Sin armas ni rencores
El robo al Banco Río contado por sus autores
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Sin armas ni rencores
El robo al Banco Río contado por sus autores
Rodolfo Palacios
Palacios, Rodolfo Sin armas ni rencores : el robo al Banco Río contado por sus autores . - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Planeta, 2015. E-Book. ISBN 978-950-49-4339-6 1. Investigación Periodística. CDD 070.4 |
© 2014, Rodolfo Palacios
Diseño de cubierta: Departamento de Arte de Grupo Editorial Planeta S.A.I.C. sobre una idea de Fernando Araujo
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© 2014, Grupo Editorial Planeta S.A.I.C.
Publicado bajo el sello Planeta®
Independencia 1682, (1100) C.A.B.A.
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Primera edición en formato digital: enero de 2015
Digitalización: Proyecto451
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ISBN edición digital (ePub): 978-950-49-4339-6
A Charo, aunque esta no sea una historia de hadas, conejos mágicos y finales felices.
Me llamo Dalton Russell, presten atención a lo que digo pues escojo mis palabras con cuidado y nunca me repito. Les he dicho mi nombre, soy el quién. El dónde podríamos describirlo como una cárcel. El qué es fácil. Hace poco he puesto en marcha y llevado a cabo el plan para ejecutar el asalto perfecto a un banco. Eso incluye el cuándo. Y el por qué, aparte de la motivación económica, es así de simple. Porque puedo. Lo cual nos deja solo el cómo y, señores, he ahí la cuestión, como diría Shakespeare.
De la película El plan perfecto
Los hombres adentro de sus almas están llorando. Pero no quieren escuchar el llanto de su ángel. Y las ciudades están como las prostitutas, enamoradas de sus rufianes y de sus bandidos.
Los siete locos , R OBERTO A RLT
El golpe debe tener un artificio esencial: hacerles creer a los policías que el tiempo está a su favor. Mostrarnos nerviosos también será otro truco valioso. Convencerlos de que somos vulnerables, improvisados, agresivos y torpes, como si las cosas se nos estuviesen yendo de las manos, aunque en el fondo, no somos más que un elenco que ejecuta un guión con precisión y profesionalismo.
Del líder del “robo del siglo” a sus compañeros
En ausencia de líderes, el villano cobra protagonismo.
El Hombre del traje gris
Noticia
Este libro es producto de una investigación de ocho años. El autor consultó expedientes, entrevistó a fuentes judiciales, policiales y bancarias. Este es el relato del robo considerado como el mejor de la historia policial argentina. La historia se reconstruyó a través de los testimonios de seis de los ladrones que protagonizaron el asalto, entre ellos el líder e ideólogo. Solo uno de los delincuentes aparece con su identidad cambiada, por cuestiones legales. Puede decirse que el libro es la versión de la banda que ejecutó el robo del siglo.
PRÓLOGO
El robo imposible de los ladrones invisibles
por Andrés Calamaro
He oído contar que los delincuentes que asisten a un espectáculo teatral, se han sentido a veces tan profundamente impresionados por el solo hechizo de la escena, que en el acto han revelado sus delitos; porque aunque el crimen no tenga lengua, puede hablar por los medios más prodigiosos.
Hamlet , W ILLIAM S HAKESPEARE
Este libro comprende y comparte la génesis y el desarrollo del gran golpe del siglo, considerado uno de los cinco asaltos más importantes del mundo; de los más inteligentes, los más logrados y mejor concebidos de la historia de la delincuencia a gran escala. Este libro piensa como los ladrones y habla con el verbo de los protagonistas del robo al Banco Río, sucursal Acassuso. Un asalto lleno de detalles que lo hacen único; sin armas ni lastimados, el robo ideológico… El plan perfecto.
El gran golpe presenta un inusual perfil cannábico, tiene su origen en el pensamiento creativo de una generación que fuma porros con cotidiana naturalidad, un asalto de generación rockera, especialistas veteranos que recuentan la historia con sus propias palabras.
Se cree que en la Argentina hay setecientas mil cajas de seguridad que contienen cuarenta mil millones de dólares. Y que en un cofre caben trescientos mil dólares. Hasta el robo del Banco Río, ese era el refugio más confiable del dinero, más confiable que el colchón. Sobre todo después de la crisis de 2001. Pero el golpe de estos bandidos demostró que nada es confiable: nada es seguro. La Justicia cree que robaron diecinueve millones de dólares y ochenta kilos de joyas y alhajas.
Este libro (que narra con detalles —y en primera persona— el origen ideológico, la organización humana, la puesta en escena y el epílogo de “el golpe del siglo”) también tiene el nombre propio de Rodolfo Palacios, el más genuino y autorizado narrador de la crónica delincuencial y criminal de la Argentina; a su manera —y con rigor histórico— nos ha llevado por entre los secretos de una historia que es historia también; marginal, perfectamente real y cultural autóctona, cosmopolita e iconoclasta. Literatura, crimen, tango, cine, asaltantes, rock y el territorio prohibido. Los rebeldes.
Ya se ha dicho que Rodolfo, el intelectual del hampa, no juzga, que escribe con compromiso y con afecto por estos personajes —a su manera— heroicos antihéroes del verdadero “western nacional”. Palacios busca a los siete samuráis del gran asalto al Banco Río y los encuentra, entonces los conocemos y leemos el relato original de los hechos que hicieron de aquella, una fecha histórica (¿fechoría histórica?), un asalto de esta envergadura visto por televisión por millones de ciudadanos es un momento inequívocamente cultural y social, además de específico hito entre los asaltos habidos y por haber.
Un soplo de lirismo amoral en un tiempo donde descreemos de cualquier mecanismo estatal, político o ideológico.
Rodolfo Palacios presenta al ideólogo, que espera anónimo el momento de aparecer para contar la “historia de esta historia”.
Entonces conocemos a los protagonistas, el casting de la banda, la previa y la producción de un asalto hecho en dos mundos paralelos (asalto con toma de rehenes arriba, boqueteada abajo) que quedará en la memoria de muchos.
Quizá nada sea igual después de este atraco, ni para el ideólogo ni para sus compañeros ni para los vecinos de Acassuso (un barrio pudiente a orillas del Río de la Plata) ni para aquellos que guardaban joyas o billetes en las cajas de seguridad, ni para los empleados bancarios o los clientes a quienes les tocó ser testigos de este hecho extraordinario, especial en su origen, en su ideario e ideología, en su planteo de asalto sin armas ni violencia, el robo imposible de los ladrones invisibles, que se dieron el gusto de largarse de allí, según lo planeado, con tiempo para ver por televisión el asedio de cientos de policías en torno al banco, después de fugarse como los piratas de una epopeya griega. Un golpe que probablemente hubiese podido imaginar la mente inspirada de Tarantino, que aprendió a escribir diálogos y escenas bandidas cuando en su juventud compartió celda con un grupo de hampones que le enseñaron su mundo. Este golpe tuvo personajes heroicos: el Hombre del traje gris que antes era “hombre araña” en la cornisa, un superhéroe de los bajos fondos que compone canciones y tiene club de fans; Beto con peluca y delantal como un cómico sin tiempo; el líder y sus absortos creativos; el hombre invisible y el Paisano. Elenco maldito de un golpe que ya se instala como el gran guión del cine argentino prometido. La obra de arte de los robos a bancos.
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