1
En 2050 la Tierra tendrá
nueve mil millones de habitantes…
2
Diálogo entre la gastronomía y
la ciencia del mundo vegetal
3
Elogio de la lentitud
4
Un buen paradigma: el mundo vegetal
CARLO PETRINI
La gastronomía: un placer al servicio del cambio
Stefano Mancuso y Carlo Petrini se dan cita en la Universidad de Ciencias Gastronómicas de Pollenzo (Bra); el encuentro da pie a un diálogo animado y a una franca discusión entre dos personalidades brillantes y valientes.
Del fecundo intercambio de ideas entre la gastronomía de la liberación y las ciencias botánicas puede nacer una nueva visión de la Tierra que nos ayude a desprendernos de vetustos paradigmas sobre el mundo y a poner la comida y la agricultura en el centro de un proyecto de defensa de la humanidad.
5
Sostenibilidad: uso y abuso de un concepto
6
Biodiversidad: una verdadera
ecología de la vida
7
El mundo pertenece a las plantas
STEFANO MANCUSO
Un mundo dentro del mundo
STEFANO MANCUSO es una de las máximas autoridades mundiales en el campo de la neurobiología vegetal. Profesor asociado en la Universidad de Florencia, dirige el Laboratorio Internacional de Neurobiología Vegetal y es miembro fundador de la International Society for Plant Signaling & Behavior. Ha publicado más de 250 artículos científicos en revistas internacionales y varios libros, entre los que destaca Sensibilidad e inteligencia en el mundo vegetal (Galaxia Gutenberg, 2015).
CARLO PETRINI es universalmente conocido en el campo de las ciencias gastronómicas. Fundador y presidente de ARCI Gola, a partir de 1989 denominado Slow Food. Esta organización ha creado varios proyectos: el Salón internacional del Gusto de Turín, la Universidad de Estudios de las Ciencias Gastronómicas de Pollenzo y la red de Terra Madre. En 2004, la revista Time lo nombró Héroe Europeo de Nuestro Tiempo en la categoría de Innovador. En enero de 2008 fue el único italiano en aparecer entre las «50 personas con más probabilidades de salvar el mundo» del The Guardian. Carlo Petrini también recibió en 2013 el Premio Campeón de la Tierra del programa del Medio Ambiente de las Naciones Unidas, la más alta distinción de la ONU en cuanto a medio ambiente. Ha publicado varios libros entre los cuales se puede leer en castellano Bueno, limpio y justo: principios de una nueva gastronomía (Polifemo, 2007).
Título original: Biodiversi
Stefano Mancuso & Carlo Petrini, 2015
Traducción: David Paradela López
© de las ilustraciones: Shutterstock: © e X p o s e (cap. 1), Archivio Giunti (cap. 2), © Adrio (cap. 3), por cortesía de Stefano Mancuso (cap. 4 y 5), © Pakhnyushchyy - Fotolia (cap. 6), © Inga Nielsen (cap. 7) © Galaxia Gutenberg, S.L., 2016 Imagen de portada: © Zora Rossi/Shutterstock © Jeannette Lambert/Shutterstock
Editor digital: Titivillus
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Notas
[1] Se refiere a la encíclica Laudato si’ (Alabado seas), publicada el 24 de mayo de 2015, poco después de aparecer la edición italiana de este libro. La traducción al castellano de la encíclica puede consultarse en la dirección: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20150524_enciclica-laudato-si.html. (N. del T.).
[1] La Universidad de Ciencias Gastronómicas de Pollenzo. (N. del E.).
[2] La Universidad de Ciencias Gastronómicas de Pollenzo. (N. del E.).
Tras el impacto que supuso la publicación en español de Sensibilidad e inteligencia en el mundo vegetal, considerado como uno de los libros más importantes de lo que llevamos de siglo, en este nuevo libro Stefano Mancuso mantiene un fértil y lúcido intercambio de ideas con Carlo Petrini, fundador de Slow Food y personalidad universalmente reconocida en el campo de la ciencia gastronómica. Ambos trazan diversas formas de repensar la vida sobre nuestro planeta: el principio de Mancuso según el cual las plantas son organismos vivos complejos y sofisticados se relaciona con la visión de Petrini que pone la alimentación y la agricultura en el centro del proyecto de salvaguarda de la vida humana, de la alimentación de calidad, limpia y justa. Un diálogo que nos exhorta a hacer interactuar la inteligencia humana y la vegetal para establecer un nuevo pacto entre el hombre y la naturaleza, una verdadera ecología de la vida.
Stefano Mancuso & Carlo Petrini
Biodiversos
ePub r1.0
Titivillus 27.04.2020
Stefano Mancuso: Empecemos con algo sencillo, para ir calentando… Tal como yo lo veo, es uno de los mayores problemas que la humanidad tendrá que resolver en los próximos años. El tema debería ser el eje central de la Expo 2015, siempre y cuando la Expo recuerde que alimentar el planeta significa dar de comer a las personas…
Carlo Petrini: Sin duda.
S. M.: Creo que la perspectiva correcta, al menos a efectos de buscar una solución, debería tener en cuenta que, en un planeta con recursos finitos, cualquier sistema que base su existencia en el crecimiento continuo, hasta el infinito, del consumo está abocado al fracaso. Es una observación trivial y de sentido común, pero es lo primero que me viene a la cabeza. No podemos fundar nuestras expectativas para un futuro mejor ni la organización de nuestra sociedad y nuestra economía sobre la necesidad de un consumo creciente. En un planeta cuyos recursos son limitados, y muchos de los cuales, me atrevería a decir, están prácticamente agotados, seguir consumiendo como si sus capacidades no tuvieran fin es un signo de verdadera inconsciencia.
C. P.: Sí… Creo que nos encontramos en un momento en que el paradigma del consumo, el considerar los recursos como si fueran infinitos y, por tanto, el perseguir una producción de alimentos cada vez más intensiva, no sólo provoca daños en el planeta, sino que no resuelve en absoluto el problema del hambre. Resulta oportuno subrayarlo. Hoy en día, asistimos a un desperdicio de comida de dimensiones nunca vistas en la historia de la humanidad.
S. M.: Me parece que esto es connatural a nuestra forma de organizarnos.
C. P.: Es el paradigma imperante el que lo exige. Existen teorías que, amparándose precisamente en el aumento demográfico, defienden que es necesario resolver el problema produciendo aún más. Sin embargo, si son ciertos los datos que nos indican que en torno al cuarenta por ciento de la producción global se desperdicia, entonces el primer sitio donde hay que podar, y con absoluta urgencia, es aquí: hay que reducir el derroche. Y, por consiguiente, adoptar un nuevo paradigma que ponga en primer lugar la responsabilidad de mantener una relación distinta con la naturaleza y, así, gestionar mejor los recursos: no desperdiciar, producir mejor y de manera más eficaz teniendo en cuenta muchos factores, no sólo el beneficio. Éste es el problema de fondo: que en aras de mejorar la producción, nos hemos olvidado no sólo de la finitud de los recursos, sino también de que tiene que haber una ética con respecto a la creación, como diría mi amigo el papa Francisco. Porque existe una ética, un modo sano de interactuar con la naturaleza que ha quedado totalmente abolido por culpa de este afán productivo sin fin.