Tormenta cerebral
El poder y el propósito
del cerebro adolescente
Daniel J. Siegel
Traducción de
Manu Berástegui
ALBA
Índice
Para Madeleine y Alexander,
por iluminar la esencia vital de la adolescencia.
Para Caroline, por ser una compañera compasiva a lo largo de
este viaje salvaje y lleno de maravillas.
Y para mi madre, por mantener viva y sana su adolescencia interior y
ser un modelo para nosotros.
Primera parte
La esencia de la adolescencia
La adolescencia es un período de la vida tan desconcertante como maravilloso. Comprendido más o menos entre los doce y los veinticuatro años (¡sí, hasta la mitad de la década de los veinte!), la adolescencia se considera en todas las culturas como una etapa de grandes retos tanto para los adolescentes como para los adultos que los rodean. Debido al reto que puede suponer para todas las personas involucradas en el proceso, espero ofrecer apoyo a los dos lados de la frontera generacional. Si eres un adolescente y estás leyendo mi libro, tengo la esperanza de que te ayude a recorrer el camino del viaje personal a veces doloroso, y otras veces emocionante, que es la adolescencia. Si eres padre o madre, profesor, consejero, entrenador deportivo o tutor que trabaja con adolescentes, mi esperanza es que estas exploraciones ayuden no solo a sobrevivir al adolescente que tienes a tu lado, sino a crecer en este período increíblemente formativo de la vida.
Quiero decir desde el principio que existen montones de mitos creados alrededor de la adolescencia que ahora la ciencia nos demuestra de manera clara que sencillamente no son ciertos. Y lo que es aún peor que ser falsos, estas creencias equivocadas pueden complicar la vida de los adolescentes y los adultos por igual.
Uno de los mitos más frecuentes referidos a la adolescencia es que las hormonas disparadas de los jóvenes hacen que éstos «se vuelvan locos» o «se les vaya la cabeza». Eso es sencillamente falso. Las hormonas sí aumentan durante esa fase, pero no son las hormonas las que determinan lo que pasa en la adolescencia. Ahora sabemos que lo que experimentan los adolescentes es, sobre todo, el resultado de cambios en el desarrollo del cerebro. Saber algo acerca de estos cambios puede ayudar a que la vida fluya con mayor facilidad para ti como adolescente y para vosotros como adultos con adolescentes en vuestro mundo.
Otro mito es que la adolescencia no es más que un período de inmadurez y que los jóvenes solo necesitan «madurar». Con una visión tan restringida de la situación, no es de extrañar que se vea la adolescencia como algo que todos tenemos que aguantar, sobrevivir como se pueda y dejar detrás con tan pocas cicatrices de guerra como sea posible. Sí, ser adolescente puede ser difícil de entender y aterrador, y muchas cosas de este período son nuevas y a menudo impactantes. Y para los adultos, lo que hacen los adolescentes puede parecer extraño y hasta incomprensible. Creedme, como padre de dos adolescentes, lo sé. La idea de que la adolescencia es una fase que todos tenemos que soportar es muy restrictiva. Por el contrario, los adolescentes no tienen que limitarse a sobrevivir a la adolescencia; pueden desarrollarse gracias a este importante período de su vida. ¿Qué quiero decir con esto? Una idea básica de la que hablaremos es que, en aspectos muy claves, la «labor» de la adolescencia –poner a prueba los límites, la pasión por explorar lo desconocido y excitante– puede establecer un escenario para el desarrollo de rasgos básicos del carácter que capacitarán a los adolescentes para una magnífica vida llena de aventuras y objetivos.
El tercer mito es creer que el crecimiento durante la adolescencia requiere pasar de la dependencia de los adultos a una total independencia de ellos. Aunque es cierto que existe un impulso natural y necesario hacia la independencia de los adultos que nos criaron, los adolescentes se siguen beneficiando de la relación con los adultos. El cambio sano hacia la madurez se hace a través de la interdependencia, no de un aislamiento total en plan «hazlo tú mismo». La naturaleza de los lazos que mantienen los adolescentes con sus padres como figuras de apego cambia, y los amigos cobran mayor importancia en este período. En última instancia, aprendemos a cambiar de necesitar el cariño de otros durante la infancia, a alejarnos de nuestros padres y apoyarnos más en nuestros iguales durante la adolescencia, para acabar dando cariño y recibiendo ayuda de otros. Eso es interdependencia. En este libro exploraremos la naturaleza de esos afectos y cómo nuestra necesidad de relaciones cercanas continúa a lo largo de toda la vida.
Cuando conseguimos superar los mitos somos capaces de ver las verdades que enmascaran, y así la vida de los adolescentes, y la de los adultos que los rodean, mejoran de manera considerable.
Desgraciadamente, lo que los demás creen de nosotros puede definir cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo nos comportamos. Esto es particularmente así en lo referente a los quinceañeros y a cómo «encajan» las actitudes negativas más frecuentes que proyectan muchos de los adultos (tanto si es directa como indirectamente): que los adolescentes son «descontrolados», «perezosos» o «descentrados». Hay estudios que muestran que cuando a los profesores se les dijo que determinados estudiantes tenían una «inteligencia limitada», estos alumnos dieron peores resultados que otros sobre los que no se había dado una información similar a los profesores. Pero cuando a los profesores se les dijo que esos mismos estudiantes tenían habilidades excepcionales, éstos mostraron una mejora notable en las notas de sus exámenes. Los adolescentes que reciben mensajes negativos sobre quiénes son y lo que se espera de ellos pueden rebajarse hasta ese nivel en vez de desarrollar su potencial auténtico. Como escribió Johann Wolfgang von Goethe, «Trata a las personas como si fueran lo que tendrían que ser y las ayudarás a convertirse en lo que son capaces de ser». La adolescencia no es un período de «locura» o de «inmadurez». Es un tiempo esencial de intensidad emocional, implicación social y creatividad. Ésta es la esencia de lo que «tendríamos» que ser, de lo que somos capaces de ser, y de lo que necesitamos como individuos y como familia humana.
Tormenta cerebral está estructurada de la siguiente manera: la primera parte examina la esencia de la adolescencia y de qué manera entender la importancia de sus dimensiones puede crear vitalidad en el momento actual y durante el resto de la vida. La segunda parte explora la forma en que crece el cerebro durante la adolescencia de manera que podamos sacar todo el partido a las oportunidades que este período de la vida nos ofrece. La tercera parte explora cómo las relaciones dan forma a nuestro sentido de la identidad y lo que podemos hacer para crear conexiones más fuertes con los demás y con nosotros mismos. En la cuarta parte nos sumergimos en los caminos por los que podemos llevar a cabo los cambios y retos de la adolescencia mediante estar presentes, ser receptivos a lo que está pasando de manera que podamos ser totalmente conscientes de los aspectos internos e interpersonales de esas experiencias. A medida que vayamos avanzando también proporcionaré pasos prácticos en las secciones de herramientas de mindsight , que ofrecen medios comprobados científicamente para fortalecer el cerebro y nuestras relaciones.
Dado que todos aprendemos con mayor efectividad de diferentes maneras, puede que, después de leer la primera parte, decidáis abordar este libro con el enfoque que sea mejor para cada uno. Si prefieres aprender mezclando conceptos y hechos con ciencia y relatos, tal vez lo mejor sea leer el libro seguido de principio a fin. Si, por el contrario, aprendes mejor haciendo, mediante la práctica real, entonces las cuatro secciones de herramientas de mindsight serán un punto práctico para empezar; puedes explorar la ciencia y las historias después. He escrito este libro de tal forma que si quieres zambullirte en un tema concreto, puedes hacerlo leyendo primero esa parte: sobre relaciones sería la tercera parte, mientras que para el cerebro sería la segunda parte. Si aprendes mejor mediante las exposiciones basadas en relatos, podrías leer primero la cuarta parte y dejar los capítulos anteriores y las prácticas para más tarde. Mézclalo y descubre qué es lo que mejor funciona para ti. Los capítulos y las secciones de herramientas encajan como un todo; tú decides cómo seleccionarlos de forma que se ajusten a tus necesidades.