Índice
D. J. S.: Para Alex y Maddi, que me inspiran a diario para estar presente como padre, pese a que andan por el mundo en el viaje de la vida que seguimos compartiendo; y para Caroline, por la forma en que seguimos presentes el uno para el otro. Gracias a todos.
T.P.B.: Para Scott, que está presente para mí, y para mis tres «apegüelos», Ben, Luke y JP: que encontréis un júbilo y un sentido profundos al estar presentes para los demás y al rodearos de personas que estén presentes para vosotros.
De Tina y Dan: Para todos los padres e hijos de este mundo: sois nuestra esperanza para el futuro y el puente que nos permite estar presentes para el planeta Tierra.
Si alguna vez hay un mañana en que no estemos juntos…
hay una cosa que nunca debes olvidar.
Eres más valiente de lo que crees, más fuerte de lo que pareces,
y más listo de lo que piensas. Pero lo más importante es que,
incluso si nos separamos… siempre estaré contigo.
Christopher Robin a Winnie-the-Pooh
La gran aventura de Winnie-the-Pooh
Palabras de bienvenida
En nuestro libro más reciente, El cerebro afirmativo del niño, respondimos a una pregunta que los padres y las madres nos plantean una y otra vez: ¿Qué rasgos debo potenciar predominantemente en mis hijos? En ese libro analizamos los principales atributos que los padres deben tratar de inculcar en sus hijos a fin de ayudarlos a convertirse en adultos capaces de llevar vidas felices, satisfactorias, relacionales y llenas de sentido.
El libro que ahora tienes en tus manos responde a una pregunta distinta, centrada no tanto en las cualidades de los propios niños como en el planteamiento que debe adoptar un progenitor al criar a su hijo: ¿Qué es lo más importante que puedo hacer por mis hijos para ayudarlos a salir adelante y a sentirse a gusto en el mundo? Observa que esta pregunta no se centra tanto en las aptitudes y capacidades que quieres desarrollar en tus hijos como en la forma en que enfocas tú la relación paternofilial.
Nuestra respuesta es sencilla (pero no necesariamente fácil): debes estar presente para tus hijos.
Va a ser para nosotros todo un placer explicarte a qué nos referimos con eso y ayudarte a entender lo crucial que es el hecho de estar presente. Nuestro principal objetivo es dejar de lado las discusiones y controversias en torno a la manera de criar a los hijos y reducir la labor de los padres al concepto más importante cuando se trata de ayudar a los hijos a ser niños felices y sanos, para que disfruten y tengan éxito en la vida y en las relaciones. Siempre procuramos evitar las fórmulas simplistas y las supuestas «panaceas» que ofrecen el «camino verdadero» para criar a los hijos. La realidad es que la labor de los padres es compleja y difícil, y las respuestas a la mayoría de las preguntas dependen de la edad y la etapa en el desarrollo del niño, las circunstancias generales y el temperamento del niño, además del tuyo.
Nuestro principal objetivo es dejar de lado las discusiones y controversias en torno a la manera de criar a los hijos y reducir la labor de los padres al concepto más importante cuando se trata de ayudar a los hijos a ser niños felices y sanos, para que disfruten y tengan éxito en la vida y en las relaciones.
Dicho esto, añadiremos que casi todas las preguntas y dilemas con respecto a la labor de los padres se circunscriben a la idea de relación, así que en eso vamos a centrarnos aquí. Aquellos de vosotros que conocéis nuestras otras obras – El cerebro del niño, Disciplina sin lágrimas y El cerebro afirmativo del niño – veréis que en muchos sentidos este libro completa nuestro cuarteto de títulos, reuniendo las diversas ideas sobre el cerebro pleno y sintetizando «de qué va todo esto». Y si no habéis leído aún los libros anteriores, El poder de la presencia puede ser una excelente introducción a todo lo que hemos escrito en los últimos años.
Gracias por concedernos la oportunidad de daros a conocer la importancia de la presencia.
Dan y Tina
Capítulo 1
Qué significa estar presente
U n mensaje que transmitimos una y otra vez siempre que escribimos sobre el ejercicio de la paternidad es que no hace falta ser perfecto. Nadie lo es. No existe una forma de criar a los hijos libre de defectos. (Haremos una pausa mientras dejas escapar un profundo suspiro de alivio.) Así que brindemos con un trago de zumo de fruta caliente, olvidado en el monovolumen, por todos nosotros, los padres imperfectos.
En cierto modo eso ya lo sabemos, pero muchos –en especial los progenitores comprometidos, considerados y conscientes de su labor– incurrimos sistemáticamente en sentimientos de ansiedad o ineptitud. Como es natural, nos preocupamos por nuestros hijos y su seguridad, pero también nos preocupa no educarlos lo «suficientemente bien». Nos preocupa que nuestros hijos de mayores no sean responsables o resilientes o relacionales o… (rellenar el espacio en blanco). Nos preocupa fallarles o herir sus sentimientos. Nos preocupa no prestarles atención suficiente, o prestarles demasiada atención. ¡Incluso nos preocupa preocuparnos demasiado!
Hemos escrito este libro para todos los padres imperfectos dispuestos a cuidar con esmero a sus hijos (así como para los abuelos y los maestros y los profesionales imperfectos y cualquiera que cuide con esmero a un niño). Tenemos un mensaje fundamental que ofrecerte, un mensaje reconfortante y esperanzador: cuando no sepas bien cómo reaccionar ante tu hijo en una situación determinada, no te preocupes. Siempre hay algo que puedes hacer, y es la mejor opción. En lugar de preocuparte, o de tratar de alcanzar un nivel de perfección que sencillamente no existe, basta con que estés presente.
Estar presente significa lo que parece. Significa estar ahí para tus hijos. Significa estar presente en sentido físico, así como proporcionarles una presencia de calidad. Proporciónasela cuando estés atendiendo sus necesidades; cuando estés expresándoles tu amor; cuando estés aleccionándolos; cuando os riáis juntos; incluso cuando discutas con ellos. No tienes que ser perfecto. No tienes que leer todos los libros de éxito sobre el ejercicio de la paternidad, ni que inscribir a tus hijos en todas las actividades de enriquecimiento personal adecuadas. No tienes que ser un progenitor comprometido. Ni siquiera tienes que saber exactamente lo que estás haciendo. Basta con tu presencia.
Estar presente significa poner todo tu ser –tu atención y tu conciencia– cuando estés con tu hijo. Cuando estamos presentes para nuestro hijo, lo estamos mental y emocionalmente, y en ese preciso momento. En muchos sentidos, no existe más tiempo que el ahora –este momento presente en el tiempo–, y recae en ti la responsabilidad de aprender a ofrecer tu presencia de formas que te empoderen en grado sumo a ti como progenitor y fomenten en tu hijo la resiliencia y la fortaleza. Es este poder de la presencia lo que nos permite crear una mente empoderada para nuestros hijos… incluso si metemos la pata con regularidad.
Según tus antecedentes y la clase de padres que tuviste en la infancia, estar presente para tus hijos podría salir de ti con naturalidad. O bien podría resultarte difícil. Puede que ahora reconozcas que no estás presente para tus hijos de manera sistemática, ni física ni emocionalmente. En las próximas páginas analizaremos cómo, al margen de tus propias experiencias de infancia, puedes ser –y seguir siendo– la clase de progenitor que quieres ser.
Por supuesto, todos tomamos decisiones buenas y malas en nuestra faceta de padres, y hay muy diversas aptitudes que podemos adquirir para ayudar a nuestros hijos a desarrollarse de formas óptimas. Pero, en definitiva, el ejercicio de la paternidad consiste sencillamente en estar presentes para nuestros hijos. Como pronto explicaremos, las investigaciones longitudinales sobre desarrollo infantil muestran que uno de los mejores predictores para saber cómo será nuestro hijo –en cuanto a felicidad, desarrollo social y emocional, dotes de liderazgo, relaciones significativas e incluso éxito académico y profesional– es si ha adquirido seguridad por tener al menos una persona que estuviera presente para él. En distintas culturas de todo el mundo, estos estudios constatan que hay una manera universal de ejercer bien la paternidad, aunque no exenta de defectos. Y lo bueno es que estas constataciones empíricas pueden sintetizarse y luego hacerse accesibles a todos nosotros, los padres imperfectos de todo el mundo. De eso trata este libro.