Gestión de incompetentes
Un enfoque innovador de la gestión de personas
Gabriel Ginebra
1ª edición: septiembre 2010
© 2010 Gabriel Ginebra
© 2010 Libros de Cabecera S.L.
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08007 Barcelona (Spain)
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Diseño de la colección: Erola Boix
Editora: Virtuts Angulo y Francisco López
ISBN: 978-84-937757-1-1
ISBN Digital: 978-84-937757-2-8
Índice
Prólogo
Conocí a Gabriel Ginebra en los albores de la década de los ochenta. Ambos estudiantes en una universidad del norte de España, mantuvimos largas conversaciones sobre las propias inquietudes intelectuales. Luego, la vida profesional nos separó y sólo volvimos a encontrarnos cuatro lustros después. Los dos habíamos recorrido para entonces docenas de miles de kilómetros por medio mundo. Desde entonces mantenemos una fluida relación, fundamentalmente a través del correo electrónico. Y también, cuando las circunstancias lo permiten, en algún restaurante de Barcelona o Madrid, pues es en esas ciudades donde residimos cada uno.
Prologar una obra de Gabriel es un privilegio. Es grande mi admiración por su trabajo y también por sus cualidades personales, entre las que se cuenta la ilusión permanente por trasladar al mercado ideas y modos de ver que no son siempre políticamente correctos. Es más, en un momento como el actual en el que en bastantes de las más altas instancias públicas parecen situarse personajes merecedores del título aportado por Gabriel, a algunos les parecerá excesivamente turbulento. Esa capacidad de retar ha sido siempre propia del autor, desde hace muchos años. Al menos, desde que yo le conozco.
El libro que el lector tiene entre las manos contiene, esto sí, mucho de heterodoxo. Entre otros motivos, por la combinación que conjuga de elementos académicos con anécdotas, experiencias vitales e incluso noticias de prensa.
Como podrá comprobar enseguida, las páginas se devoran, pues el método empleado permite una gran agilidad al intercalar, entre las ideas que vertebran, numerosas digresiones que ilustran las cavilaciones. Muchas de ellas son autobiográficas, y este detalle siempre contribuye a la viveza de las mismas tanto en fondo como en forma.
Empuja el autor a que todos empleemos un buen espejo para contemplar nuestro comportamiento antes de dedicarnos a juzgar inmisericordemente a los demás. Bien ha calado en lo extendido que se encuentra en nuestro país, y en muchos otros, esa bajeza llamada difamaciones y calumnias. ¡Ojalá sus propuestas contribuyan a que disminuya esa perversa costumbre de calificar habitualmente del peor modo posible a cada uno de los colegas, y también a directivos y subordinados!
Bien se explica en el texto que la dirección de personas es una ciencia que tiene también mucho de arte. Quien se limite sólo a los elementos artísticos nunca podrá gobernar bien, pues hay técnicas que han de conocerse y aplicarse para que pueda hablarse con pleno sentido de un buen gobierno. Pero la acumulación de técnicas de poco serviría si falta humanidad y sentido común.
El estilo rebelde del texto gustará a muchos y ojalá no disguste a nadie. Gabriel no se anda por las ramas. Con aparente suavidad en la forma —y no siempre— lanza andanadas que han de doler a quienes no se esmeran por mejorar en sus competencias directivas y/o profesionales. Es más, en alguna ocasión da la impresión de que, con su proverbial cordialidad, estuviera haciendo las cuentas con tristes sucesos de su propia biografía. Al hacerlo sin acritud, resultan ilustrativos y para nada ofensivos.
El lenguaje no sofisticado de la obra facilitará a todos la lectura. No hay que ser un experto en dirección de personas y organizaciones ( management) para entender este libro. Es más, puede ser de interés para cualquiera que esté implicado en el devenir de una organización. Aun más, me atrevo a señalar que incluso quienes nada tienen que ver con estructuras institucionales también encontrarán enseñanzas válidas en las siguientes páginas, pues en cada una de ellas se arraciman experiencias y conocimiento cercano a la realidad, no elucubraciones.
Esta obra contribuye a replantearse la necesidad de prepararse de forma consistente para el gobierno de personas, quizá una de las actividades más complicadas, pues —repito— no sólo reclama conocimientos técnicos, sino también predisposición para mejorar el propio comportamiento. Me gusta proponer que el primer sistema de gobierno que existió (y que todavía demasiados aplican) es la DPA o Dirección Por Amenazas. Desde ese procedimiento al actual DPH o Dirección Por Hábitos, que tantas empresas están implantando, es larguísimo el trecho recorrido. La diferencia esencial es que una DPH reclama siempre una DPE. A saber: una dirección mediante el ejemplo personal, que reclama ineludiblemente esfuerzo y compromiso.
En las siguientes páginas, el lector encontrará muchos guiños para animarse a afrontar el apasionante reto de entender a la persona en su complejidad, evitando el error de conceptualizar al ser humano como una realidad simple. Me gusta subrayar que todos los movimientos que en el siglo XX más daño han originado a la personas —comunismo, fascismo, nazismo, castrismo, etc.— proceden en su último fundamento de tratar de proponer que el ser humano es un elemento escueto, no sofisticado. Quien lo vuelve a intentar acaba siempre por dañar al hombre.
Se ha dicho que son los poetas los encargados de convertir prados en patrias. Quienes dirigen personas no deberían olvidar nunca que el componente de ilusión, de entusiasmo…, forma parte de la preparación ineludible con la que debe contar quien aspire a dirigir personas sin limitarse a exigir destempladamente comportamientos, que —así reclamados— acaban por tornarse rutinarios.
En la coctelera en que este libro consiste se entreverán citas y apreciaciones procedentes del ámbito de la religión. No es frecuente que suceda en este tipo de textos. Anticipo que —en mi opinión— la práctica totalidad de las citas han sido traídas oportunamente a cuento.
Por mi parte sólo me queda felicitar de todo corazón al autor, deseando que dentro de poco tiempo vuelva a deleitarnos con sus reflexiones. Gabriel es un representante destacado de ese colectivo de autores que quedan incluidos dentro de ese movimiento, pendiente de estructuración formal, que ha sido calificado como Escuela Española del Management. La práctica totalidad de sus miembros destacados, y me consta que también Gabriel en breve plazo lo estará, se encuentran encuadrados en los exclusivísimos clubs de profesionales en torno a Top Ten Business Experts ( www.toptenbusinessexperts.com ).
El libro de Gabriel es mucho más —insisto— que un libro de autoayuda. La mayor parte de los que pueden quedar calificados de ese modo son transitorios y apenas cuentan con contenido real. Gabriel Ginebra, con un formato amable que algunos podrían confundir con la mera autoayuda, contribuye en realidad y de forma consistente a la búsqueda de cimientos sólidos para la propia existencia.
Javier Fernández Aguado, Socio Director de MindValue
Introducción
Elogio de la incompetencia
Tenemos un concepto deformado del directivo. Nos lo imaginamos joven, guapo y esbelto, luciendo un traje impecable. Hablando por el móvil en inglés, en una terminal de aeropuerto. Tiene carrera universitaria y MBA. Sabe marketing y finanzas, y construye gráficos en Powerpoint para su próxima reunión. Es extremadamente competente.
Volvamos ahora la mirada hacia quienes nos rodean cada día en la oficina, hacia los jefes de carne y hueso que hemos tenido, y hacia nosotros mismos. ¿Nos acercamos a la imagen descrita o quedamos a mucha distancia?
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