Te damos las gracias por adquirir este EBOOK
Visita Planetadelibros.com y descubre una nueva forma de disfrutar de la lectura
¡Regístrate y accede a contenidos exclusivos!
Próximos lanzamientos
Clubs de lectura con autores
Concursos y promociones
Áreas temáticas
Presentaciones de libros
Noticias destacadas
Comparte tu opinión en la ficha del libro
y en nuestras redes sociales:
Explora Descubre Comparte
PRÓLOGO
Un libro puede hacer referencia a sí mismo. En muchos aspectos, este libro encarna las características del cambio mental que describe. Al principio creía estar escribiendo una clase de libro, pero fui cambiando de parecer y, al final, surgió un libro totalmente diferente. Como ocurre con frecuencia, este cambio se dio de una manera imperceptible, casi inconsciente, pero al final estalló en mi conciencia. El resto surgió con fluidez.
Será mejor que me explique. Como muchos académicos que han hecho investigaciones durante décadas, he participado en una amplia red de iniciativas. A lo largo de estos años he estudiado la inteligencia, la creatividad, el liderato, la enseñanza, el aprendizaje, la reforma educativa y la ética, todas desde el punto de vista de la psicología cognitiva. A finales de la década de 1990, un editor de la Harvard Business School Press (HBSP) me preguntó si me gustaría escribir sobre mis ideas para un público empresarial. Tras un leve escepticismo inicial, la invitación me entusiasmó. Acordamos que abordaría cada uno de estos temas centrándome en los problemas propios del mundo empresarial.
Durante los años siguientes hice varios intentos de escribir el libro, pero ninguno acababa de ser plenamente satisfactorio. De algún modo, la idea de reformular mis principales ideas para los lectores del Wall Street Journal o de Business Week no me acababa de convencer. Por aquel entonces me encontraba en una etapa diferente de mi propio pensamiento y el equipo editorial de HBSP también había cambiado. Un día, en el otoño de 2001, mientras estaba hablando con Hollis Heimbouch, la directora editorial, surgió una nueva idea. Tal como la recuerdo, la conversación que actuó como catalizador fue más o menos así. Hollis me dijo: «Estás interesado en la influencia que ejercen los líderes en los miembros de sus grupos, y también estás interesado en la educación y en la dificultad de enseñar algo nuevo. ¿Cuál es la conexión? ¿Cuál es el “hilo conductor”?». De repente me vino a la cabeza una idea de la década de 1970 expresada en la frase poco elegante «Dejemos que Nixon sea Nixon». Dije: «Lo que hoy por hoy me interesa, Hollis, es cómo podemos conseguir que la gente cambie de mentalidad en relación con cuestiones importantes». Ella me respondió: «Pues entonces deberías escribir un libro sobre eso». Con esta conversación aparentemente sencilla cambié claramente de dirección y, sin presiones excesivas, pronto nació un nuevo libro.
Según el modelo que se desarrolla en las páginas que siguen, ¿cómo concebiría ahora aquel cambio mental? Dicho en pocas palabras, empecé con una idea plasmada en una representación: una serie de ensayos sobre varios temas que ya había tratado, salpicados con ejemplos extraídos del mundo de la empresa en lugar de ejemplos sacados del mundo de la educación (mi área de atención habitual). Al final acabé con una idea totalmente diferente: una reflexión en profundidad sobre la naturaleza del cambio mental con ejemplos extraídos de un abanico de ámbitos deliberadamente amplio. En el libro describo siete palancas diferentes para promover el cambio mental. En el caso del cambio que tuvo lugar mientras escribía este libro, las principales palancas que actuaron son las que llamo resonancia, redescripción representacional y resistencia. También describo seis ámbitos o esferas diferentes del cambio mental; en este caso concreto, el ámbito en el que me he centrado es el de la erudición, un ámbito que destaca el cambio de mentalidad basado en la manipulación de distintos sistemas simbólicos. Confío en que el lector descifre esta simplificación a medida que lea Mentes flexibles.
AGRADECIMIENTOS
Muchas personas han contribuido a suscitar este cambio en mi propia mentalidad y a conseguir que este libro llegara a buen término. Mi principal agradecimiento en el campo editorial es para Hollis Heimbouch, que ha perseverado en una empresa a veces frustrante y que, como mínimo, merece mi reconocimiento por su contribución a la forma del libro y a sus contenidos finales. En el campo de la investigación, mi principal agradecimiento es para Kim Barberich, mi competente asistente que me ha ayudado a comprender la aplicabilidad de mis ideas en un contexto empresarial y me ha ofrecido útiles críticas de diversos borradores. En el campo editorial también deseo expresar mi agradecimiento a Marjorie Williams y a Jeff Kehoe, de HBSP; a Lucy McCauley, que ha hecho un trabajo excelente corrigiendo un penúltimo borrador un tanto pesado; y a Cathi Reinfelder y a Jane Bonassar por las etapas finales de la edición. En mi propio despacho, Alex Chisholm se ha hecho cargo de la preparación del manuscrito. Mi esposa, Ellen Winner, y mi hijo, Jay Gardner, me han ofrecido en todo momento su apoyo y su consejo. La Templeton Foundation ha apoyado mis investigaciones sobre el «buen trabajo» en el campo empresarial. Entre los muchos colegas con quienes he hablado de estos temas durante estos años, deseo expresar un agradecimiento especial a tres amigos: a Warren Bennis por su conocimiento incomparable de cuestiones relacionadas con la empresa y el liderato, a Jeffrey Epstein por las excelentes preguntas que plantea y a James O. Freedman por su generosidad y su sabiduría.
Dedico este libro a Courtney Sale Ross-Holst. Empezamos como colegas estudiando a fondo las cuestiones relacionadas con la creación de una nueva escuela. Courtney hizo la mayor parte de la reflexión y yo no dudé en seguirla. Con los años hemos colaborado en numerosas empresas y en muchos lugares y nos hemos hecho buenos amigos. Los consejos de Courtney casi siempre dan en la diana; y usando un término al que rara vez recurro, es una verdadera visionaria. Hay otra manera más directa de decir lo que acabo de decir: Courtney ha cambiado mi mentalidad en relación con muchas cuestiones importantes. Creo que sus ideas hoy visionarias sobre la educación llegarán a parecer comunes y corrientes algún día porque, a una escala mundial, Courtney habrá contribuido a provocar cambios realmente importantes.
Cambridge, Massachusetts
Septiembre de 2003
Capítulo 1
LOS CONTENIDOS DE LA MENTE
Hablamos constantemente de cambios mentales o de mentalidad. El significado de esta metáfora tan corriente parece clara: tenemos la mente orientada en una dirección, se lleva a cabo alguna operación y, como consecuencia, la mente se orienta en una dirección distinta. Pero por muy clara que pueda parecer esta metáfora a primera vista, el fenómeno del cambio mental es una de las experiencias humanas menos estudiadas y hasta diría que menos comprendidas.