Discurso perfecto
© 2015 por Bill McGowan
Publicado por HarperCollins Español® en Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América.
HarperCollins Español es una marca registrada de HarperCollins Christian Publishing.
Título en inglés: Pitch Perfect
© 2014 por Bill McGowan
Publicado por HarperOne, un sello de HarperCollins Publishers.
Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro podrá ser reproducida, almacenada en algún sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio —mecánicos, fotocopias, grabación u otro— excepto por citas breves en revistas impresas, sin la autorización previa por escrito de la editorial.
Ilustraciones por dix! Digital Prepress Inc.
Editora General: Graciela Lelli
Traducción y edición: S.E.Telee
Diseño original: Jo Anne Metsch
Adaptación del diseño al español: Grupo Nivel Uno, Inc.
Edición en formato electrónico © julio 2015: ISBN 978-0-82970-198-2
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A Donna, Andrew, Kara y Paulina, todos ellos expertos en comunicar lo que más importa.
CONTENIDO
D ISCURSO PERFECTO NO habría nacido sin el generoso apoyo de muchas personas. En primer lugar, le doy las gracias a Alisa Bowman, mi coautora, por sugerir esta colaboración hace varios años, después de que yo la entrenara para la gira publicitaria de presentación de su propio libro. Alisa convirtió de forma magistral los principios de nuestras sesiones de formación para enfrentarse a los medios en la estructura que ves en este libro y le dio vida al proyecto. De no haber sido por ella, yo estaría sin duda mirando fijamente una pantalla en blanco. Creativa, lista, amable, diligente y paciente, es justo lo que cualquiera quisiera encontrar en una compañera de equipo.
Mi agradecimiento especial a Hollis Heimbouch de HarperCollins, quien hizo gala de un entusiasmo sin límites en este proyecto desde nuestra primera reunión. Su calidez, su estímulo y su experta dirección hicieron que el proceso de escritura fuera una delicia. La confirmación de que este libro era distinto y merecía ser publicado llegó de mi viejo amigo y agente Wayne Kabak de WSK Management. Tener a un hombre con talento, sabiduría e integridad de parte de uno es algo que no tiene precio.
Escribir este libro mientras mantenía mi trabajo diario fue posible gracias a la dura labor y la profesionalidad de todo el equipo de Clarity Media Group. Lucy Cherkasets asumió el control de muchos aspectos del negocio con tanta destreza que no tengo la menor intención de retomarlos. Mi ayudante, Mariko Takahashi, conservó mi caótico horario a raya y me dejó libre la franja mental suficiente para que pudiera concentrarme en la escritura. Tiffany Sánchez llevó a cabo un increíble muestreo de los capítulos sueltos, alentándome en todo momento al hacerme saber que estaba en el camino correcto.
La disposición de nuestros otros asistentes de Clarity a la hora de arrimar el hombro y llevar una carga más pesada de trabajo fue crucial para poder acabar el libro. Melissa Hellen fue un gran refuerzo y cumplió con su habitual excelencia, como también lo hicieron Bill Cassara, Marisa Thomas, Ken Fuhr, Jim Paymar, Jennifer Fuluy, Dylan Chalfy, John Johnston y Janet Carlson.
Las experiencias que saqué de miles de sesiones de entrenamiento fueron el resultado de la amabilidad y la generosidad de quienes, a lo largo de trece años, ayudaron al crecimiento de nuestro negocio. Las personas que menciono a continuación, por orden alfabético, han trascendido el estatus de clientes y para Clarity son benefactores en la creación de negocio: Roger Ailes, Howard Arenstein, Laura Arrillaga-Anderssen, Brandee Barker, Wajma Basharyar, Emi Battaglia, Winnie Beatty, Mike Bertolino, Gurdon Blackwell, Julia Boorstin, Jacques Brand, Adam Bryant, Jerry Buckley, Rebecca Caruso, Sean Cassidy, Nathan Christopher, Lou Cona, Jocelyn Cordova, Karen DiSanto, Jeannine Dowling, Pat Eisemann, Daniel Ek, Sheila Feren-Thurston, Debbie Frost, Lisa Green, Carol Giardino, Maire Griffin, Judy Grossman, Carisa Hays, Susan Henderson, HL Group, Kristen Jones-Connell, Alexander Jutkowitz, Claire Kaye, Thomas Keller, Scott Lahde, Neal Lenarsky, Mary Lengle, Santina Leuci, Linda Lipman, Derek Mains, Juli Mandel-Sloves, Eli Manning, Caryn Marooney, Wynton Marsalis, Mike Mayzel, Zsoka McDonald, Diane McNulty, Dana Bowne Metz, Katie Burke Mitic, Denise Morrison, Elena Nachmanoff, Jessica O’Callaghan, Tanya Pushkine, David Rhodes, Stephanie Ruhle, Sheryl Sandberg, Ruchi Sanghvi, Anthony Sanzio, Elliot Schrage, Amanda Schumacher, Nell Scovell, Pam Snook, Cara Stein, Jonny Thaw, Pamela Thomas-Graham, Matt Traub, Karyn Twaronite, Judy Twersky, Jane Ubell-Meyer, Loretta Ucelli, Jonathan Wald, Carolyn Wall, Angela Watts, Kate White, Meghan Womack y Eileen Wu.
A lo largo de los años he aprendido el arte de contar historias a los pies de muchas personas de talento, pero entre estas destacan dos superestrellas. Michael Rubin, a quien describo en el , tiene percepciones brillantes de cómo deben desarrollarse las historias. Tuve la gran suerte de ser uno de sus muchos protegidos. Peter Brennan, el genio creativo detrás del programa de televisión A Current Affair, no tiene parangón a la hora de detectar los elementos cruciales de una historia y comunicarlos de un modo extraordinario y con eficacia.
Aunque me siento increíblemente afortunado por tener la amistad y el apoyo de todas estas maravillosas personas, también supone una enorme bendición que el escritor más talentoso que conozco y el corrector de textos más perspicaz de todos sean, casualmente, el amor de mi vida, mi esposa, Donna Cornachio. Leer detenidamente cada palabra del manuscrito con ojo escrutador y sagaz (y un lápiz rojo imprescindible) es, sin lugar a dudas, señal del verdadero amor. Su aliento e inspiración han hecho que esto sea posible.
Habla poco, haz mucho.
—BENJAMIN FRANKLIN
S I UN SOLO consejo de este libro hace que tu profesión tenga éxito, no me des las gracias. Busca a un tipo llamado Roy Schwasinger y agradéceselo a él. Lo encontrarás en una cárcel federal de algún lugar.
Conocí a Schwasinger hace treinta años, cuando yo trabajaba como corresponsal de A Current Affair, el programa televisivo de información sensacionalista que se emitió desde 1986 hasta 1996. Era el estereotipo del chico malo. Por culpa de la ch silenciosa, su nombre casi rimaba con esvástica, contribuyendo así a su aura de villanía. Como activista antigubernamental era una verdadera molestia para todos los funcionarios públicos y electos. Presentó cargos por falsos derechos de retención, citaciones y órdenes de detención contra ciertos jueces y fiscales, siguiendo un elaborado plan para convertir sus vidas en un infierno. Y, lo que es peor, se le acusó de dirigir una estafa contra los agricultores estadounidenses desamparados, engañándolos bajo la promesa de ayudarles a recuperar sus granjas embargadas por unos meros honorarios de trescientos dólares para la presentación de documentos, a través de su simulada organización «We the People» [Nosotros, el pueblo]. En efecto, ¡lo has adivinado! El dinero en efectivo iba a parar directamente al mugriento bolsillo de Schwasinger.
Si quieres hacerte una idea de Schwasinger, piensa en el gran Santini, de El don del coraje, en un mal viaje con ácido. Era de estatura mediana, un cincuentón fornido que lucía un corte de pelo estilo militar y ropa de Sears. Su ceño eternamente fruncido transmitía un mensaje sin ambigüedades: ¡lárgate de mi vista o te vas a enterar! Declinaba todas las peticiones de los medios de comunicación que le proponían una entrevista y se volvió tan difícil de ver como un supervivencialista del Idaho rural.
Una cosa era segura: si yo lograba acercarme lo bastante a él como para formularle algunas preguntas difíciles, conseguiría un fantástico programa televisivo. Poco sospechaba yo cuán extraordinarias serían aquellas secuencias.
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