Índice
Sinopsis
Todos hemos tenido un mote, a todos nos han llamado «gordi», «orejón», «moco», «enano», pero ¿cuándo dejan estas palabras de ser apelativos cariñosos para convertirse en armas arrojadizas? ¿En qué momento hacen que cambiemos la visión de nuestro propio cuerpo y la forma de relacionarnos con el mundo?
Hoy Miren echa la vista atrás y recuerda sus momentos más oscuros para demostrarnos que juzgarnos solo por nuestro cuerpo, o darle el poder a otros para hacerlo, no es una alternativa. Que no hay que avergonzarse y que un «que os den» a tiempo puede salvarnos de caer en una espiral de autodestrucción. Porque la que hoy escribe es una mujer que no solo ha superado sus miedos, sino que se ha sumado sin dudarlo a la lucha contra el acoso.
La Venus que rompió el espejo
Una historia de superación y body positive
Miren Jaurne
Prólogo
Hola, soy Sara —PennyJayG en redes—, y es probable que me reconozcas de películas como Estoy escribiendo este prólogo, Esta es la que la salió en La resistencia y dijo «patriarcal», o ¿Quién coño eres? Déjame leer el libro de Mimi, ¡APARTA!.
Pues yo ya lo he leído, te chinchas.
Antes de que te adentres en las entrañas de Miren —porque eso es lo que ha hecho aquí: se ha abierto en canal y ha puesto todos sus recuerdos y sentimientos en las páginas que tienes entre tus manos— deja que te cuente algo, y que te quede bien claro, esto no es un libro de una influencer más. Me explico. Esto que tienes en tus manos no es un libro que busca venderse por el nombre de la portada, escrito por una señora o señor haciéndose pasar por Miren. Este es un libro con una historia real contada desde la voz de su protagonista. Tan real que puede que en ocasiones te olvidarás de que estás leyendo y tendrás la sensación de estar en una habitación junto a Miren mientras ella te habla.
Leer este libro me ha recordado ese momento en el que llevas un tiempo conociendo a alguien (a nivel amistad) y, aunque ya sabes que te cae bien, llega un instante en que comienzas a sentir un extraño sentimiento de unión que hace que un día de pronto... ¡¡ BUUMMM !! Os abrís y os contáis toda vuestra vida, incluidas esas partes que no queréis ni escuchar por no remover el recuerdo. Pero las palabras se escapan de vuestra boca, necesitan salir. Necesitáis contaros lo que habéis vivido, y de una manera un tanto extraña vuestras historias se entrelazan y empiezan a tener más puntos en común de lo que os imaginabais. Esa misma sensación de intimidad es la que tuve cuando conocí a Miren, y creo que ella debió sentir lo mismo esa tarde. Y aquí tenéis la razón por la que ahora estoy escribiendo este prólogo.
Si os preguntáis de qué conozco a Mimi... Pues de lo que se conoce la gente ahora: de internet. Ese mundo tan fantástico que da para mucho que hablar. Ese mundo lleno de fotos con el fondo desenfocado, planos imposibles y gente que sonríe a cámara. O como lo llamaría Estela Reynolds: «Esa gran mierda cubierta de purpurina». Bueno, pues en esa gran mierda de mundillo lleno de apariencias y gente contando mentiras —porque no cuentan más que mentiras—, de vidas perfectas y consumismo por encima de las posibilidades de cualquiera, a veces, solo a veces, te encuentras algunas pepitas de oro que relucen y que son como ese trozo de maíz en la caca que ha sobrevivido a la labor de los intestinos y se mantiene intacto, auténtico.
(¡ BIEN ! ¡ REFERENCIA DE CACA ! ¡Justo lo que quería! Espero que no estés comiendo...)
(Vuelvo al tema.)
Auténtico, auténtica. Creo que ese es el término correcto para referirse a Miri y, también, la clave de su éxito. Con ella no hay cortinas de humo, no hay trampa ni cartón, no hay un intentar ser lo que no se es para adaptarse a lo que la sociedad quiere. Lo que hay es lo que ves. Pero para llegar a poder mostrarse de esa manera tan libre ha pasado un largo camino que es el que te va a contar aquí y ahora.
En este libro te toparás con las historias del barrio, historias que incluyen la mirada de una adolescente que no entiende el mundo. Historias de bulimia, éxtasis y peleas familiares. Encontrarás esas historias que tú también has vivido a tu manera, pero que jamás contarías en un ambiente más allá de lo privado. Pues Mimi XXL lo ha hecho, Miri lo ha hecho, Jaurne lo ha hecho. Y lo ha hecho para que veas que no estamos solos y que la vida está llena de vaivenes.
Con lo que respecta al body positive... Da igual la talla que tengas, este libro es para ti. Yo ahora mismo tengo mi propio hilo en ForoCoches en el que se me otorga el gran título de « LA GORDA DE LA RESISTENCIA». Y os puedo jurar que lo que menos me ha dolido ha sido la palabra «gorda». He pesado ente 58-63 kg toda mi vida, he trabajado como azafata de imagen y ahora soy cómica. (Tampoco es un gran paso, pero es un paso... No, es broma, amo ser cómica. Gracias, vida.) He sido todo aquello que el heteropatriarcado quería que fuera, la sociedad,y aun así os puedo jurar que el sentimiento con el que vivía no era muy distinto al que me he encontrado en estas páginas. No os penséis que este libro es una historia de dolor, para nada, es una historia que no para de crecer y que espero que también os haga crecer a todes vosotres.
Y, ahora, sin más dilación...
Introducción
Nunca me imaginé a mí misma escribiendo unas memorias. En parte porque me incomodaba pensar que los demás podrían conocer mis debilidades, y en parte porque me preguntaba ¿a quién le iba a importar mi vida?
La imagen que se generaba en mi cabeza cuando pensaba en alguien que escribía sus memorias era la de un señor mayor con el pelo canoso, gafas, una pipa humeante en la boca y decenas de otros libros firmados por él a su espalda. Pero la idea no podía ser más ridícula: ¿qué sabría ese hipotético señor lo que siente una adolescente que no encaja? ¿Qué sabría de crecer siendo una mujer inadaptada con un cuerpo no normativo? Nada, no tendría ni puta idea.
Hablo de señores con pelo canoso y yo misma ya peino unas cuantas. Quizás haya sido eso precisamente, la edad que han traído las canas, lo que me ha permitido poder escribir este libro desde la madurez, la lejanía, la seguridad que provee el no ser ya (del todo) la persona de la que hablas. Como cuando tropiezas y te caes, que lo recuerdas a cámara lenta. Como un recuerdo lejano, visto desde fuera; o como cuando escuchas tu voz en una grabación y no te reconoces, pero es tu voz, eres tú.
Aparte del pelo cano, las gafas y la pipa, a esos señores que escriben sus memorias los imaginaba o increíblemente importantes o increíblemente egocéntricos. A fin de cuentas, ¿no son todas las vidas dignas de contar por un motivo u otro? ¿Qué hacía las suyas especiales?
Ahora soy yo la que está a este lado de la ecuación, el de la que escribe, y lo encuentro liberador y tremendamente aterrador a partes iguales. ¿Estoy preparada para que cualquiera que se haga con este libro sepa las locuras que hice y pensé? ¿Para que conozca cada miseria, desgracia o burrada que ha pasado en mi juventud? No estaría más desnuda si me quitaran toda la ropa que llevo encima y me quedara de pie en medio de la plaza Mayor.
Escribiendo este libro he tenido que recordar episodios que no solo estaban casi olvidados, sino que los daba por más que superados. He tenido que salir de mi piel y mi ser y volver a enfundarme el traje de la persona que fui, recrear y plasmar en papel lo que sentí, lo que pasé, y cómo más de un día terminé llorando. No lloraba por mí, ya que no me considero víctima de nada, lloraba por aquella niña, adolescente, joven y mujer que tuvo que limar las asperezas de su ser contra las paredes que se encontró en su camino. No lloraba por mí, por Miren, lloraba por todas esas niñas que hoy pasan por las mismas trampas, zancadillas y caídas que me arrastraron a mí a las sombras. Al igual que Diane Freeling en