Todas las fantasias sexuales de las mujeres contadas por ellas mismas sin inhibiciones.
Nancy Friday presenta en este libro los testimonios de más de 150 mujeres seleccionadas entre otras muchas con las que se entrevistó o mantuvo correspondencia.
Confesiones en las que esas mujeres exponen de forma absolutamente desinhibida sus fantasías sexuales más secretas. Partiendo de esa base documental, la polémica autora norteamericana intenta profundizar en una faceta del mundo femenino que a menudo se ha mantenido oculta por pudor, por miedo o por la imposición social de adoptar actitudes hipócritas ante el sexo.
Con Mi jardín secreto, Nancy Friday abre la posibilidad de liberar toda la energía sexual de la imaginación no sólo a las mujeres cuyas fantasías se ven plasmadas en el libro, sino también a quien aborda su lectura.
Nancy Friday
Mi jardín secreto
Una antología de las fantasías sexuales femeninas
Título original: My Secret Garden: Women’s Sexual Fantasies
Nancy Friday, 1973
Traducción: José Luis Castillo Panadero y Margarita Chamorro García, 1993
Revisión: 1.0
19/08/2019
Autora
NANCY COLBERT FRIDAY (27 de agosto de 1933 - 5 de noviembre de 2017) nació en Pittsburgh, Pennsylvania, hija de Walter F. Friday y Jane Colbert Friday (más tarde Scott). Ella creció en Charleston, Carolina del Sur, y asistió a la única escuela preparatoria universitaria para niñas local, Ashley Hall, donde se graduó en 1951. Luego asistió al Wellesley College en Massachusetts, donde se graduó en 1955. Trabajó brevemente como reportera para el San Juan Island Times y posteriormente se estableció como periodista de una revista en Nueva York, Inglaterra y Francia, antes de comenzar a escribir a tiempo completo.
Su primer libro, publicado en 1973, fue My Secret Garden, una recopilación de sus entrevistas con mujeres sobre su sexualidad y fantasías, que se convirtió en un éxito de ventas. El viernes volvió regularmente al formato de entrevista en sus libros posteriores sobre temas que van desde madres e hijas hasta fantasías sexuales, relaciones, celos, envidia, feminismo, BDSM y belleza. Después de la publicación de The Power of Beauty (lanzado en 1996, y luego renombrado y relanzado en formato de bolsillo en 1999), escribió poco y contribuyó con una entrevista de la estrella porno Nina Hartleya XXX: 30 Porn Star Portraits, un libro publicado en 2004 por el fotógrafo Timothy Greenfield-Sanders, con su último libro Beyond My Control: Forbidden Fantasies in an Uncensored Age, publicado en 2009.
Sus escritos sostienen que las mujeres a menudo han sido criadas bajo un ideal de feminidad, que era anticuado y restrictivo, y en gran medida no representativo de la verdadera vida interior de muchas mujeres, y que la apertura sobre la vida oculta de las mujeres podría ayudar a las mujeres a sentirse verdaderamente capaces de disfrutar de ser ellas mismas. Ella afirma que esto no se debe a la malicia deliberada, sino a la expectativa social, y que para el beneficio de hombres y mujeres por igual, es más saludable que ambos puedan ser igualmente abiertos, participativos y libres para ser aceptados por quienes y qué son.
Notas
[1] ¡E Irene dará sus medidas!
[2] Personajes de la literatura americana (N. d. T.)
[3] En francés en el texto (N. d. T.)
[4] Escenario del teatro.
[5] Equivalente británico de los educadores en régimen abierto de la administración penitenciaria francesa, cuya tarea consiste en cuidar la buena conducta de las personas en libertad condicional o bajo tutela penal.
[6] Juego de cartas (Nota de la traducción al español)
EL PODER DE LAS FANTASÍAS
»Tanto en la imaginación como en la realidad, llego al momento esencial de mi actividad sexual…
… Asistimos al partido de fútbol americano que enfrenta al equipo de Baltimore Colt con el de Minnesota Wiking. Hace mucho frío.
Nos apretujamos cuatro o cinco bajo una manta escocesa. Johnny Unitas corre hacia la portería. Nos levantamos todos. Recorre el terreno a toda velocidad. Arropados con nuestras mantas, seguimos su progresión lanzando gritos de excitación. En un momento dado, uno de los hombres —no sé cuál pues estoy demasiado excitada para mirar— se acerca a mí. Sigo lanzando gritos de animación que hacen eco con la voz del hombre cuyo aliento caliente siento en mi cuello. A través de su pantalón, siento su erección. Con un gesto, me ordena que me acerque a él. Unitas está placado. Pero, gracias a Dios, la acción no disminuye de intensidad y nos quedamos de pie para asistir a su desarrollo. El hombre saca su sexo y lo coloca suavemente entre mis piernas. Rompe mis pantys bajo mi falda. Yo grito; los jugadores se acercan a la portería. Saltamos al ritmo.
Levanto la pierna para apoyarme sobre la grada superior y guardar así el equilibrio. Ahora, el hombre se desliza más fácilmente en mi sexo.
Brincamos, nos damos grandes palmadas en la espalda. El hombre me echa un brazo por los hombros para poner mi ritmo al unísono con el suyo. Él se hunde en mí; recto como una I, y me penetra a fondo. Dios mío, es como si me subiera hasta la garganta.
“Vamos Johnny, vamos”. Gritamos ambos más fuerte que los demás. Ellos gritan, su excitación aumenta. Siento el hombre endurecerse cada vez más, penetrarme cada vez más profundamente en cada salto, hasta que las aclamaciones a favor de Unitas estallen al mismo ritmo que nosotros. A nuestro alrededor, el público nos aclama a la vez que a la jugada. Ahora es difícil disociar las dos cosas. Es la última oportunidad de Unitas. Todo depende de él.
Nosotros nos agitamos furiosamente, al borde del orgasmo. Mi excitación aumenta. Ya no me controlo. Le grito a Unitas que marque el ensayo, mientras que nosotros hacemos el amor, para llegar juntos a la “línea”. En el momento en que el hombre ruge y me aprieta en un espasmo, Unitas marca el ensayo y yo…».
»¿Dime en qué estás pensando? Me preguntó con tono insistente el hombre con quien estaba haciendo el amor en realidad. No había dejado nunca de fantasear antes de acostarme con él. Y al estar siempre enfocadas nuestras relaciones desde el signo de la franqueza total, le confesé de inmediato mis pensamientos.
Salió de la cama, se puso el pantalón, y volvió a su casa… Tumbada entre las sábanas arrugadas, brutalmente rechazada, y preguntándome sobre las razones de su actitud, lo miraba vestirse.
Intentaba explicarle que tan sólo se trataba de una fantasía, que yo no deseaba realmente al hombre del estadio, que ese personaje no tenía ni siquiera un rostro definido.
Nunca habría tenido esa fantasía, y aún menos la idea de hablar de ella, si no hubiera estado excitada hasta ese punto, si él, mi amante, no me hubiera llevado hasta un grado de placer tal que yo me había abandonado completamente, me había abandonado en cuerpo y alma. ¿Él no comprendía entonces nada? Era él, sólo él, y su maravillosa forma de hacerme el amor los que habían engendrado estos pensamientos. Estos pensamientos, que, a su vez, me habían estimulado aún más. Yo intentaba sonreír añadiendo que debería haberse sentido muy orgulloso.