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Introducción
Piel putrefacta, ropa rasgada y sucia, ojos que miran al vacío, ausencia de alma, consciencia y voluntad, pérdida del habla, olor a muerte, sangre podrida, negra y coagulada y un apetito voraz por cerebros humanos… ¿Te suena familiar?
Por décadas, los zombies nos han causado asombro, miedo, intriga y curiosidad por su naturaleza fuera de este mundo. A diferencia de otros seres o entes que conocemos a través de las leyendas populares, ciencia ficción o historias de terror —como los alienígenas, hombres lobo, vampiros o espíritus—, los zombies son unas criaturas cuya conciencia y esencia vital abandona por completo sus cuerpos (por eso se piensa en ellos como cuerpos sin alma). Básicamente, los zombies son criaturas vacías, cuerpos huecos. Este ser nos parece espeluznante porque presenta una versión macabra de los humanos.
Los alienígenas o los hombres lobo, por ejemplo, tienen consciencia; se parecen a nosotros no tanto por su forma humanoide o porque son personas hasta que se transforman en otra cosa cada luna llena, respectivamente, sino porque pueden pensar, sentir, razonar. En cambio, los zombies son personas que han perdido ese factor x, esa magia, esa chispa que nos hace seres humanos. Diría que el sentimiento causado por la angustia que nos genera la presencia de estas cosas humanoides es el sentimiento de lo siniestro. Los zombies son siniestros, ¿por qué? Porque, en efecto, son parecidos a nosotros pero no son literalmente como nosotros. Los zombies fueron personas, pero ahora son otra cosa que nos resulta extraña, rara, desconocida; y, sin embargo, no por ello dejan atrás su ya abandonada vida humana. Los zombies nos inquietan porque nos muestran toda la degradación a la que podemos llegar.
Todas las personas hemos tenido contacto con los zombies, ya sea a través de una película, un libro, un videojuego, un video musical, un relato de terror o cualquier otro medio de representación. Hay todo un universo de conceptos interesantes acerca de lo que son los zombies, de sus orígenes, de sus modos de “vida” (¿o debería decir modos de muerte?), de sus características. Por ejemplo, ¿sabías que no todos los zombies son muertos vivientes? El muerto que regresa a la vida en busca de un jugoso y delicioso cerebro humano es sólo una de las nociones bajo las cuales los zombies aparecen como seres tenebrosos en nuestra cultura.
También tenemos zombies que no murieron antes de convertirse en entes putrefactos, sino que fueron personas infectadas por un virus desconocido y letal. El virus no mata a estas personas, ¡sólo las transforma! Hay cualidades por las cuales podríamos reconocer a un zombie a primera vista, pero con las numerosas y creativas representaciones de este ente que existen en la cultura contemporánea, ¿cómo podemos saber si un ente es o no un zombie? En este panorama, ¿cuáles son los criterios para determinar qué es un zombie y qué no?
Mi afición por los zombies, que es casi un amor que tengo por estos seres y sus historias, comenzó desde que yo tenía una edad muy corta. En ese entonces estaba de moda el PlayStation 1, y con él la saga de videojuegos que después se convertiría en una franquicia de películas, Resident Evil.
Jugué la primera entrega de la saga, y me hechicé completamente. La idea de poder ser un policía que luchaba en contra de cosas humanoides extrañas me pareció un asunto alucinante —hasta el día de hoy me emociono cuando escucho los nombres de los protagonistas de esta serie. ¡Y qué decir cuando Resident Evil llegó a la pantalla grande! Desde ese momento supe que estas historias trascenderían los años y seguirían renovándose cada cierto tiempo: ¡a las personas nos gusta la adrenalina que sentimos cuando vemos a otros humanos escapando de otros ex-humanos! Bueno, claro que también he tenido vivencias tétricas que me han hecho dudar sobre si de verdad me gusta todo lo relacionado con los zombies.
Lo mejor de este universo zombie y lo que más aprecio es que cada vez toma más fuerza en la cultura y el mundo del entretenimiento; cada vez conocemos más nuevos y frescos relatos que nos atrapan y mantienen con el ojo pelado. Me encanta ver cómo cada quien tiene su propia experiencia con los zombies y entra en contacto con un horizonte de posibilidades de lo más variadas y divertidas.
En este libro no busco hacer una lista larga y tendida en la cual nombre a todos los zombies que han existido en la historia de la imaginación humana (¡sería una tarea interminable, aunque entretenida!). Mi objetivo es mostrarte una perspectiva general y amplia, pero no por eso insuficiente, del universo zombie. Te hablaré sobre el origen de estas criaturas, de sus características, de cómo ha ido cambiando la idea de este ser a lo largo de las décadas, de cómo se ha representado a los zombies en los productos de la cultura y, claro que no puede faltar, verás cómo sobrevivir a un apocalipsis zombie (esperemos que este último punto no sea necesario en el futuro cercano).
Conocerás con mayor detalle de dónde viene este concepto que hoy ha tomado mucha fuerza en el mundo del entretenimiento de los tiempos actuales. En realidad, ¡los zombies han existido en nuestro imaginario desde hace más de ochenta años! Esta figura ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, y con esa evolución vienen historias nuevas e irresistibles que nos dejan deseando saber más y con el ojo pegado a la pantalla o, en este caso, a la página.