L. Jiménez
Lo que dice la ciencia
para adelgazar de forma fácil
y saludable
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© 2012 L. Jiménez
Primera edición: Marzo 2012
Última revisión: Nov 2013
ISBN: 978-84-615-8877-0
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
Aunque los principios del funcionamiento del metabolismo humano se conocieron y desarrollaron durante el siglo pasado, la civilización occidental moderna ha lanzado un complicado reto a la ciencia de la nutrición en forma de exceso de peso. Hemos sido capaces de conocer con gran detalle complejos procesos químicos que se desarrollan en nuestro organismo, pero la obesidad se ha convertido en un sorprendente e inesperado efecto secundario del aumento de la calidad de vida, hasta extremos insospechados. Algunos incluso hablan de plaga o pandemia, dados los terribles efectos que está teniendo sobre la salud. Y, a pesar de los esfuerzos que expertos y gobiernos llevan haciendo desde hace décadas, el número de personas obesas no deja de aumentar.
Aunque con frecuencia parece que cuando se habla de obesidad nos referimos sobre todo a un problema estético, desde el punto de vista sanitario la cuestión es muy importante. Infinidad de estudios han relacionado la obesidad con enfermedades de gran gravedad y coste: Diabetes, cáncer, hipertensión, infarto de miocardio, ictus, artrosis, etc. Por no hablar de su notable impacto en la degradación de la calidad de vida de quien la sufre, tanto desde el punto de vista físico como psicológico (1).
La sociedad evoluciona, la medicina es una ciencia que avanza como la que más, pero la obesidad no se detiene. Parece que el sobrepeso incluso se ha convertido en una de las señas de identidad de la civilización, como si la opulencia y la gula fueran los pecados que merecen penitencia por vivir mejor que nuestros sufridos antepasados. Penitencia contra la que la ciencia debería haber puesto remedio hace tiempo, pero que inexplicablemente, se resiste y mantiene a pesar de todos los esfuerzos.
Ante esta situación, sólo se me ocurren tres posibilidades que expliquen lo que está ocurriendo:
1. Algo está cambiando la naturaleza humana y, en concreto, en la forma en la que nuestro cuerpo procesa los alimentos y obtiene energía de ellos.
2. Todo el mundo se está volviendo glotón, vago e inconsciente, y sólo piensa en comer.
3. Algo estamos haciendo mal y hay algún error en los conceptos y directrices que se siguen mayoritariamente desde hace años.
Evidentemente, el sentido común nos dice que la más probable es la tercera opción. Pero como se indica en el título del libro, aunque sin dejar a un lado el sentido común, intentaremos basarnos en los datos y en la ciencia más reciente. Y los estudios más recientes parecen confirmar este tercer supuesto, empujándonos a pensar que existen paradigmas alimentarios que ya va siendo hora de derribar.
La alimentación es un acto personal, que cada uno de nosotros realiza varias veces cada día, de acuerdo a unos criterios que, curiosamente, nadie nos ha enseñado. En el colegio no se aprende nutrición con la misma intensidad que matemáticas, biología o historia, así que comemos y cocinamos siguiendo una sabiduría obtenida de infinidad de fuentes dispersas: Familiares, experiencia previa, conocidos, mitos… La consecuencia es preocupante. A pesar de lo relevante que es saber cómo alimentarse, los errores y los vacíos de conocimiento son descomunales..
Más ciencia y más información
Gracias a las nuevas tecnologías, internet ha puesto al alcance de cualquiera una cantidad ingente de información y herramientas de búsqueda que permiten, con la dedicación y el tiempo necesarios, encontrar prácticamente de todo. Es cierto que a menudo la información espuria es tanta que es complicado separar el grano de la paja, pero si se sabe dónde buscar y se dispone de la formación adecuada para poder interpretarla, las posibilidades son infinitas. A pesar de todo, pocas personas se han dedicado a recopilar e interpretar lo que los estudios más recientes y relevantes dicen sobre dieta, obesidad y salud, y divulgarlo convenientemente. Quizás la enorme cantidad de libros para perder peso que cada temporada inunda las librerías, la mayoría de ellos oportunistas y poco rigurosos cuyos autores lo único que pretenden es ganar dinero sin escrúpulo alguno y sin preocuparse realmente por la salud de sus lectores, tiene algo que ver con esta gran confusión.
Quiero que el lector sepa que este no es el típico libro de dietas. En él no encontrará menús detallados, recetas ni un calendario pormenorizado a seguir. Leyendo lo que va a encontrar en las siguientes páginas aprenderá lo que significa exactamente “comer bien”. Aunque le daré a conocer las ideas más poderosas sobre alimentación y salud, tampoco explicaré con minuciosidad lo que debería desayunar, comer o cenar cada día. Las dietas rígidas son muy complicadas de mantener y tienen un índice de fracaso muy elevado, ya que es muy difícil evitar su abandono con el tiempo. Cada cuerpo, cada metabolismo y cada mente son únicos y responden con diferentes matices a la enorme cantidad de alimentos que tenemos disponible en la actualidad.
El objetivo de este libro es que usted aprenda lo necesario para ser capaz de diseñar su dieta perfecta. Las dietas estándar y los métodos únicos no funcionan porque no hay dos situaciones iguales, dos cuerpos idénticos ni dos metabolismos iguales, pero si usted conoce los principios nutricionales básicos, cómo y porqué responde y funciona su organismo cuando procesa los alimentos, será capaz de tomar las decisiones adecuadas. Por eso iré presentando y exponiendo esas ideas fundamentales, basándome en lo que dicen los resultados de la investigación más actual y significativa, para que la pueda interiorizar debidamente y utilizarla para diseñar una alimentación de forma rigurosa, pero también flexible, adaptándola a su cuerpo y a las circunstancias de cada momento. Y verá cómo es mucho más fácil de lo que piensa.
Quizás a veces tenga que simplificar más de lo que me gustaría una explicación, pero no me temblará el pulso si con eso consigo llegar con mayor eficacia al máximo de lectores. Procuraré mantener el difícil equilibrio entre rigor e inteligibilidad, recordando siempre que este libro no está dirigido a los médicos, o al menos no a aquellos que busquen ciencia desde su perspectiva más técnica, sino a cualquiera que esté interesado en comer mejor. Pero quiero dar claro que tampoco éste es un libro de consejos médicos y no pretende sustituir a las indicaciones de un profesional sanitario. Mi formación superior es la de química, y aunque es suficiente para interpretar la ciencia que hay tras numerosas áreas, incluida la nutrición y el metabolismo, no está especializada en el trato con pacientes ni enfermos. Por ello, si su salud requiere de la opinión de un experto, sólo puedo recomendarle acudir a su médico o dietista-nutricionista.
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