© Carlos Tusquets Trías de Bes, 2021.
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Rosa, y a mis hijos: Pol, Sara y Dounia.
y vacaciones para escribirlo. Pero también
dándome sugerencias y útiles ideas.
Presentación
Este no es un libro de introducción a las finanzas ni un simple manual sobre conceptos económicos explicados desde la teoría. El libro que tienes en tus manos es mucho más directo y pretende serte útil desde sus primeras páginas. Aquí aprenderás a afrontar la difícil tarea de administrar tu patrimonio y tus ahorros, y, sobre todo, cómo evitar los grandes errores que la mayoría de la gente comete cada día de manera inconsciente y, a veces, incomprensible. Errores que, recurrentemente, he observado a lo largo de mis más de cuarenta años de profesión como banquero.
El incremento de tus ahorros a largo plazo es un auténtico maratón, una carrera de fondo en la que hay que sortear multitud de obstáculos que en muchas ocasiones ponen en nuestro camino los mercados financieros e incluso los gobiernos (que cambian a menudo el marco legislativo o fiscal). Por eso, hay que aprender a esquivar esos obstáculos o a afrontarlos, según el caso.
Las enseñanzas y los consejos prácticos que encontrarás en Enriquéceme despacio, que tengo prisa no son solo conocimientos genéricos, sino que los podrás aplicar a tu vida cotidiana. Te servirán, por ejemplo, para poder dialogar de tú a tú con tu banco y averiguar si atiende adecuadamente tus necesidades y exigencias. También encontrarás pautas para comportarte como un auténtico inversor.
En este sentido, creo que este libro puede resultar de gran ayuda, no únicamente para el ciudadano medio que no es experto en economía, sino que también puede considerarse una herramienta muy útil para todos aquellos profesionales financieros que se dedican a asesorar a sus clientes. Estoy convencido de que un asesoramiento correcto es el valor más preciado del profesional financiero y la única manera de alinear los intereses de ambos, cliente y asesor, o bien los intereses de tres partes: el cliente, su asesor o profesional bancario y la entidad financiera que este representa.
El objetivo final de Enriquéceme despacio, que tengo prisa no es solo entender mejor cómo funciona en la realidad la economía, sino, sobre todo, conseguir que tus ahorros se incrementen a largo plazo y cómo sortear las crisis que siempre aparecen: burbuja tecnológica, Lehman Brothers, coronavirus... Así, cuando llegue la jubilación y dejes de tener ingresos recurrentes, podrás disfrutar del patrimonio que has conseguido con el esfuerzo y los sacrificios realizados durante todos tus años de vida laboral.
Conociendo a Quique
—Señor Tusquets, no sé para qué quiere usted leer todo eso, si solo traen malas noticias.
Eran poco antes de las nueve de la mañana y acababa de llegar a la sede del Banco Mediolanum, que actualmente presido y fundé en 1983 con el nombre de Fibanc, y Quique, el joven colaborador de recepción de los servicios centrales, me tendió los periódicos como cada mañana.
—Tienes razón, pero si sabes prestar atención a lo esencial de lo que cuentan, pueden darte grandes ideas —le respondí con un guiño—. Incluso pueden hacerte rico.
—¿Me está diciendo que leyendo periódicos puedo ganar dinero? —preguntó con gesto descreído.
—No. Digo sí. Digo... no. Rotundamente no. —Diversas ideas que yo consideraba obvias se me agolpaban en la cabeza y era incapaz de dar una respuesta rápida y concluyente a Quique, que me miraba desconcertado.
Si la economía es simple, ¿por qué me resultaba tan difícil explicarle para qué leo los periódicos? ¿Cómo es que no puedo decirle de forma sencilla lo que sucederá con su dinero si no empieza a ahorrar a conciencia y ya?
Tal vez él había hecho el comentario sobre los periódicos como quien dice «Parece que va a llover», pero el caso es que Quique tiene la edad de uno de mis hijos y sentí la responsabilidad de transmitirle algo útil.
—Te prometo que te lo voy a explicar... —le dije—, pero antes necesito un café.
Subí a mi despacho dándole vueltas en la cabeza a nuestra breve conversación y, ya en mi escritorio, me aflojé la corbata y tomé la decisión de hacer cada mañana un intercambio con Quique: él me entregaría a mí los periódicos, y yo a él, ideas básicas y sencillas de economía y finanzas; ideas o nociones que, por alguna razón, se tornan más difíciles de explicar y de entender si no se dispone de tiempo para asimilarlas, como bien sé por experiencia.
Pero si yo lograba explicarme y hacerle comprender algunos conceptos cada mañana, poco a poco, con algo de suerte, conseguiría que aquel chico estuviera preparado para actuar y disponer de su dinero mucho mejor que otras personas de su edad. Y, desde luego, sin duda antes de llegar a la mía.
No dejes para mañana
lo que puedas ahorrar hoy
¿QUÉ ES EL AHORRO Y PARA QUÉ SIRVE?
Quien mejor vive no es quien más tiene, sino quien administra bien lo poco o mucho que tiene.
ÁNGEL GANIVET
Cuida los pequeños gastos: un pequeño agujero hunde un barco.
BENJAMIN FRANKLIN
Antes que nada decidí que debía definir, con cierta precisión, el término ahorro para poder explicárselo a Quique. El ahorro es ese dinero que apartamos mes a mes de nuestros ingresos actuales, sean cuales sean, y que no vamos a necesitar o cuyo uso no es imprescindible a corto plazo, pero que sí debe estar ahí para que podamos recurrir a él cuando ya no tengamos esos ingresos habituales.
Necesidad es otro término, ciertamente relativo, que debe definirse; está claro que para vivir necesitamos un techo que nos proteja de las inclemencias del tiempo, comida para una alimentación correcta, medicamentos que nos curen si enfermamos y ropa que nos proteja del sol y nos abrigue en invierno. Sin embargo, el concepto de necesidad en la sociedad actual es bien distinto: necesitamos ropa para ir a trabajar, para nuestras actividades sociales, para hacer este u otro deporte y para crearnos una imagen ante los demás; necesitamos esa copa de vino con los amigos y llevar a nuestra pareja a cenar; necesitamos el coche del anuncio y el último modelo del móvil de moda; necesitamos viajar en vacaciones... Necesitamos tantas cosas que parece que el ahorro no tiene cabida como destino de nuestros ingresos, sean cuales sean, como ya he matizado antes. Debemos, por lo tanto, establecer porcentajes de consumo y de ahorro de nuestros ingresos antes de definir ese tipo de «necesidades».
Al planificar los porcentajes de ahorro y gasto hay que tener en cuenta una máxima respecto a la parte de nuestros ingresos que destinamos al ahorro: