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Un mensaje de Dan y Tina
Deseamos expresarte nuestra más profunda admiración por el hecho de que hayas decidido siquiera abrir este libro. También nosotros somos padres, y sabemos por tanto lo difícil que es a veces sobrellevar el día a día, y más aún leer un libro sobre la paternidad. ¡Y ahora no solo has decidido leer un libro sobre la paternidad, sino, por si fuera poco, explorar un libro de ejercicios basado en un libro sobre la paternidad! Sentimos un enorme respeto por tu compromiso con la educación de tus hijos y los cuidados de la salud de tu familia, además de la tuya.
Hemos escrito este libro de ejercicios para ti: para el progenitor ocupado, posiblemente desbordado pero aun así comprometido, que quiere entender a un nivel aún más profundo qué significa conectar con sus hijos. Tal vez lo estés leyendo por tu cuenta, o como miembro de un grupo. Tal vez ni siquiera seas progenitor, sino que quieres comprender a los niños que te importan y relacionarte mejor con ellos. Tal vez seas un educador de padres y uses este libro para ayudar a un grupo a comprender y aplicar mejor el enfoque del «cerebro pleno». Sea cual sea tu caso, este libro de ejercicios es para ti.
En estas páginas, allí donde te pidamos que escribas algo, basta con unas pocas líneas. (Por supuesto, puedes escribir más si quieres.) Se sabe que escribir ayuda a profundizar y ampliar la comprensión, y es una manera excelente de dar sentido a lo que hemos estado haciendo y de analizar cómo podemos mejorar aún más las cosas. Te proponemos varias actividades que puedes llevar a cabo por tu cuenta y/o con tus hijos, pero son absolutamente opcionales. Hemos escrito este libro de ejercicios para que cada capítulo sea una continuación del anterior, pero también puedes ir saltando de uno a otro.
En otras palabras, aquí no hay reglas absolutas. Esto no es una nueva obligación que pende sobre tu cabeza, ni debes sentirte culpable si no te dedicas a ello con regularidad, o si no lo haces tan bien como te gustaría. Este libro de ejercicios solo es una manera de ofrecerte más ayuda y apoyo para que hagas lo que quieres hacer de todos modos: avanzar hacia una comprensión más profunda de tus hijos, mejorar tu conexión con ellos y conocerte más a ti mismo como padre.
Gracias por permitirnos participar en tu viaje.
DAN Y TINA
1 Ser padres con el cerebro en mente
No somos esclavos a lo largo de toda nuestra vida de la manera en que actúa nuestro cerebro ahora: podemos realmente reconfigurarlo para ser más sanos y felices. Esto es aplicable no solo a los niños y los adolescentes, sino a todos nosotros en cada una de las etapas de nuestra vida.
El cerebro del niño
En la introducción de El cerebro del niño, hablamos de los dos objetivos que tienen casi todos los padres. El primer objetivo, y el más inmediato, es simplemente sobrevivir al sinfín de momentos desafiantes que surgen a lo largo del día cuando interactuamos con nuestros hijos. A veces tenemos la sensación de que eso es lo único a lo que podemos aspirar: sobrevivir sin más.
Pero por supuesto queremos aspirar a algo más que a la simple supervivencia. También queremos que nuestros hijos progresen. Queremos proporcionarles experiencias que los ayuden a ser mejores personas, personas que sepan qué significa amar y confiar, que sean responsables, que resistan bien los tiempos difíciles y que lleven una vida con pleno sentido. Queremos ayudarlos a progresar.
Piensa en estos objetivos cuando empieces a trabajar con este libro de ejercicios. Abstráete de todo y luego lee las preguntas que aparecen a continuación. En cuanto hayas dedicado unos minutos a reflexionar sobre ellas, escribe las respuestas en las líneas que verás justo debajo. Procura que sean lo más claras y sinceras posible. Puedes considerar este libro un diario personal, solo para ti.
A lo largo del día, ¿con qué frecuencia caes de pronto en la cuenta de que no haces más que intentar sobrevivir a un momento difícil con tus hijos? Piensa en conflictos entre hermanos, problemas de conducta, peleas por los deberes o por el tiempo que pasan ante la pantalla, faltas de respeto, carreras por las mañanas para que todos estén listos, o en cualquier otra situación. Traza un círculo en torno a la respuesta:
1-2 veces al día | 3-5 veces al día | Más de 5 veces al día |
Ahora piensa en esos momentos concretos de supervivencia. Muchos padres suelen responder a estas situaciones desafiantes centrándose sobre todo en la supervivencia a corto plazo. ¿Cuáles son tus técnicas de supervivencia más habituales? ¿Gritas? ¿Separas a tus hijos? ¿Ofreces algún tipo de incentivo (un premio o una oportunidad) si la conducta cambia? ¿Los amenazas? ¿Les recuerdas las consecuencias de sus actos? Haz una lista de las técnicas de supervivencia a las que sueles recurrir:
Ahora cambia de perspectiva y piensa en cuáles son tus objetivos cuando se trata de ayudar a tus hijos a progresar. ¿Qué deseas realmente para ellos, tanto ahora como cuando avancen hacia la adolescencia y la edad adulta? Tal vez sea la posibilidad de que gocen de buenas relaciones, o de que lleven una vida llena de sentido y trascendencia. Tal vez desees que sean felices, o independientes, o que tengan éxito. Escribe los objetivos hacia los que esperas que progresen tus hijos. Cuando piensas en las personas en las que se convertirán, ¿cuáles son los valores más importantes para ti?
En El cerebro del niño, uno de nuestros objetivos es ayudar a los padres a comprender que los momentos de supervivencia también son oportunidades para ayudar a los niños a progresar. Podemos aprovechar esas situaciones difíciles que se nos presentan a los padres y emplearlas para enseñar a nuestros hijos las valiosas lecciones que queremos que aprendan. Como explicamos en la introducción de El cerebro del niño , «Lo bueno del enfoque “sobrevivir y progresar” es que no necesitas buscar tiempo para ayudar a tus hijos a progresar. Puedes emplear todas las interacciones que compartís –tanto las estresantes y las enfurecedoras como las milagrosas y adorables– como oportunidades para ayudarlos a ser las personas responsables, afectuosas y capaces que deseas que sean. Ayudarlos a ser más ellos mismos, más resistentes y más fuertes, a estar más a gusto con el mundo. De eso trata este libro: de aprovechar esos momentos cotidianos con tus hijos para ayudarlos a alcanzar su verdadero potencial».
Ahora dedica unos minutos a pensar en un momento concreto de los últimos días en que algo no fue bien entre tú y uno de tus hijos. Imagínate a ti mismo en ese momento. Represéntate a ti mismo, y represéntate a tu hijo. A continuación escribe. Primero, describe cómo te comportaste y cómo reaccionaste en esa situación. Simplemente explica lo que hiciste, sin mencionar emociones ni emitir juicios. Imagina que eres una cámara que graba lo sucedido. (Por ejemplo, puedes escribir: «Cuando pegó a su hermana, me puse como una fiera. No le grité, pero lo reñí mucho, diciéndole que era demasiado fuerte y mayor para hacer eso. Básicamente lo avergoncé. Luego…»)
Escribe aquí sobre tu experiencia.
Ahora aplica a la situación el modelo «sobrevivir y progresar». Cuando analizas tu reacción, pregúntate lo siguiente: ¿Hasta qué punto te limitaste a intentar sobrevivir a lo que iba mal en ese momento, fuera lo que fuese? ¿Y hasta qué punto tus acciones te permitieron ayudar a tu hijo a progresar y aprender una lección importante aplicable en el futuro? Recuerda que los dos objetivos son importantes. No tiene nada de malo sobrevivir al momento. La cuestión aquí es en qué medida también prestaste atención al desarrollo de las aptitudes a largo plazo de tu hijo y lo ayudaste a crecer y aprender a partir de esa experiencia. Escribe aquí sobre ello.