Juan F. Pérez-Carballo Veiga
En la actualidad es director de Converthia, consultoría y formación en finanzas y control de gestión, y consejero de Adverthia, expertos en marketing on-line. Anteriormente ha sido director financiero de Repsol Butano, director de la Empresa Nacional de Innovación (ENISA), subdirector de desarrollo corporativo del Instituto Nacional de Industria (INI), director financiero de Coeba, gerente de consultoría de Arthur Young (ahora Ernst & Young) y director de programas de formación de la Escuela de Organización Industrial (EOI).
Es doctor por el Departamento de Empresa CEU, ingeniero industrial por la UPM y diplomado en Administración y Dirección de Empresas (PDG-IESE, EOI y CEPADE), Finanzas (London Business School, The Wharton School-EOI e IESE) y Economía del Sector Eléctrico (Carlos III).
Compagina su actividad profesional con la docencia, siendo profesor invitado en diversas escuelas de negocios y universidades españolas y ponente habitual en cursos y conferencias para empresas. Es director del Máster en Dirección Financiera de ESIC y director del curso superior de Control de Gestión del Colegio de Economistas de Madrid. Es presidente de la comisión de expertos en gestión de tesorería (certificado EGT) y miembro de la comisión en valoración de empresas (certificado CEVE) del Instituto Español de Analistas Financieros (IEAF). Asimismo, es miembro de la American Finance Association, del Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid y del IEAF.
Es autor de los libros Control de gestión empresarial, Estrategia y políticas financieras, Compitiendo por crear valor, El diagnóstico económico-financiero de la empresa, El análisis de inversiones empresariales, La contabilidad y los estados financieros y ¿Qué es crear valor para el accionista? (ESIC Editorial); Planificación y control de la estrategia y Rentabilidad bursátil y prima de riesgo de mercado (Andavira-Caixanova) y De la creación de valor al valor de la empresa (Cívitas). Es coautor de Principios de gestión financiera de la empresa (Alianza editorial). Además, es autor de catorce notas técnicas de la colección Cuadernos de Documentación (ESIC Editorial) sobre www.esic.edu/editorial gestión financiera de la empresa.
La gestión financiera de la empresa
Madrid 2015
Juan F. Pérez-Carballo Veiga
La gestión financiera de la empresa
Primera ediciόn: junio 2015
© ESIC EDITORIAL
Avda. de Valdenigrales, s/n. 28223 Pozuelo de Alarcón (Madrid) Tel. 91 452 41 00 - Fax 91 352 85 34
www.esic.edu/editorial
© Juan F. Pérez-Carballo Veiga ISBN: 978-84-16462-78-0
Cubierta: Gerardo Domínguez
Fotocomposición y Fotomecánica: | Nueva Maqueta Doña Mencia, 39 28011 Madrid |
Impreso en España Digitaliza: Midac Digital Queda prohibida toda reproducción de la obra o partes de la misma por cualquier medio sin la preceptiva autorización previa.
A Teresa, Alejandro y Francisco.
Índice
Presentación
L as finanzas de la empresa actual combinan cuatro elementos fundamentales: los principios financieros básicos gestados por la acumulada experiencia gerencial, la innovación financiera de productos y mercados, el desarrollo tecnológico de los sistemas de comunicación y gestión y las recurrentes oportunidades y amenazas del entorno. Debido a la persistente volatilidad de los mercados –todo cambia en una generación, decía Rousseau– el financiero ha de actuar con la flexibilidad que requiere la alternancia de periodos de expansión con otros de crisis. Esta secuencia obliga a aprovechar las fases favorables, prepararse para soportar las dificultades por venir y gestionar durante las crisis para sobrevivir, pero sin hipotecar el futuro con recortes desatinados. Afortunadamente, cada vez es mayor el conocimiento y la tecnología para hacerlo, aunque existe el riesgo de que por extrapolar el optimismo o el pesimismo de la coyuntura del mercado se releguen los principios bien contrastados de la gestión financiera. Estos principios son conocidos, aunque se olvidan a veces por un exceso de optimismo, originando las crisis económicas y empresariales que siguen a los periodos de fuerte crecimiento, o de pesimismo en los tiempos adversos, cuando la recuperación parece lejana.
Las repetidas crisis, como la iniciada en el año 2008 con el estallido de la burbuja inmobiliaria y su repercusión sobre los bancos, y agravada en el 2011 por el inicio de la crisis de la deuda soberana española y otras europeas, enseñan de nuevo los peligros de ignorar lo sucedido anteriormente y de conculcar los principios financieros. En la empresa, también, olvidarse de la historia conduce a repetir los mismos errores. Una enseñanza recurrente es que, junto al objetivo primordial de potenciar el progreso de la empresa, las finanzas precisan estar atentas al entorno, diversificar, ser prudentes en el crecimiento, el endeudamiento y el reparto de dividendos, proteger la solvencia y la liquidez, disponer de márgenes de financiación, cubrir atinadamente los riesgos y controlar los resultados. Son contribuciones capitales de la función financiera a la salud de la empresa. Si bien las finanzas deben apoyar vigorosamente el desarrollo rentable de la empresa, no pueden olvidar preservarla de sucesos adversos que quiebren su trayectoria.
El conocimiento, como la tecnología, crece exponencialmente y se acumula y transmite colectivamente, pero es adquirido individualmente por cada profesional, quien siempre empieza desde cero, con su partitura en blanco. Lo mismo sucede con la buena práctica financiera; cuando se desconoce o se olvida se incurre en errores de manual, a pesar de que están bien documentados y de que, por haberlos cometido otros, se conoce el peligro de repetirlos. Para evitarlos es importante formarse y contar con experiencia, aprendiendo también de la ajena que, además, es menos dolorosa que la propia. Por ello, es preciso formular los criterios de gestión en cada área y respetarlos con flexibilidad, pero sin dejarse contagiar por los incumplimientos y excesos de otros.
En este contexto, la disociación de la teoría y la práctica es un grave error en cuanto que ambas alimentan las capacidades imprescindibles de cualquier profesional. Entender los conceptos permite aplicarlos con un esfuerzo adicional reducido, en situaciones diversas y múltiples, incluso en aquellas que surgen por primera vez. La experiencia, por su parte, favorece la formulación de reglas de decisión en la gestión cotidiana que enseñan y, a la vez, validan o refutan la teoría por los aciertos y los errores que desvelan los resultados de aplicarla.
El profesional práctico tiene el riesgo de caer en los errores de la ignorancia, los más graves porque nacen de decisiones que se toman sin comprender las razones que las sustentan y sin ser consciente de las consecuencias. El riesgo del teórico, en el mundo empresarial –no en el científico o filosófico–, es el de enredarse en elucubraciones –caer en la parálisis por el análisis– que inhiban la acción gerencial, caracterizada por la escasez de recursos y el dominio de los tiempos.
Por ello, la integración, o mejor, la no separación de la teoría y la práctica, amplía la eficacia del profesional de la empresa, pues hace que el saber hacer prevalezca sobre ambos términos por separado. Pero para romper la barrera artificial entre la teoría y la práctica, más importante aún es
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