una eterna batalla, tanto por desacreditar las historias, así como tratando de aceptar la existencia de demonios, brujas, duendes, cadejos, fantasmas, extraterrestres, el mundo espiritual…Y… ¡Algo más!