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Prólogo
El sobrepeso y la obesidad han estado presentes en la mayor parte de mi vida. Desde hace más de 20 años, elegí un camino de sanación; empecé tratando de entender todo lo que me dolía. Entender el origen de mi dolor, entender por qué sucedió lo que pasó, entender cuáles eran los motivos y las carencias de mis padres, entender los porqués y los cómo, tratar de entender todo lo que no me atrevía a sentir. El resultado fue que entendía mucho, pero seguía pesando 100 kilos sin realmente saber por qué. Me sentía totalmente frustrada. ¿Qué era lo que pasaba que no cambiaba esa realidad? ¿Por qué, si yo era “muy consciente”, mi cuerpo no soltaba los kilos que le sobraban? Empecé a encontrar respuestas el día que me atreví a escuchar mi cuerpo, a sentir y simplemente iniciar una vía muy distinta, el camino de la vulnerabilidad y el contacto con mi cuerpo. Fue como aprender un nuevo lenguaje.
El cuerpo tiene su propio lenguaje, regresar a nuestro cuerpo es como regresar a nosotros mismos, a quienes somos en realidad. Me ha llevado bastante tiempo aprender esta nueva lengua, pero me ha permitido ir soltando peso y hoy ya son casi 30 kilos que he dejado ir. Nuestro cuerpo nos habla a través de nuestras sensaciones, síntomas y enfermedades. Escuchar mi cuerpo me dio la posibilidad sobre todo de volver a mí misma y hacer lo que en verdad quiero y necesito. Reconocerme en todas mis dimensiones, sobre todo en mi vulnerabilidad, ha sido el mejor de los caminos andados y todo ello gracias a mi cuerpo.
Ha sido muy satisfactorio leer Hambre emocional de Ángeles Wolder, ya que pone una excelente herramienta al alcance del lector: la Descodificación Biológica. Además, integra muchas de las herramientas que he encontrado en distintos caminos y que me han permitido cambiar la relación con mi cuerpo.
A través de estas páginas, harás un recorrido por muchos conceptos interesantes que te permitirán observar y reflexionar de lleno sobre las emociones, los hábitos al comer, las carencias afectivas y de vinculación, sobre lo que nos grita el cuerpo cuando callamos lo que sentimos y necesitamos. Otro aspecto interesante es cómo afecta lo transgeneracional la relación con el sobrepeso. En fin, este libro es todo un viaje lleno de herramientas para hacer una pausa en el camino y cambiar de fondo tu relación con la comida.
Una vida de lucha, de desvinculación y desprotección sin duda puede dar como resultado el sobrepeso. Sin embargo, se trata de una forma de adaptación que debemos aprender a honrar en nosotros mismos, lejos de rechazarla y hasta odiarla. Apoyar el cambio desde la aceptación y el amor a nuestro cuerpo es parte de la invitación de Hambre emocional. Por si fuera poco, Ángeles Wolder nos brinda herramientas muy poderosas para descodificar desde las raíces el tema, además de que nos ofrece ejemplos prácticos, ejercicios, preguntas para reflexionar e información muy valiosa para entender procesos complejos que inciden en el sobrepeso.
Si quieres sentir y experimentar tu cuerpo como a un aliado y dejar de ir de una dieta a otra sin poder encontrar un camino de paz y sanación contigo mismo, te invito a que hagas este recorrido que generosamente Ángeles nos comparte, para profundizar en los distintos rostros de lo multifactorial que es el sobrepeso, aunque sin duda encontrarás en estas páginas tu propio rostro y un sendero de sanación.
ANAMAR ORIHUELA
La obesidad en tiempos de coronavirus
(HOY, EN 2021, AÚN PREOCUPA MÁS EL SOBREPESO)
Este último tiempo ha sido único y peculiar en el mundo entero. Todos juntos como humanidad nos hemos visto abocados a vivir de una manera diferente debido a las condiciones de la pandemia por coronavirus (SARS-COV-2) o COVID-19 y a interesarnos por una enfermedad a la que nunca le habíamos puesto nombre y por otra que conocíamos bien. La desconocida proviene de un virus que ha dado bastante miedo. La segunda es el sobrepeso que, unida al virus COVID-19, forma una bomba de tiempo porque aumenta la morbimortalidad, lo que significa que la obesidad confiere mayor riesgo a la infección por COVID-19, mayor cantidad de días de hospitalización y mayor gravedad respecto a las personas con peso normal, y esto ya ha sido demostrado en numerosos estudios.
Por ejemplo, una investigación realizada en el año 2020 por la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) señaló que la obesidad es un factor de riesgo que aumenta las probabilidades de tener una forma grave de la enfermedad. Se demostró que 80% de los pacientes con formas graves de COVID-19 que falleció o requirió intubación, ventilación mecánica, asistencia respiratoria o que permaneció más tiempo en las unidades de pacientes críticos presentaba obesidad, lo que ha convertido al sobrepeso en el principal factor de mal pronóstico en esta infección.
En un artículo publicado en The British Medical Journal (The BMJ) se expone igualmente el riesgo entre obesidad y COVID-19. Esta investigación se realizó en el Reino Unido y participaron 428 225 personas, de las cuales 340 estaban ingresadas en el hospital con coronavirus confirmado, 44% tenían sobrepeso y 34% obesidad.
La conclusión entre este estudio y el de OpenSAFELY, realizado con registros electrónicos, es que las posibilidades de morir por COVID-19 aumentan si el paciente es obeso. El riesgo es 27% mayor en la primera categoría de obesidad según el índice de masa corporal 30-34.9, y éste aumenta al doble en la categoría IMC>40. Estudios más pequeños y de otras zonas, como la región de Asia-Pacífico, Europa y Estados Unidos, confirmaron estos hallazgos.
The Lancet publicó un estudio de David Kass, profesor de Cardiología de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, quien a finales de marzo de 2020 realizó una investigación con 265 pacientes (58% hombres) en diferentes hospitales de Estados Unidos, y sus resultados refuerzan la idea de que la obesidad está unida a pacientes con COVID-19.
Una posible explicación puede sustentarse en la presencia de la enzima ace2, localizada en la membrana de las células, la cual usa el SARS-COV-2 para entrar en éstas. Al respecto, cabe mencionar que dicha enzima existe en mayores cantidades en personas con obesidad. La otra relación se establece con una respuesta inmune deficiente. Sin duda, la obesidad comporta un estado proinflamatorio que produce una falta de regulación del sistema inmune, lo que compromete su capacidad de respuesta ante la infección respiratoria por la COVID-19 y propicia un empeoramiento de la enfermedad. Además, se agrava por la presencia de grasa en los tejidos, debido al sobrepeso u obesidad, lo que disminuye la función pulmonar, ya que hay una mayor resistencia en las vías respiratorias y una mayor dificultad para expandir los pulmones. Esto supone una complicación en el intento por mejorar los niveles de saturación de oxígeno. La obesidad ejerce una presión adicional en el diafragma mientras se está acostado sobre la espalda, limitando así la respiración. Se proponen como recursos preventivos la dieta sana y el ejercicio físico, ya que potencian la inmunidad y ayudan, por tanto, al control de las infecciones.