Luis Cano - El secreto de los artistas
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El secreto de los artistas: resumen, descripción y anotación
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El secreto de los artistas — leer online gratis el libro completo
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El secreto de los artistas
Luis Cano
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@LuisMariaCano
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© Luis María Cano Plá - Registro propiedad intelectual: Solicitud M-009728/2013, asiento registral 16/2014/831
Todos los derechos reservados. Queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento. Diseño de portada © María Pérez-Aguilera
El secreto de los artistas es -a todos los efectos- una obra de ficción, en la que se incluyen algunos personajes y hechos reales con el único objetivo de enriquecer la trama.
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«El narrador no debe facilitar interpretaciones de su obra, si no, ¿para qué habría escrito una novela, que es una máquina de generar interpretaciones? Por desgracia, un título ya es una clave interpretativa».
Umberto Eco
«Todo arte es completamente inútil».
Oscar Wilde
«Estoy sentado en un estado de ensueño.
He traído al Arte sensaciones y deseos:
Cosas medio entre vistas
Rostros o líneas, ciertos confusos recuerdos
De amores incumplidos.
Dejad que me someta al Arte:
El arte sabe cómo crear las formas de la Belleza,
Casi imperceptiblemente completa la vida,
Combinando impresiones, casando día con día.»
Constantin Kavafis
«En las artes no hay maestro; el único maestro es uno mismo».
Antoni Gaudí
«Los críticos tratan de explicar con palabras lo que ya está dicho con formas y colores».
Eduardo Úrculo
Libro primero
Colores
Libro segundo
Palabras
Libro tercero
Escenas
Libro cuarto
Formas
Libro quinto
Notas
Libro sexto
Imágenes
Interludio
Libro final
Crescent Moon
Epílogo
-Libro primero-
Colores
«Ninguno de nosotros es capaz de pintar así. Después de Altamira, todo es decadencia. »
«Todas mis pinturas son investigaciones. »
«Pintar es libertad. Si saltas, puedes caer en el lado equivocado de la cuerda. Pero si no estás dispuesto a asumir el riesgo ¿de qué sirve? No saltas de ningún modo. Tienes que despertar a la gente. Revolucionar su modo de identificar las cosas. Tienes que crear imágenes que no aceptarán. »
Pablo Picasso
«La pintura no se explica.»
«No quiero pintarte como eres, sino como yo te veo.»
Amadeo Modigliani
Alejandro Damasco se dio a conocer al mundo entero en la jornada de apertura de la galería Echoes, durante la presentación de su serie Las profundidades del alma . La asistencia de público y medios de comunicación era masiva, más por el exitoso trabajo de los responsables de relaciones públicas de la nueva galería, que por el poder de convocatoria de un pintor hasta el momento casi desconocido. No solo se había conseguido atraer a las figuras más destacadas del panorama artístico parisino, sino que además se habían sumado al acto destacados representantes de disciplinas en principio bastante menos relacionadas con cuestiones artísticas, como el deporte o la moda. Tal vez mucho menos sorprendente era que también algunos políticos de renombre, como Philippe Demont, se dejaran ver por allí, revoloteando junto a las cámaras como excitados insectos atraídos por la luz en una noche de verano.
Sin ser demasiado grande, Echoes, sin duda ayudada por la forma circular de su sala central, resultaba un espacio cómodo y muy adecuado para exhibiciones multitudinarias. En el anillo exterior, se proyectaban sobre la pared curva los cuadros de Damasco. Ésta era la peculiaridad más destacable de la galería: las obras se mostraban en espectaculares imágenes reflejadas, aunque también podía admirarse su formato original en la sala interior. El techo en cúpula completaba una inusual sensación de encontrarse en el interior de alguna construcción natural, mineral o incluso orgánica. Música chillout empapaba la estancia de una onírica atmósfera que, sin embargo, no conseguía engullir por completo los excitados y altisonantes murmullos de la multitud, que iba acomodándose poco a poco en las sillas colocadas en círculos concéntricos alrededor del pequeño escenario preparado para la ocasión. Como no parecía haber sillas suficientes para todos los asistentes, los más rezagados comenzaban a quedarse de pie junto a la pared que circundaba la sala, estropeando en parte el impactante efecto de las proyecciones paisajísticas, que quedaban ahora reflejadas sobre sus cuerpos. Muy pocos espacios podían ser ya aprovechados por nuevos visitantes. La ubicación de Echoes junto a uno de los bulevares más transitados de París podría haber disparado el aforo, pero la entrada solo se permitía acreditando invitación previa.
Alejandro ocupaba ya su asiento en el escenario central con el director de la galería a su derecha y a su izquierda, el habitual maestro de ceremonias en este tipo de eventos en esta ocasión Thierry Fourieur, archiconocido presentador del late night de moda en France 2. El artista miraba a su alrededor con serenidad, sin un mínimo signo de sorpresa o admiración ante una asistencia que sabía bien que abarrotaba la sala más por la inauguración de la galería —cóctel posterior debidamente anunciado— que por su deseada presencia. Vestía de blanco inmaculado, camisa de cuello Mao y amplios pantalones a juego. Solo un colgante de oro blanco en forma de sol con un enorme granate en su centro desequilibraba la neutra combinación. El pelo, por una vez, bien peinado en una melena de cabellos lisos, brillantes, oscuros, enmarcando un rostro ancho de facciones amables, algo bronceado y rematado por una barba recortada con esmero.
De manera un tanto abrupta, la música cesó. Una de las esculturales modelos invitadas al acto trataba de acceder en ese momento al último asiento que quedaba vacío en la fila más cercana al escenario, frente a los ponentes. Sus esfuerzos por avanzar se convirtieron en el foco de atención de todo el auditorio. En realidad, lo que muchos de los asistentes encontraron estimulante fue la visión de sus llamativas formas, ajustadas en un atuendo de seda negra, confeccionado con acierto y vestido con sensual elegancia.
— Muy buenas noches... Perdón, el micro parece desconectado. — con unos ligeros golpeteos de su dedo índice en la cabeza del micrófono, intentó comprobar la resonancia emitida.
Tras una breve manipulación por parte de un asistente y ya con la voz amplificada, el director de la galería retomó su introducción.
— Disculpen, ahora sí. Muy buenas noches señoras y señores. Mi nombre es Alan Mittard. Les agradezco a todos su presencia en esta inauguración. Nos complace observar la generosa respuesta que ha merecido nuestra convocatoria. Echoes es un nuevo concepto de galería y abre sus puertas con la intención de convertirse en un enclave muy especial para todos los amantes del arte: del arte vivo. Esto no es un museo, y quiero dejarlo claro desde el principio. — miraba a los presentes con unos ojos vivos y centelleantes, que reflejaban la pasión destilada por sus palabras — No queremos colecciones de obras muertas. Buscaremos siempre exponer obras que requieran la complicidad del espectador de una manera especial. Toda obra de arte necesita un espectador, qué duda cabe, pero hay artistas que se acomodan y también lo hacen los receptores de su obra, que solo ven lo que se les da ya masticado, listo para digerir, aburridamente descifrado. No nos interesan las explicaciones fáciles. En realidad no nos interesan ningún tipo de explicaciones, sino las sensaciones. Queremos obras transgresoras que provoquen y trasciendan, que indignen, emocionen, enfurezcan, que provoquen la cólera y el llanto, que nos llenen de deseo y de pasión. Y yo ya no quiero estropear más esta inauguración con mi verborrea descontrolada. Todo puede ir mucho mejor si le cedo el turno a Thierry, un profesional de la palabra que os presentará al artista que hoy nos honra con su presencia.
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