• Quejarse

Richard Dawkins - El relojero ciego

Aquí puedes leer online Richard Dawkins - El relojero ciego texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1989, Editor: Labor, Género: Ordenador. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Richard Dawkins El relojero ciego

El relojero ciego: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "El relojero ciego" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Richard Dawkins: otros libros del autor


¿Quién escribió El relojero ciego? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

El relojero ciego — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" El relojero ciego " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Las células sensibles a la luz («fotocélulas») no son lo primero con lo que se encuentra la luz, sino que están sepultadas en el interior, enfocadas en sentido contrario a la luz. Esta rara característica se mencionará de nuevo más adelante. La primera cosa que encuentra la luz es, de hecho, la capa de células ganglionares que constituye la «interfase electrónica» entre las fotocélulas y el cerebro. En realidad, las células ganglionares tienen la responsabilidad de pre-procesar la información con medios sofisticados, antes de transmitírsela al cerebro y, de alguna manera, la palabra «interfase» no hace justicia a esto. «Procesador periférico» podría ser un nombre más adecuado. Las conexiones de las células ganglionares discurren a lo largo de la superficie de la retina hasta la «mancha ciega», donde se sumergen a través de la retina para formar el tronco del cable principal hacia el cerebro, el nervio óptico. Hay alrededor de tres millones de células ganglionares en la «interfase electrónica», que recogen datos de unos 125 millones de fotocélulas.

En la parte inferior de la figura hay una fotocélula aumentada de tamaño, un bastón. Según se contempla su fina arquitectura, hay que recordar que toda esa complejidad se repite 125 millones de veces en cada retina. Y que una complejidad similar se repite billones de veces en cualquier parte de la unidad corporal. La cifra de 125 millones de fotocélulas es unas 5.000 veces el número de puntos que pueden resolverse separadamente en una fotografía periodística de buena calidad. Las membranas plegadas situadas en la parte derecha de la fotocélula ilustrada son las estructuras que recogen la luz. Su estructura en capas aumenta la eficacia de la célula para capturar fotones, las partículas fundamentales de las que está formada la luz. Si un fotón no es capturado por la primera membrana, puede ser capturado por la segunda, etc. El resultado es que algunos ojos son capaces de detectar un solo fotón. Las emulsiones fotográficas más rápidas y sensibles utilizadas por los fotógrafos necesitan unas 25 veces más fotones para detectar un punto de luz. Los objetos de forma elongada situados en la parte media de la célula son, en su mayoría, mitocondrias. Las mitocondrias no sólo se encuentran en las fotocélulas, sino también en la mayoría de las otras células. Cada una puede imaginarse como una factoría química que, en el proceso de distribuir su producto primario, la energía utilizable, procesa más de 700 sustancias químicas diferentes, en largas y entrecruzadas cadenas de montaje extendidas a lo largo de la intrincada superficie de sus membranas internas plegadas. El glóbulo redondo situado en la parte izquierda de la figura 1 es el núcleo. Es un órgano característico de todas las células animales y vegetales. Cada núcleo, como veremos en el capítulo 5, contiene una base de datos codificada digitalmente mayor, en contenido de información, que los 30 volúmenes de la Enciclopedia Británica juntos. Y esta cifra es para cada célula, no para todas las células del cuerpo juntas.

El bastón situado en la parte inferior de la figura es una sola célula. El número total de células en el cuerpo (de un ser humano) es de unos 10 billones. Cuando uno come un trozo de carne, se está destruyendo el equivalente a más de 100.000 millones de copias de la Enciclopedia Británica.

Aquí tampoco está dibujado el triángulo. Los tres puntos de situación son el escorpión de la figura 5, el insecto otra vez (tenemos todavía otra «rotación alrededor» del insecto) y una bioforma bastante indescriptible, situada en la parte superior.

Estas tres bioformas están todas a 30 mutaciones de distancia entre si. Ello significa que es igual de fácil evolucionar desde una de ellas a cualquier otra. En los tres casos, debe transcurrir un mínimo de 30 pasos genéticos. Las pequeñas rayitas situadas a lo largo del margen inferior de la figura 8 representan unidades de distancia medidas en genes. Puede imaginarse como una regla genética graduada. La regla no trabaja sólo en dirección horizontal. Puede inclinarse en cualquier dirección, y medir la distancia genética y, por tanto, el tiempo mínimo de evolución entre dos puntos del plano (es un fastidio que esto no sea completamente cierto en la página, debido a que la impresión del ordenador distorsiona las proporciones, pero el efecto es demasiado trivial para organizar un alboroto, aunque signifique la obtención de una respuesta ligeramente errónea si sólo se cuentan las rayitas de la escala).

Estos planos bidimensionales cortados a través del espacio genético de nueve dimensiones nos dan una sensación de lo que significa caminar a través de la Tierra de las Bioformas. Para mejorar esta sensación, hay que recordar que la evolución no está restringida a un plano bidimensional. En un verdadero paseo a través de la evolución se podría «caer» en cualquier momento, de un plano a otro, por ejemplo desde el plano de la figura 6 al plano de la figura 7 (cerca del insecto, donde los dos planos están próximos entre si).

He dicho que la «regla genética» de la figura 8 nos permite calcular el tiempo mínimo empleado para evolucionar entre dos puntos. Lo hace así, dadas las restricciones del modelo original, pero el énfasis está en la palabra mínimo. Como el insecto y el escorpión están separados por una distancia de 30 unidades genéticas, tendrían que transcurrir 30 generaciones para que evolucionasen desde uno a otro, sin hacer nunca un giro erróneo; esto es, conociendo exactamente la fórmula genética hacia la que nos encaminamos, y sabiendo cómo dirigirnos hacia ella. En la evolución de la vida real, no hay nada que se corresponda con la existencia de una orientación hacia algún objetivo genético distante.

Utilicemos ahora las bioformas para volver al punto que planteamos con los monos que escribían Hamlet a máquina, la importancia del cambio gradual, del cambio paso a paso en la evolución, como contraposición al puro azar. Comencemos por volver a rotular las divisiones situadas a lo largo de la parte inferior de la figura 8, pero esta vez con unidades diferentes. En lugar de medir la distancia como el «número de genes que tienen que cambiar en la evolución», vamos a medirla como la «probabilidad de recorrer la distancia, al azar, de un solo salto». Tendremos que flexibilizar una de las restricciones que programé en el juego del ordenador: veremos por qué creé esta limitación en primer lugar. La restricción consistía en «permitir» que los descendientes estuviesen a tan sólo una mutación de distancia de los progenitores. En otras palabras, sólo se permitía que mutase un gen cada vez, y a este gen sólo se le permitía cambiar su «valor» +1 o -l. Al flexibilizar esta restricción, permitimos que sean varios los genes que puedan sufrir una mutación simultánea y, además, que puedan sumar cualquier numero positivo o negativo a su valor actual. En realidad, es una flexibilización demasiado amplia, ya que permite valores genéticos que oscilan entre menos infinito y más infinito. Sin embargo, el objetivo también se cumple adecuadamente, si restringimos los valores de los genes a cifras de un solo número, esto es, si permitimos que varien entre -9 y +9.

Así pues, dentro de estos amplios limites, estamos permitiendo, en teoría, una mutación en una sola etapa, en una sola generación, que podría cambiar cualquier combinación de los nueve genes. Además, el valor de cada gen puede cambiar cualquier cantidad, en tanto no llegue a las dos cifras. ¿Qué significa esto? Significa que, en teoría, la evolución podría saltar, en una sola generación, desde un punto cualquiera en la Tierra de las Bioformas a otro. No sólo desde cualquier punto en un plano, sino desde cualquier punto en el hipervolumen de nueve dimensiones.

Si, por ejemplo, se quisiera saltar de un solo golpe desde el insecto al zorro en la figura 5, he aquí la fórmula. Añádanse los siguientes números a los valores de los genes 1 a 9, respectivamente: -2, 2, 2, -2, 2, 0, -4, -1, 1. Pero ya que estamos hablando de saltos al azar, todos los puntos de la Tierra de las Bioformas tienen la misma probabilidad de ser el destino de uno de estos saltos. Así pues, las probabilidades en contra de saltar a un destino determinado, por ejemplo el zorro, por pura suerte, es fácil de calcular. Es el número total de bioformas en el espacio.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «El relojero ciego»

Mira libros similares a El relojero ciego. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «El relojero ciego»

Discusión, reseñas del libro El relojero ciego y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.